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Mario Marcel
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Honestidad brutal

Mario Marcel no es el primer político que tiene que apoyar una candidatura que le disgusta, ni en dar la mano a un partido que lo aporreó sistemáticamente

Antes de la derrota en el plebiscito constitucional de septiembre de 2022, Mario Marcel ya estaba ahí. El economista se sumó al Gobierno de Gabriel Boric bajo la premisa de que el Frente Amplio carecía de experiencia en la gestión de las finanzas públicas y necesitaba alguien que diera garantías a los chilenos y al mundo económico. No fue alguien que llegara después de un giro forzado. Dicho de otra forma: estaba dispuesto a tolerar el proyecto original con el cual Boric llegó a La Moneda.

Hace pocos días, ya renunciado, Marcel dio una entrevista a EL PAÍS donde esboza opiniones que el público general desconocía. Está escribiendo un libro sobre la crisis que va desde el estallido social de 2019 hasta 2024, cuando ya se puede decir que se recupera la ‘normalidad’. Quizás eso explica el extraño lugar desde el cual habla: como un observador ajeno a lo ocurrido, como si no hubiera sido parte fundamental de casi el 90% del gobierno de Boric (86%, para ser exactos).

El problema no reside en su defensa de lo realizado como ministro, ni de cómo valora los indicadores económicos comparados con el inicio del gobierno. Otros podrán analizar con mayor detalle las finanzas públicas y evaluar si hubo avances. Sin embargo, no parece que todo sea tan prometedor como él señala. El discurso oficial de la ‘normalización del país’, repetido a diario desde hace meses, no coincide con la realidad: recuperar el progreso económico sigue siendo una de las principales preocupaciones ciudadanas en todas las encuestas, junto con la seguridad.

Lo más llamativo de la entrevista es lo que la titula. Marcel dice: “Votaré por Jeannette Jara, pero con una aprensión: el rol del PC en un eventual gobierno suyo”. Son palabras sorprendentes viniendo desde dentro del gobierno. Al exministro no le falta experiencia para evaluar cómo se comportará el comunismo con Jara. De hecho, él mismo menciona un antecedente crítico: el rol central que jugó el PC en la Convención Constitucional y su intento de refundación radical del país.

Como si fuera poco, afirma que las mayores dificultades de la candidatura de Jara vienen del PC (algo evidente para cualquier observador). Solo que Marcel elige no responder la pregunta que él mismo formula: ¿qué está pensando el PC para un futuro periodo y cómo se reflejará en un gobierno de Jara? Es un ejemplo de ceguera selectiva. Según él mismo relata, vio la “alianza tácita con los grupos más radicales, como la Lista del Pueblo, que llevó a conflictos importantes con otra parte de la alianza de gobierno, que incluso se tradujo en funas al colectivo socialista; el intento por imponer propuestas muy extremas”. Si uno revisa las resoluciones de los congresos del PC, ninguno de esos objetivos ha cambiado. Apenas hubo un ajuste estratégico, un repliegue táctico. Son congruentes, además, con las críticas permanentes de dirigentes comunistas a la política fiscal de Marcel, a quien acusaron de hacer “casi un dios el recurso por sobre la necesidad social”. ¿Se puede apoyar la candidatura de una militante del PC después de esas advertencias siendo enteramente honesto? ¿Se puede pensar que la coalición con ellos esta vez sí funcionará, a pesar de los abundantes ejemplos en contra?

A veces, en el extranjero se escucha el dicho “a los chilenos hay que escucharlos hasta que dicen ‘pero’”. Marcel no es el primer político que tiene que apoyar una candidatura que le disgusta, ni en dar la mano a un partido que lo aporreó sistemáticamente. Con todo, el ‘pero’ de Marcel significa mucho: no es nada menos que una lápida para la campaña de su compañera de Gabinete. Si un socio cercano tiene aprensiones sobre cómo se comportará el PC, ¿qué queda para el resto de nosotros?

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