Ir al contenido
_
_
_
_

Gonzalo Rojas, mentor de Kast: “Me gustaría que fuera una persona de más estudio”

El historiador y académico cree que si las derechas logran una mayoría en el Congreso, intentarán, por ejemplo, derogar el aborto en tres causales

Gonzalo Rojas mentor de Kast
Antonia Laborde

El historiador Gonzalo Rojas (72 años, Santiago) y José Antonio Kast se conocen desde mediados de los años ochenta. Rojas fue su profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica y uno de sus grandes mentores iniciales, junto a Jaime Guzmán, considerado el principal ideólogo de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). El académico fue clave en el divorcio de Kast del partido Unión Demócrata Independiente (UDI) y es uno de los fundadores del Partido Republicano, la formación de extrema derecha que busca llevar a Kast a la Presidencia de Chile en las elecciones de noviembre. También son amigos, aunque están distanciados. “Estoy muy contento de que él tenga total independencia del viejito que le puede complicar la vida”, sostiene este viernes en una cafetería en Providencia. “Por mi carácter, mi pasión y mi dimensión de defensor del Gobierno militar de Augusto Pinochet”, explica el profesor de la Universidad San Sebastián. Y añade: “Hoy es una amistad restringida”.

Rojas no habla de extrema derecha ni de ultraderecha, aunque Kast no ha escondido su cercanía con formaciones como VOX. Prefiere el término derecha conservadora: “Hace años me atreví a formular la tesis de que debía haber tres partidos en la derecha chilena: uno conservador, uno liberal y uno socialcristiano. Bueno, me parece que el conservador tiene que ser el Partido Republicano”.

Cuando Kast llegó a matricularse en Campus Oriente lo recibió Rojas, quien había coincidido alguna vez con su hermano mayor, Miguel, exministro de la dictadura. En ese primer encuentro salió el tema del fallecimiento de Miguel y el de otras dos hermanas del nuevo alumno. El entonces profesor de Historia del Derecho y miembro de la Fundación Jaime Guzmán tenía como tarea formar dirigentes gremialistas. “Entonces, claro, llegaba un hermano de Miguel Kast y había que dirigirse a ese tipo, no era un cualquiera”, comenta. Así comenzó el vínculo. En una oportunidad, Kast llegó corriendo a su oficina con una bandera de tres por dos metros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). La había encontrado colgada en el patio y se la llevó al profesor. Rojas aún la conserva.

El académico y columnista de diversos medios de comunicación destaca la sencillez de Kast, 13 años menor que él: “Es una persona que siempre se define a sí mismo como no muy inteligente, algo bastante excepcional que lo diga un político”. También destaca su fe, la fuerza de voluntad germánica, su serenidad y optimismo. Rojas se explaya en cada una de estas características que considera virtudes. “¿Qué me gustaría que desarrollara y que son carencias que las veo desde aquella época? Que fuera una persona de más estudio”, señala. Agrega, además, que “le hace falta más simpatía que ironía”.

Una vez egresado de la universidad, Kast invitó a Rojas a su matrimonio con la abogada Pía Adriasola, quien también había sido alumna del profesor. La ceremonia se produjo menos de una semana después del asesinato al senador Jaime Guzmán en 1991. Cuando Rojas iba a abrazar a Kast, el novio sacó un sobre de su bolsillo. “Esto es para ti”, le dijo a su mentor. Adentro estaba la tarjeta de visita de Guzmán que acompañaba el regalo que le había alcanzado a hacer antes de morir.

A mediados de la primera década del 2000, el ala más dura de la UDI veía con “espanto” lo que estaba haciendo Joaquín Lavín en el partido. El entonces principal líder de la derecha -que estuvo a punto de ganarle la Presidencia a Ricardo Lagos- mostró su arrepentimiento por haber apoyado a Pinochet. En aquel tiempo, Rojas y Kast, diputado, asistieron a un almuerzo con un yerno del español Blas Piñar, fundador de Fuerza Nueva, heredera del franquismo. Él le aconsejó a Kast que debía dejar la UDI porque en España ellos habían cometido “el gran error” de abandonar tarde el Partido Popular, la formación de la derecha tradicional. Kast, sin embargo, se postuló dos veces para liderar la directiva de su partido (en 2008 y 2010, ambas contra el senador e histórico dirigente Juan Antonio Coloma), abogando que debían volver a los principios que había establecido Guzmán en el origen. Perdió en ambas ocasiones. Después de aquellas derrotas, un grupo de militantes de la UDI, desencantados con la formación, comenzaron a reunirse periódicamente en la casa de Javier Leturia, uno de los fundadores del partido. Entre ellos, Kast y Rojas.

