La reducción de las emisiones de efecto invernadero se estanca en España y complica su objetivo climático
Un estudio del BC3 apunta a que los gases expulsados en 2025 serán casi los mismos que en 2024. Los autores reclaman transformar el sector del transporte y electrificar la economía


España ha detenido el ritmo de reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero, que están detrás del calentamiento global que dispara los termómetros y hace más duros los fenómenos meteorológicos extremos. Según los cálculos del Observatorio de la Transición Energética y la Acción Climática (OTEA) del Basque Centre for Climate Change (BC3) este 2025 cerrará prácticamente con las mismas emisiones brutas que en 2024. Las estimaciones de estos expertos, que realizan un seguimiento de los principales sectores de actividad del país, apuntan a que este año los gases caerán apenas un 0,2% respecto a 2024, cuando ya se había frenado la tendencia de reducción. Es decir, “las emisiones se mantendrían en niveles parecidos a los de 2023″, detallan los autores en su informe.
La consecuencia más importante, advierten, es que, tras dos años sin una reducción significativa, España se está alejando del objetivo climático al que se ha comprometido con la Comisión Europea.
En la última actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) el Gobierno se estableció como meta que las emisiones cayeran un 32% en 2030 respecto a los niveles de 1990. Pero este 2025, según estas estimaciones, serían solo un 6,5% menores que las de 1990. Esto obliga ahora a que entre 2026 y 2030 el ritmo de reducción anual tenga que ser de algo más de un 6% de forma sostenida si se quiere cumplir con la meta que se autoimpuso España ante la Comisión Europea, lo que supone una exigente trayectoria.
“Al ritmo actual, como muestra el estudio, España se quedaría cerca de una reducción del 23%, y lejos del 32% necesario para 2030″, detalla Mikel González-Eguino, uno de los autores del BC3 que han elaborado este informe. “El cumplimiento se está complicando y obliga a acelerar en todos los sectores: cada tonelada evitada cuenta”, señala a EL PAÍS.
Los expertos explican en su estudio que tras varios años en los que el sector eléctrico ha sido el principal motor de la descarbonización en España, en 2025 las emisiones asociadas a la generación eléctrica han aumentado. “Este repunte está relacionado, en gran medida, con el apagón del 28 de abril, que dio lugar a la puesta en marcha de una operación de seguridad reforzada del sistema eléctrico”, señalan. Y básicamente ha supuesto el incremento de “la actividad de las centrales de ciclo combinado” que queman gas natural, lo que se ha traducido en mayores emisiones.
Contrasta esta situación con la tendencia de los últimos dos años, cuando las emisiones de la generación eléctrica en España se redujeron un 28% en 2023 y un 19% en 2024 gracias al auge de las renovables. “Si bien las emisiones del primer trimestre de 2025 ya eran algo superiores a las del mismo periodo de 2024, tras el apagón del 28 de abril las emisiones aumentaron a mayor velocidad”, afirman los autores.
Sin embargo, estos expertos del BC3 recalcan que, pese a este aumento coyuntural, “el sector eléctrico también ha aportado señales positivas durante el año”. Por ejemplo, el abandono del carbón, “aunque su uso ya venía disminuyendo en ejercicios anteriores, desde agosto de 2025 su contribución es prácticamente nula”. Resaltan en un segundo lugar el incremento constante y elevado de “la capacidad instalada de energías renovables”. “Con datos hasta noviembre, en 2025 la capacidad solar fotovoltaica ha aumentado en 7,9 GW y la eólica en 0,9 GW. Todo apunta a que la nueva capacidad renovable instalada en 2025 será similar a la de 2024, año en el que se alcanzó un máximo histórico de 11 GW”, añaden.
Por eso las preocupaciones de estos expertos a la hora de analizar la trayectoria de las emisiones en España no está tanto en el sector eléctrico. “Pese a la salida del carbón y el auge de las renovables, el transporte y la electrificación de la demanda siguen siendo el gran reto pendiente”, resume González-Eguino.
“El principal desafío para la descarbonización en España sigue concentrándose, especialmente a corto plazo, en el sector del transporte”, apuntan el estudio. “Sus emisiones representan aproximadamente un tercio del total y en 2025 volverían a aumentar”, añaden. Y eso a pesar del fuerte impulso en la matriculación de vehículos electrificados que se ha vivido este año: “La movilidad requiere una transformación profunda”, advierten.
“El sector del transporte sigue siendo el mayor desafío para la descarbonización”, concluyen. “No obstante, 2025 aporta un dato positivo: la cuota de mercado de turismos electrificados casi se duplica respecto a 2024, pasando del 11% al 20%”, añaden. “El Plan Auto 2030, aprobado este mismo año, puede contribuir a acelerar esta transformación, aunque sigue siendo fundamental promover el cambio modal hacia el transporte público y otros sistemas de movilidad sostenible, dado que la dependencia de los vehículos privados sigue siendo elevada”, proponen.
Contexto
Es importante también tener en cuenta el contexto en el que se ha producido la evolución de las emisiones en 2025: un fuerte crecimiento económico y de población en España. Este año se espera que el crecimiento del PIB sea del 2,9%, mientras que la población ha aumentado en 528.225 personas entre el tercer trimestre de 2024 y el de 2025. “En este escenario, tanto las emisiones per cápita como las emisiones por unidad de PIB continúan reduciéndose”, señala el estudio, lo que supone una buena noticia al ahondar en el desacople entre los gases de efecto invernadero y el crecimiento económico y demográfico en España.
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