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“Parece que no sentir miedo es un lujo”: la carta de una niña chilena que vive entre balaceras impacta a Evelyn Matthei y Jeanette Jara

Maite Andrade, de 11 años, vive en Bajos de Mena, en Puente Alto. Lo que empezó como una tarea, acabó en un llamado de atención a Chile. Sus compañeras también escribieron en la clase y sus textos “reflejan las problemáticas que viven”, dice su profesora

Bajos de Mena, en Puente Alto, en Santiago, Chile.
Ana María Sanhueza

De las 12 cartas al director que publicó el viernes 22 de agosto el diario chileno El Mercurio, una conocida sección en la que los lectores, muchos de ellos influyentes, suelen debatir, sola una de ellas se transformó en tema de la campaña presidencial, e impactó a dos candidatas a La Moneda: Evelyn Matthei, de la derecha tradicional, y Jeanette Jara, del bloque de la centroizquierda, militante comunista, quienes escribieron, por separado, una misiva al mismo periódico al día siguiente. La autora es Maite Andrade, una niña de 11 años que vive en Bajos de Mena, uno de los sectores más vulnerables de Chile, ubicado en el municipio de Puente Alto, al sur de Santiago, que explicó en 11 líneas la realidad en que vive.

“Ya aprendí que luego de un fuego artificial, se escuchan muchos balazos. Me molesta mucho, ya que tengo una hermanita pequeña de un año y dos meses, que al escuchar ruidos fuertes comienza a tiritar. Parece que no sentir miedo es un lujo. Por medio de esta carta quiero pedir que por favor trabajen por la seguridad de este sector, y así podamos vivir con el lujo de la tranquilidad”.

En su carta, Matthei dijo: “Quiero decirle a Maite y su hermanita, a las niñas y niños de Chile, a sus padres, que vamos a trabajar para erradicar en nuestro país el crimen organizado y el narcotráfico”. Y Jara, señaló: “Quiero decirle a Maite que no está sola. El miedo no es algo que una niña deba aceptar y mi compromiso es con ella y todas las familias de Chile para que puedan dormir tranquilas, caminar sin temor por su barrio y volver a sentir que las noches son para soñar y no para tener miedo”.

Maite es una alumna de sexto básico del Colegio Trigales del Maipo, de Bajos de Mena, uno de los cuatro establecimientos de la Fundación Nocedal: dos en Puente Alto y dos en La Pintana, ambos ubicados en municipios vulnerables de la Región Metropolitana de Santiago. Es el más nuevo de los colegios, fundado en 2018, y cuenta con 520 alumnas, 36 por curso, de prekínder a sexto básico. El proyecto se transformará, de aquí a 2031, en un liceo técnico profesional, especializado en programación. “De acá saldrán cientos de mujeres programadoras”, dice Paola Arriagada con orgullo, quien la coordinadora del segundo ciclo del colegio.

Vista aérea del sector de Bajos de Mena en Puente Alto, Santiago, Chile.

Una tarea escrita en clases

Fue durante dos clases, la semana pasada, en el ramo Lenguaje y Comunicación, que dicta la profesora Ximena Macari (27 años), que en una unidad temática llamada Antes de opinar, yo me debo informar, que enseñó al curso “los géneros informativos con una estructura argumentativa”, entre ellos, las cartas al director. Las niñas abordaron distintas temáticas y, previamente, la profesora les mostró algunos ejemplos, entre ellos una carta a El Mercurio que en 2017 envió una niña, Ignacia Tokman, titulada Cigarros en la arena: “Tengo 12 años, y como todos los veranos con mi familia fui a la playa. Al jugar en la arena encontré muchos cigarros tirados en el piso. Desde chica me molesta mucho que el balde tenga más cigarros que arena. Entonces, pensé en escribir a los diarios para pedirles a todos los lectores que fuman que intenten, por favor, no fumar en la playa. Y si lo hacen, que por favor no tiren la colilla de cigarrillo en la arena. Así, los niños podremos jugar en la arena, con arena y no con cigarrillos”.

