Panico, la banda franco-chilena que rescató sus casetes del baúl de los 90: “Todo lo que hacemos siempre va a ser político”
El grupo de punk y rock, fundado por Carolina Chaspoul y Eduardo Henríquez, vuelve con ‘Pervervisión’, un disco con canciones inéditas halladas por azar en una bodega en Santiago. Su historia partió en la transición democrática de Chile


Para hablar de Pervervisión, el último disco en vinilo de Panico —así tal cual, sin tilde a propósito—, la banda de rock, punk, performances y con incursiones en pop, cumbia, bolero, electrónica y varios experimentos más —telonearon a Franz Ferdinand en 2008, giraron por Europa y tienen miles fanáticos en Chile—, hay que remitirse a sus comienzos. Fue a mediados de los 90 cuando todo empezó, en Francia, pero fundamentalmente en la vieja casona donde vivieron como veinteañeros en el barrio Yungay, en Santiago, un periodo en el que se reían de todo, lo que incluyó algunos medios de comunicación chilenos. Su arranque fue cuando las canciones se escuchaban en casetes y la gente se los prestaba. Sus cofundadores son Eduardo Henríquez, Edi Pistolas (Santiago, 53 años) y Caroline Chaspoul (París, 51 años), Carolina Tres estrellas. Son pareja desde que eran adolescentes en el colegio en París y hoy Yma, su hija de 23, está a punto de terminar ciencias políticas; como grupo, en cambio, han tenido idas y venidas, pero aun así acaban cumplir 30 años. Pervervisión, lanzado en mayo, es precisamente un viaje a esa época, con canciones rescatadas de un viejo baúl, cerrado en 2001 y abierto casualmente en 2024.
Pervervisión es un término que inventó hace unas tres décadas la artista visual chilena Marcela Trujillo, Maliki, en una de sus pinturas. Pero el disco tiene otras historias que lo cruzan. Contiene material inédito que Edi y Carolina encontraron al buscar un documento —su certificado de matrimonio— en la bodega del departamento de los padres de él en Santiago. De pronto, entre muebles, papeles y un “caos de libros y bolsas”, estaba el baúl azul con el que llegaron a Chile en 1994 y cerraron siete años después, al regreso a Francia. Al abrirlo, estaba intacto ese Panico de los 90: hallaron más de 50 casetes que habían registrado en una grabadora de cuatro pistas y que, cuentan Carolina y Edi a EL PAÍS, todavía no terminan de revisar.
Indecisión, la canción de apertura del disco —que también saldrá en casete— es congruente con varias de las temáticas que la banda aborda hasta hoy, como el género, la diversidad. Y lo hizo, destacan, en tiempos en que, en Chile, en plena transición a la democracia, de eso no se hablaba. “Nosotros veníamos a ser disruptivos con el conservadurismo. Y tocamos de inmediato temas muy tabúes, como la homosexualidad y la sexualidad diferentes. Por ejemplo, el nuestro primer disco empieza con la canción No me digas que no si quieres decirme que sí. Panico siempre ha sido muy político”, dicen Caroline y Eduardo en esta entrevista realizada en una cafetería en el municipio de Providencia, que ha sido interrumpida varias veces por sus fans: unos van de traje y corbata; otros de jeans y poleras negras.
La segunda historia de Pervervisión, con la que además arranca el libro Al estilo Panico. Música y manifiesto de la periodista Marisol García (2023), es lo que hicieron Edi, Carolina y dos fans en agosto de 1996, cuando un joven reportero del suplemento Zona de Contacto, de El Mercurio, fue a entrevistarlos. Para la banda fue otra de sus performances; para el influyente periódico, un engaño, una información que entregaron, dice una nota editorial, “sabiendo que era falsa”. En el artículo, que fue publicado, los confundadores de Panico inventaron, muy seriamente pues acordaron no reirse, que producían por 500 dólares Pervervisión, un programa porno en la televisión por cable argentina por la señal 69, con transmisiones semanales de madrugada y con una conductora desnuda.
Según Panico, “ya no necesitamos hacer esas performances. Ya está hecho. Además, somos personas que nos aburrimos mucho, así es que necesitamos hacer algo nuevo".

