La sorpresa izquierda
En el corto tramo que resta, Gonzalo Winter y Jeanette Jara tendrán que convencer a los todavía indecisos

El próximo domingo por fin sabremos quién será la carta presidencial de los partidos reunidos en Unidad por Chile. Encuestas públicas y sondeos de los comandos confirman que, sorpresivamente, la candidata del Partido Comunista, Jeannette Jara, estaría superando a la del Socialismo Democrático, quien, hasta hace poco, analistas y correligionarios, daban por ganadora.
En poco tiempo se ha producido un imprevisto cambio en el escenario. Carolina Tohá, que comenzaba la carrera con amplia ventaja, fue perdiendo terreno. Comentarios odiosos e irresponsables de adherentes a su candidatura, como Óscar Landerretche y Fidel Espinoza, y también sus propias declaraciones ante el crecimiento de Jara, que se acercaron demasiado al anticomunismo de la derecha, han alejado a segmentos de su potencial electorado tornado improbable su repunte en el trecho final.
Jeannette Jara, por su parte, ha tenido un despliegue exitoso. Sin embargo, y es inocultable, ha estado sostenido en sus esfuerzos de diferenciación respecto de los sectores hegemónicos de su propio partido. Jara ha crecido por su carisma y cercanía, virtudes inestimables en política; también por sus logros como ministra del Trabajo, que la perfilaron como una mujer con principios y, al mismo tiempo, capaz de llegar a acuerdos. Sin embargo, los núcleos más ortodoxos de su tienda, y que son los que dominan en el Comité Central, no han hecho gala de compartir ni su estilo ni sus opciones. Pensemos en Daniel Jadue, que representa muy bien esa sensibilidad de buena parte del PC. El exalcalde de Recoleta llamó a retirar el proyecto de reforma previsional en plena tramitación y ahora cuestiona el carácter democrático de las primarias. Notoria fue la negativa de Jara al intento de Carmona de sumar a Jadue a su comando. Por otro lado, la candidata se ha distanciado de las posiciones de su partido en algunas materias estratégicas. Por ejemplo, mientras ella critica duramente el acuerdo Codelco-SQM, el economista Manuel Riesco, quien no se caracteriza precisamente por su condescendencia con el Ejecutivo, lo calificó como el mayor avance económico para Chile desde la nacionalización del cobre.
Las tensiones y diferencias entre candidata y partido no contribuyen a la conducción política de una alianza ni de un país y es bueno discutirlo abiertamente.
El candidato del Frente Amplio partió de mucho más atrás. Menos conocido que las exministras y con el peso de pertenecer al partido del presidente, Gonzalo Winter enfrentó un desafío mayor. Con habilidades probadas de polemista y entrenado en la disputa frontal contra la derecha, enfrentó esta elección apostando por no eludir las críticas a la desigualdad y a la colonización empresarial de la política, poniendo el acento en las frustraciones y dolores que tienen allí su origen: alto endeudamiento por derechos sociales, sensación de que el esfuerzo personal vale menos que el apellido y los pitutos, percepción de un futuro incierto y desprotegido. Winter, además, ha intentado tramar el presente y el futuro con propuestas muy concretas para enfrentar el alto costo de la vida o la crisis de natalidad y planes de largo plazo para producir un salto en la base productiva del país que nos permita sostener una ampliación de derechos y bienestar social. Sin embargo, esta dimensión propositiva, en la que el candidato es fuerte, se entrampó en las polémicas por su franja que coparon la conversación pública e impidieron instalar más intensivamente los temas que preocupan a las y los chilenos de hoy.
Ahora bien, alejándonos un poco de los vaivenes de las campañas y analizando el escenario político electoral de los últimos diez años, constatamos algunas tendencias que también ofrecen luces acerca de la capacidad de los partidos involucrados en la competencia actual. Por ejemplo, los agrupados en Socialismo Democrático no ganan una elección presidencial desde 2014 y en los comicios de 2021 su candidata se ubicó en el quinto lugar. En los procesos constitucionales, salvo el Partido Socialista (PS), los resultados del conglomerado fueron menos que discretos (basta recordar el desastre de la alianza PPD-PR-DC en 2023). El Frente Amplio, en cambio, el 2017, cuando las encuestas le daban un 9% a Beatriz Sánchez, estuvo a punto de pasar a segunda vuelta con un 20% y un notable resultado parlamentario. El 2021, si bien pierde la primera vuelta ante Kast, logra una enorme convocatoria para el ballotage.
En las elecciones del año pasado, si nos centramos en las concejalías, podemos apreciar que el pacto conformado por el PS, el PPD y la DC perdió cerca de 300 puestos y que de los 534 obtenidos 204 correspondieron a independientes en cupos, lo que equivale al 38%. Asimismo, de 158 concejalías obtenidas por el pacto del Partido Radical, 108, es decir un 68%, fueron independientes. El pacto FA, PC y AH, logró 250 concejalías de las cuales solo el 27% quedó en manos de independientes. Dentro de esa alianza, mientras el PC perdió cerca de un tercio de su electorado en concejalías, el Frente Amplio logró elevar su número de representantes en los consejos municipales. A este dato se puede agregar que el FA fue el partido del progresismo que obtuvo mayor votación alcaldías, cnsejeros regiones (cores) y concejales, que mantuvo comunas emblemáticas como Viña del Mar, Maipú y Valdivia y que conquistó importantes nuevas como Peñalolén y Valparaíso.
Podríamos seguir analizando datos pero las tendencias que se han venido dibujando son más o menos coherentes: los partidos de la ExConcertación, salvo el Partido Socialista, claramente a la baja, el PC sufriendo una merma en sus resultados en la última elección y el FA resistiendo mejor los embates.
A una semana de la elección, y sin más encuestas a mano, reina la incertidumbre propia de una contienda cuyo desenlace se encuentra completamente abierto. El hecho de que la disputa principal se ubique entre las dos candidaturas de izquierda es una buena noticia para las fuerzas que apuestan por los cambios, porque, con sus diferencias y tensiones, tanto Jara como Winter provienen de partidos políticos que se han mantenido impulsando transformaciones y haciendo que el país salde sus deudas sociales. La lucha contra el CAE es emblemática del Frente Amplio y el PC nunca soltó la causa de la reparación de la deuda histórica de los profesores. El que estas demandas hayan llegado al Congreso cuando estos partidos arribaron a la política institucional no es una casualidad.
En el corto tramo que resta, Gonzalo Winter y Jeanette Jara tendrán que convencer a los todavía indecisos. Ante quienes se guían por el objetivo de evitar un triunfo de la derecha, y probablemente de la extrema derecha, tendrán que demostrar por qué son la mejor alternativa para vencer a ese adversario; frente a quienes están preocupados por la unidad del progresismo tendrán que dar razones de por qué sus candidaturas y partidos son capaces de garantizarla.
En estas cuestiones y en otras, el Frente Amplio y el Partido Comunista ofrecen posibilidades diferentes y estas jornadas serán decisivas para hacer notar esas distinciones y terminar de definir el resultado que conoceremos en apenas una semana más.
Como sea, todo indica que ese día la sorpresa será izquierda y esa es una buena noticia, sobre todo en el mundo de hoy.
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