La transformación empieza por las y los docentes: de Santiago al mundo
Llegamos a la Cumbre Mundial de Docentes con una evidencia innegable: los análisis internacionales estiman que se necesitarán 44 millones de docentes adicionales para alcanzar las metas de 2030, y la cifra aumenta a los 50 millones al sumar la educación inicial

La Cumbre Mundial de Docentes que se celebra en Santiago de Chile del 28 al 29 de agosto brinda una oportunidad irrenunciable a los Estados de coordinar esfuerzos con los gremios docentes para la concreción del cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible: garantizar una educación de calidad, inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todas las personas.
Llegamos a esta cumbre con una evidencia innegable: el mundo necesita docentes. Solo considerando primaria y secundaria, los análisis internacionales estiman que se necesitarán 44 millones de docentes adicionales para alcanzar las metas de 2030, y la cifra aumenta a los 50 millones al sumar la educación inicial. Estos no son meros datos estadísticos, sino el resultado de decisiones políticas, y cambiar la tendencia depende de lo que los Estados hagan hoy a través de las políticas públicas.
UNESCO lo resume con claridad: la escasez docente multiplica aulas masificadas, profesorado sobrecargado y brechas educativas más hondas. Si no cambiamos el rumbo, priorizando la educación en los presupuestos nacionales, la escuela pública seguirá apagando incendios en vez de encender futuro.
Esta cumbre, organizada por UNESCO y el Gobierno de Chile, ocurre en un momento decisivo: debemos comprometernos y actuar hoy. Con este propósito, se espera que este encuentro mundial culmine con un Consenso de Santiago que obligue a los Estados a pasar del diagnóstico a la implementación, con recursos, plazos y seguimiento.
Nuestra hoja de ruta es clara y compartida. Primero, abrir la puerta a más docentes, y cuidar a quienes ya están en la profesión. Hablamos de planes con miradas de Estado y con presupuesto para atraer y retener al personal docente, con salarios dignos, tiempos pedagógicos sostenibles, inducción y mentoría, y con espacios de participación efectiva de las y los docentes. Eso reconoce su valor, y devuelve el sentido a enseñar con dignidad y propósito.
Segundo, implementar sin dilación las Recomendaciones de Naciones Unidas sobre la profesión docente. Las soluciones están ahí: dignidad profesional, buenas condiciones de trabajo, salarios dignos, formación y liderazgo docente, innovación orientada al bien común y equidad.
Tercero, poner a la profesión en el centro de las decisiones. Las políticas que nacen sin la voz docente corren el riesgo de la inefectividad en el aula. El panel de expertos que elaboró las recomendaciones sobre la profesión docente identificó el diálogo social como “el marco colaborativo principal” para desarrollar políticas educativas, reconociendo que la experiencia directa debe informar las decisiones públicas. Esta Cumbre se propone fortalecer esa voz, reconociendo a los sindicatos docentes como interlocutores legítimos. Los países con marcos sólidos de participación docente muestran, consistentemente, mejores resultados en retención, financiamiento y aprendizaje.
Cuarto, en tiempos de digitalización acelerada e inteligencia artificial desregulada, proteger lo insustituible: la relación docente-estudiante, reconociendo el valor humano que hay en ella. El aprendizaje que transforma vidas nace del encuentro humano entre quien enseña y quien aprende, un vínculo que debemos proteger frente a la tecnificación que deshumanizan la educación.
Por último, pero no menos importante, como comunidad internacional debemos hacer más y mejor. Hemos dicho que es necesario dar prioridad a la educación en los presupuestos nacionales, disponiendo recursos para la formación, el ejercicio y la progresión docente; sin embargo, eso es un imposible para países apremiados por la deuda. Es preciso idear soluciones que permitan, a naciones de diferente tamaño y realidad, invertir en sus sistemas educativos, porque sin educación no hay progreso posible.
En contextos de crisis —desde Palestina hasta Sudán, pasando por Ucrania y el Sahel, y tantos otros— la situación se vuelve dramática. Las recomendaciones de la ONU son categóricas: políticas específicas para profesorado en conflictos, salarios regulares, apoyo psicosocial y mecanismos de pago fiables, además de reconocimiento internacional de cualificaciones para el personal docente refugiado. América Latina aporta a esta conversación global compleja una tradición propia, forjada en escuelas y comunidades que conciben la educación como derecho social y bien común.
Santiago debe ser el punto de inflexión donde gobiernos, sindicatos y comunidades educativas acordemos que sin docentes no hay futuro, y que el futuro de la escuela pública se financia desde el Estado, acogiendo la participación docente. Si cumplimos este pacto, gana nuestro alumnado. Este es el momento decisivo para transformar las recomendaciones de Naciones Unidas sobre la Profesión Docente en acciones concretas que lleguen a cada aula, a cada escuela, a cada comunidad educativa. El momento es ahora.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Más información

El desafío de ser y atraer docentes
