La versión de Manuel Monsalve a la Fiscalía: “Ella contesta mis mensajes con emoticones de corazones rojos”
El libro ‘Monsalve, la historia de la caída del subsecretario del Interior’, de próxima publicación, revela detalles de las 307 preguntas del Ministerio Público que tuvo que contestar en enero por la indagatoria por abuso sexual y violación


Durante tres días, entre el 7 y el 9 de enero, Manuel Monsalve, el exsubsecretario del Interior del presidente Gabriel Boric y quien era la principal autoridad a cargo de la seguridad pública, entregó su declaración ante la Fiscalía. Entonces llevaba dos meses en prisión preventiva en la cárcel Capitán Yáber, pues es investigado por abuso sexual y violación a una asesora de su Gabinete de 32 años, que lo denunció el 14 de octubre de 2024. El médico de 59 años respondió 307 preguntas en las que por primera vez dio su versión. Interrogado en calidad de imputado por los fiscales Xavier Armendáriz y Francisco Jacir, contó el desarrollo de las conversaciones por mensajes telefónicos con su subalterna —que lo trataba de usted y lo llamaba “subse”—, y la manera en que él, quien le reiteraba una invitación a tomar un café y fumar un cigarrillo fuera del horario laboral, interpretaba los distintos emojis que ella usaba para responder algunos WhatsApp. Entre ellos, unos de caras sonrientes y otros de corazones rojos, masivamente utilizados en esa aplicación. “Muchas personas de mi equipo eran de sexo femenino y no era habitual que otra funcionaria me contestara con un corazón (...) El corazón, desde mi punto de vista, es expresar un mayor agrado de lo habitual”, dijo al Ministerio Público.
Los mensajes entre ambos se produjeron durante siete meses, desde febrero hasta septiembre de 2024. La declaración del médico, quien este lunes quedó con arresto domiciliario tras pasar seis meses en la cárcel, es divulgada en el libro Monsalve, la historia de la caída del subsecretario del Interior (Aguilar), del periodista Pablo Basadre, que será lanzado próximamente. Parte del contenido del libro, de 248 páginas, ha sido publicado en El Mercurio.
Armendáriz y Jacir investigan desde octubre la denuncia de la asesora de Monsalve, al que le imputan dos delitos que habrían ocurrido entre la noche del domingo 22 y el lunes 23 de septiembre de 2024, después de que ambos fueron a cenar a al restaurante Ají seco Místico, en el centro de Santiago, y bebieron profusamente pisco sour. Luego se dirigieron al hotel Panamericano, donde residía el exsubsecretario, ubicado a pocas cuadras de La Moneda. Para los fiscales, Monsalve actuó “sin mediar consentimiento de la víctima” y “valiéndose de que esta se encontraba incapacitada de sentido e incapacitada para oponerse”.
En los siete meses de investigación, Monsalve ha mantenido la versión respecto de que no recuerda nada y que existen 12 horas que las tiene en blanco. Este lunes, en la puerta del penal, reiteró su inocencia. “Esa inocencia debe demostrarse en los tribunales de justicia”, dijo el médico.
La denunciante, oriunda de la región del Biobío, llegó a trabajar a la subsecretaría del Interior hace dos años, después de que su padre llamara a Monsalve tres veces, entre 2017 y 2023, para que la ayudara a conseguir un puesto de trabajo. El padre era dirigente socialista y había colaborado en la campaña a diputado del médico en 2005.
En 2017, relata Monsalve en su declaración, la mujer fue a Valparaíso, donde está ubicado el Congreso. El entonces diputado socialista (renunció al partido tras la grave acusación y también fue expulsado), contó que le señaló que podría hallar un cupo para ella en su equipo. El trabajo no se concretó, pero en el intertanto salieron tres veces a comer. El libro cuenta que hubo un cuarto intento por salir, según la denunciante, pero no ocurrió pues ella había regresado a la zona centro-sur.