Uno de los pasillos del Colegio Trigales del Maipo en Puente Alto, Santiago, Chile.

La profesora cuenta a EL PAÍS que la temática la abordó en dos clases: un martes enseñó al curso los géneros informativos y, como tarea para la casa, les pidió pensar en un tema. Al día siguiente, el miércoles, las niñas escribieron, a mano y en su sala de clases, sus cartas al director. Y el resultado fue revelador, pues salió de las propias estudiantes hablar sobre su entorno que, de alguna forma, mostró varias de las problemáticas que hay en Chile, en especial, en los sectores más vulnerables: las balaceras; el lanzamiento de fuegos artificiales que en las poblaciones -que la delincuencia utiliza además en los funerales de alto riesgo-; el maltrato y abandono de los animales; los basurales en los barrios; el exceso de humo de que sale de las fábricas y afecta a la capa de ozono; los volantines que quedan tirados en el suelo; el uso de celulares en niños pequeños; los malos tratos de alumnos a los docentes en distintos colegios de Chile y las personas que viven en la calle, entre varios más.

“Cada uno de los temas que escribieron refleja la realidad que viven las estudiantes y es la que también se manifiesta a través de los medios de comunicación. Ellas ven todas las problemáticas que se viven día a día, pues es cosa de asomarse y se evidencia: hay un basural, están los perros abandonados, los volantines en el suelo y también existe [en el colegio] un protocolo de balaceras. Y ellas lo manifestaron a través de este género”, señala la profesora de Lenguaje y Comunicación.

Macari explica que a las niñas les enseña que “su audiencia es una persona real, pues si escriben un texto, lo revisa la profesora y luego se va a la basura, no existe motivación y tampoco tiene mucho sentido, pues no es un aprendizaje significativo”. En cambio, sí lo es si se publica. En otro curso que impartió, por ejemplo, en que las alumnas escribieron microcuentos, la profesora los envió a Santiago 100 palabras. Y, aunque no quedaron seleccionados, ella los publicó en su cuenta de Instagram que tiene como docente. Lo mismo hizo con las cartas la semana pasada, y solo una de ellas, la de Maite Andrade, fue divulgada por el periódico chileno.

Ximena Maccari, profesora de educación básica en el Colegio Trigales del Maipo.

“Todos los textos que escribimos en clases tienen una audiencia significativa para ellas: que sea real y contextualizada”, señala Macari. Parte del ejercicio, además, es que una vez que escriben, la revisión no solo pasa por la profesora, pues las niñas leen sus textos en voz alta y así se van corrigiendo y editando entre ellas.

Un niña con sentido del humor

Maite, cuenta su profesora, es una niña con “muy buen sentido del humor, muy alegre y extremadamente capaz. Estoy segura, y lo doy firmado, que va a llegar muy lejos”, dice Ximena Macari. Y agrega que estas características las tiene también todas sus compañeras del sexto básico, pues son niñas con mucha motivación e interés.

Este lunes, en una asamblea del curso, las niñas comentaron el revuelo que causó la carta Fuegos artificiales y balazos. Y bromearon que, tal vez, quién sabe, una de las candidatas se aparezca por la casa de Maite, lo que les causó mucha gracia.

Con lo que no bromearon tanto fue con las dudas que algunos usuarios de X plantearon sobre si Maite era real o no. “Usamos esas fake news para ver cómo eso se vinculaba con nuestra unidad Antes de opinar, yo me debo informar, pues incluso adultos se toman esa libertad sin haber estado nunca en nuestra sala de clases. Y las mismas estudiantes hicieron el ejercicio, y dijeron que encontraron muy injusto que dijeran algo así”, dice la profesora.

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Sobre la firma

Ana María Sanhueza
Es periodista de EL PAÍS en Chile, especializada en justicia y derechos humanos. Ha trabajado en los principales medios locales, entre ellos revista 'Qué Pasa', 'La Tercera' y 'The Clinic', donde fue editora. Es coautora del libro 'Spiniak y los demonios de la Plaza de Armas' y de 'Los archivos del cardenal', 1 y 2.
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