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Una misión científica en la fosa oceánica de Atacama en busca de ecosistemas ocultos

Un grupo de investigadores chilenos y chinos quiere descender a 8.000 metros del Pacífico oriental para confirmar si existe macrofauna basada en quimiosíntesis, como ya se ha descubierto en el mar de Kamchatka

Fosa oceánica de Atacama
Maolis Castro

Inspirados en recientes expediciones en el Pacífico occidental, una misión conjunta de científicos de Chile y China se alistan para descender hasta la fosa oceánica de Atacama, con más de 8.000 metros de profundidad y una de las más extensas del mundo, en busca de ecosistemas sustentados por la quimiosíntesis. Esta sería la primera vez que se realiza un recorrido tan extenso y duradero –unos 1000 kilómetros para explorar unos 50 puntos durante dos a tres meses–, dado que, en 2022, cuando se hizo la primera inmersión con seres humanos, solo se descendió hasta dos sectores, una hazaña que se consiguió en 10 días.

En aquella ocasión, los investigadores del Instituto Milenio de Oceanografía (IMO) con base en la Universidad de Concepción de Chile, los mismos que ahora quieren volver a sumergirse en el Pacífico oriental junto con un equipo del Instituto de Ciencias e Ingeniería de Aguas Profundas (IDSSE, por sus siglas en inglés) de la Academia China de Ciencias, no pudieron recolectar material físico con el sumergible, que permitiera, entre otros aspectos, estudiar y hasta descubrir nuevos organismos marinos, y entender los procesos que generan los grandes terremotos y tsunamis, como el de 8,8 de magnitud que sacudió a la península rusa de Kamchatka, el 29 de julio, y puso en alerta a las costas chilenas y de otros países de América.

La expedición se realizará en el sumergible tripulado Fendouzhe, perteneciente al IDSSE, que del 8 de julio al 17 de agosto de 2024 se introdujo en los mares que rodean la península de Kamchatka para descubrir moluscos bivalvos ancestrales y gusanos marinos (poliquetos siboglinidos) en lugares a los que no llega ni un rayo de luz.

Mengran Du, del IDSSE y principal autora de la investigación publicada en la revista Nature en julio, explica que estos seres sobreviven por la acción de microbios simbióticos dentro de estos animales, que utilizan la energía obtenida de la oxidación del sulfuro de hidrógeno o metano para sintetizar compuestos orgánicos. “Esperamos descubrir comunidades quimiosintéticas similares en la próxima expedición a la fosa de Atacama. También esperamos descubrir especies no documentadas hasta ahora, así como interacciones desconocidas entre animales y microorganismos que han evolucionado en las condiciones de alta presión de la zona hadal”, dice a EL PAÍS.

Osvaldo Ulloa, director del IMO y del nuevo Instituto de Océanos de la Universidad de Concepción, dice que, si bien ya se conocía la existencia de filtraciones de metano y sulfuro de hidrógeno en las fosas oceánicas por debajo de los 6.000 metros —así como los tapices microbianos asociados a ellas—, lo realmente sorprendente fue descubrir que incluso en estos ambientes extremos pueden desarrollarse extensas comunidades complejas sostenidas por la quimiosíntesis, con una abundante macrofauna compuesta especialmente por almejas vesicomiidas y gusanos tubícolas. “Estos hallazgos sugieren que la vida basada en la quimiosíntesis y la simbiosis podría tener una distribución mucho más amplia en nuestro planeta de lo que se suponía, formando un corredor global de vida quimiosintética a lo largo de las fosas y adaptándose a las colosales presiones hidrostáticas de la zona hadal (entre los 6.000 y los 11.000 metros de profundidad). Este hecho desafía profundamente nuestra comprensión de los límites y la extensión de la vida en la Tierra”, explica.

La hazaña en aguas chilenas podría comenzar en diciembre de este 2025 o enero de 2026, pero hasta ahora depende de la autorización de las autoridades del país sudamericano, las que podrían demorar unos meses en dar una respuesta mientras se constatan las medidas de seguridad y otros aspectos claves para el desarrollo de la exploración. Bajar a lo más profundo del océano supone riesgos por la presión extrema. Cualquier deficiencia en el mantenimiento o un diseño inadecuado del sumergible puede terminar en una fatalidad, como ocurrió hace dos años cuando implosionó el Titan, con cinco personas a bordo, mientras se dirigía hasta los restos del Titanic, situados en el norte del Atlántico.

Sin embargo, el Fendouzhe está diseñado para operar a las mayores profundidades del océano mundial, 11 kilómetros, durante varias horas seguidas. En 2023, los directores del IMO y de IDSSE firmaron un Memorando de Entendimiento para colaborar en investigaciones y, entre otras acciones, también realizar esta expedición. “Para Chile, esta expedición conjunta es una oportunidad histórica para descubrir y estudiar los ecosistemas marinos profundos que se encuentran frente a nuestras costas. Mientras la humanidad busca vida en otros planetas, es fundamental que también exploremos los secretos de nuestro propio mundo submarino, rico en biodiversidad y lleno de misterios por descubrir”, comenta Ulloa.

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Sobre la firma

Maolis Castro
Es periodista de EL PAÍS en Chile desde 2024, antes estuvo en el medio económico Bloomberg Línea. Trabajó para EL PAÍS desde Venezuela entre 2016 y 2019. También estuvo en el portal de periodismo de investigación Armando.info y El Nacional. Ha colaborado para medios como Pulso (Chile), The Wall Street Journal y ABC (España).
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