Seis años después, ella entró a trabajar a Interior. Y, señala el libro, para el que se revisaron los Whatsapp entre ambos, a partir de los megaincendios de febrero de 2024 en la Región de Valparaíso, en los que murieron 137 personas, que las conversaciones, por razones laborales, “eran diarias y a diferentes horas”. El texto también explicita que “en la dinámica de los mensajes es él quien busca reunirse con la mujer fuera de la oficina. Nunca es ella quien lo intenta”.
Dentro de la investigación, hay un informe policial que analizó los mensajes entre ambos. De acuerdo a Monsalve, la historia de la caída del subsecretario del Interior, el documento indica que “ella marcaba las frases con distintos emojis que ofrece la aplicación WhatsApp, no solo de corazones”. Durante la indagatoria de la Fiscalía, ella declaró que esos emojis los utilizaba “siempre y no solo con él” y otros testigos dijeron que ella “siempre respondía de esa forma a distintos mensajes”.
En abril de 2024, cinco meses antes de la denuncia, Monsalve le planteó a su asesora, en medio de mensajes de trabajo, que se juntaran, según él, para saber cómo ella se estaba adaptando a sus funciones en Interior. Durante un mes hubo varios intentos y en un llamado del 1 de mayo de nueve minutos, dijo a los fiscales que ella le contó que “su panorama favorito era fumarse un cigarrillo y tomar un café en el balcón del departamento que había arrendado en el centro de Santiago”, cuenta el libro. “Después de la llamada, pasadas las nueve de la noche, su jefe le envió un mensaje: ‘mándame un cigarrillo’, y ella le respondió: ‘lo estoy enviando mentalmente’. Luego le envió un emoji de una taza de café, a lo que él contestó: ‘me consume la envidia”, relata el capítulo Pareja en formación, adelantado por El Mercurio. El título viene de una frase textual que los tres primeros abogados del médico -que antecedieron al defensor público Víctor Providel, quien representa hoy al exsubsecretario-, dijeron ante el tribunal para intentar explicar lo que pensaba el médico en ese tiempo. Se basaron en los Whatsapp para esa interpretación.
En su declaración, Monsalve dijo a los fiscales: “Empezamos a tener nuestras conversaciones vía WhatsApp y desde febrero [de 2024] ella contesta mis mensajes con emoticones de corazones rojos. Puede ser que una semana después que se empezara a comunicar conmigo de manera más frecuente, empezó a usar estos emoticones rojos, esto no era común. Al principio no me llamó la atención, después se mantuvo como una práctica por unos cuatro o cinco meses, hasta junio aproximadamente”.
Durante el interrogatorio, sigue el libro, los fiscales preguntaron al médico por qué le interesaba la invitación a tomar café y fumar un cigarrillo con su subalterna: “Porque no le veía nada de malo”, respondió. Y, como él ya había señalado a los fiscales que mientras estuvo en La Moneda no entabló relaciones más allá de lo laboral, le inquirieron por qué en este caso sí lo hizo: “Consideré que había un interés mutuo. Tenía jornadas laborales muy largas, era raro que me juntara a tener conversaciones personales con los funcionarios (...) Acá había un interés mutuo por juntarnos”, insistió.
También le consultaron respecto a qué entendió cuando su subalterna le respondía como los emojis de corazones: “Era la única persona que, con bastante frecuencia, quizá es un tema generacional, pero yo entiendo que es un ‘qué bueno, me encanta, me agrada’”. “Lo entiendo como dije, y que es un hecho aislado con ella. Muchas personas de mi equipo eran de sexo femenino y no era habitual que otra funcionaria me contestara con un corazón (...) El corazón, desde mi punto de vista, es expresar un mayor agrado de lo habitual”.
Según el informe de la Policía de Investigaciones (PDI), señala el libro, “la funcionaria respondía de distintas maneras a los mensajes de Monsalve: emojis de cara sonriendo, de destellos, de pulgar hacia arriba, de cara sonrojada, de cara triste. Respecto a los corazones que envió ella, fueron 15 en total”.
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