Canal 13 tampoco lo pasó bien. Invitada al programa Más música en 1994, para hacer un doblaje, la banda debutó en la televisión chilena. El espacio era muy relevante, pero los cuatro integrantes de Panico se presentaron con trajes espaciales, con los rostros cubiertos con cajas e instrumentos de plumavit. A la conductora le contestaron en un ‘idioma’ inventado en el momento. Hoy la imagen del grupo en el set es la portada de Pervervisión, que Marcela Trujillo pintó.
De esa época, recuerdan: “Algo que pasó muy rápido fue que nos dimos cuenta de que en Chile era muy fácil llegar a los medios. En Francia, en cambio, en los años 90, para llegar a la televisión debías tener mucha carrera, ser famoso. Para nosotros era muy curioso”.
La escena alternativa de ese periodo era “más punk, metalera, el comienzo del rap, todo muy masculino, incluso el público". Panico, en cambio, tenía una bajista. “Yo no era cantante y en la dicotomía de ese tiempo, tenía el puesto de un hombre”, dice Carolina. Le agotaba que siempre le preguntaran: “¿Qué te parece ser la única una mujer en una banda de hombres?"
Las letras de las otras bandas chilenas alternativas, en las que tenían muchos amigos, abordaban temas alusivos a la policía y la represión, propios de un país que recién salía de la dictadura. “Nosotros también teníamos un mensaje político, pero diferente. Y decidimos ser muy escandalosos”, recuerdan.
La banda debutó en 1995 con Panico, un EP (Extended Play) cuya carátula tiene una imagen de Bruce Lee que encontraron en la feria persa Biobío y que escanearon artesanalmente. Su primer disco como tal fue Pornostar (1995), del que se cumplen 30 años. El penúltimo fue Resonancia, en 2010, poco antes que el grupo se congelara.
Un exilio sin chilenos
Eduardo Henríquez nació en Santiago, pero su familia se fue a Francia tras el golpe de Estado. Su padre, un abogado allendista que trabajó en Codelco, pronto encontró trabajo en Japón, donde vivieron seis años. “Éramos los únicos chilenos y me acostumbré a vivir sin chilenos”, dice Edi. Tiempo después, afectado por una esclerosis, su padre decidió que volvieran a París. Eduardo, quien estudió arte, lo recuerda como un hombre “de izquierda, riguroso y muy conservador, lo que era una paradoja”, y que se incomodaba con un hijo adolescente que se maquillaba los ojos tal como Prince y Boy George en los 80. “No tomábamos Coca Cola; era antimperialista”, relata. En Francia su padre tampoco quiso que se relacionaran con otros chilenos, ni siquiera, exiliados, como era su caso: sospechaba que todos podían ser un potencial infiltrado de la dictadura de Augusto Pinochet, cuenta su hijo. “Yo era un chileno sin tierra. Y éramos migrantes”, resume.
Caroline estudió filosofía en La Sorbone. Viene de una familia muy poco tradicional. Creció en un entorno en el que era común el vínculo con artistas: su madre era relacionadora pública teatral.

Fue en 1992 que viajaron por primera vez como pareja a Chile (Eduardo vivió en Santiago un periodo de la enseñanza media, obligado por su familia). Dos años después se radicaron en Santiago, hasta 2001. “Cuando llegamos a Chile en 1994 lo hicimos con la idea de armar un grupo disruptivo y desordenado. Varias de las primeras canciones las preparamos en París, como un proyecto performativo y colorido”, dice Edi. “Y muy punk”, agrega Carolina.
Vestidos de muchos colores, y a veces Henríquez con falda y lentejuelas, arribaron en medio a un país que recién despertaba tras 17 años de dictadura. “Era una sociedad extremadamente segmentada. Fue un shok”, recuerdan. “En Santiago había varios Chile, de Plaza Italia para arriba y de Plaza Italia para abajo. Esos mundos no se mezclaban, o muy poco. Era una ciudad gris, con mucha tristeza, mucha rabia, lo que nos marcó. Había mucho racismo y veníamos a contestar eso”.
Tres décadas después, Eduardo y Caroline, también como Nova Materia, su otro proyecto que está próximo a estrenar la obra Resiste, en la que exploran los sonidos del estallido social chileno de 2019, dicen: “Todo lo que hacemos siempre va a ser político. No es un azar que hoy, después de 10 años, reformamos Panico”.
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