En 2016, Kast decidió abandonar la UDI, con la vista puesta en las elecciones presidenciales de 2017. Veía que había un espacio para una derecha dura, que defendiera la cultura, la moral y la institucionalidad ante el avance de las ideas de izquierda, especialmente en los asuntos de libertades individuales. “Yo le dije: no te puedes ir solo”, recuerda el historiador. “Te voy a organizar una reunión con militantes de la UDI que sé que están en la misma posición, a ver si los convencemos de irnos contigo”, añade. Una treintena de militantes abandonaron el partido el día de su renuncia, la mayoría de ellos hoy en las filas republicanas. En 2017 Kast se presentó como candidato independiente y Rojas era su portavoz. Fue una campaña donde no escondió su cercanía con la dictadura y llegó a decir que, si Pinochet estuviera vivo, seguramente votaría por él. Kast rozó el 8% de las preferencias, asestando un golpe inesperado a la derecha tradicional, liderada por Sebastián Piñera, quien resultó electo y llevó adelante su segundo período.

En el comando de Kast celebraron ese 8% como un triunfo. Confirmaba que había espacio para una derecha que volvía a mirar sin complejos a Pinochet. La noche de las elecciones, Kast subió al escenario a quienes lo habían hecho posible, entre ellos, Rojas. En 2019, cuando fundó el Partido Republicano, el líder de la nueva derecha le propuso a su mentor ser parte del Tribunal Supremo de la formación. “Y yo entendí el mensaje perfectamente bien… no era conveniente [que estuviera en la primera línea]”, afirma sobre su papel en el tribunal -al que todavía pertenece-, un papel importante, pero secundario. “Yo sé que soy una persona que tengo facilidad para echar a perder cosas y, por lo tanto, es totalmente lógico que esté en una tarea en que hay que hacer expedientes, tener reuniones serenas, que no es de contingencia”, aclara.

En 2021 Kast volvió a presentarse como candidato presidencial y ganó la primera vuelta con 21,7% de los votos, aunque perdió en el balotaje ante el izquierdista Gabriel Boric, actual presidente. El programa original del republicano incluía medidas como derogar el aborto en tres causales o eliminar el ministerio de la Mujer.

En la actual campaña presidencial, sin embargo, Kast ha dejado estratégicamente fuera los llamados temas valóricos (la agenda contra las libertades individuales). Propone un Gobierno de emergencia, enfocado en seguridad, crecimiento y reforma social. “Eso el partido lo va a tener que saber asumir desde sus parlamentarios”, apunta Rojas. Legislaciones sobre el aborto, eutanasia, derechos de las parejas del mismo sexo “van a depender si tienes un Parlamento que te lo vaya aprobar o no”, afirma. Cree que si las derechas logran una mayoría en el Congreso se va a intentar, por ejemplo, derogar el aborto en tres causales, aprobado en 2017. “Yo, por lo menos, voy a hacer fuerza para que así sea, pero no voy a mover un dedo chico para presentar un proyecto que sea declarado inadmisible”, señala. Rojas añade: “La emergencia de inseguridad y la de bajo crecimiento económico merecen que el enfoque esté ahí. Pero que uno se enfoque no significa que se olvide de lo demás. Esa va a ser mi postura”.

Sobre esquivar el legado de Pinochet, Rojas postula: “Depende qué sea el legado del pinochetismo. Si es derrotar al marxismo, asumirlo. Si es libertad económica, asumirlo. Si es establecer nuevas instituciones, asumirlo. Si es defender toda la política represiva, matizar”. Sobre la estrategia de Kast, que prefiere hablar de “futuro” cuando le preguntan por Pinochet, el historiador sostiene que “no es un tema táctico que haya rebasado lo ético. Distinto sería si lo renegara”.

Pensando en el futuro de su fuerza política, Rojas cree que si Arturo Squella, actual presidente de la formación, es electo senador y tiene un buen desempeño, puede ser una buena carta presidencial para la próxima elección. También ve bien posicionado al diputado libertario Johannes Kaiser, quien compite por la Presidencia en esta elección. Y clasifica de un “potencial excepcional” al académico Luis Silva, el republicano más votado en la Convención Constituyente, el segundo proceso para cambiar la Constitución chilena, que fracasó en 2023.

¿Y qué piensa de José Antonio Kast Adriasola, hijo del candidato y a quien también le hizo clases? “Es muy parecido a su padre en cuanto al nivel de capacidades. Ninguno de los dos es una lumbrera, y eso es muy bueno porque el problema de ser una lumbrera, es creerse ese cuento. Piñera, por ejemplo, se lo creía, porque lo era, pero mire los problemas que trajo en su vida y en su Presidencia esa convicción”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_