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Copa Libertadores
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El sueño azul crece bajo las nubes

Universidad de Chile arrancó la Copa Libertadores con una victoria sobre el campeón, Botafogo, mientras la oscura propiedad del club sigue siendo un secreto bien guardado que persiguen las autoridades financieras del país

Universidad de Chile y Botafogo en Copa Libertadores

Universidad de Chile comenzó a vivir su sueño copero después de cuatro años derrotando al vigente campeón, Botafogo, en partido disputado en el Estadio Nacional, colmado de enfervorizados hinchas. Esto, que podría ser una nimiedad, no lo es, pues debió apelar a una sanción que pesaba de su última participación en la Conmebol para convocar masivamente a sus parciales.

El gol del argentino Lucas Di Yorio, una de sus flamantes contrataciones, le permitió reverdecer jornadas más dulces, después de un período gris donde incluso llegó a jugar por no perder la categoría. La llegada de Gustavo Álvarez, campeón con el modesto Huachipato hace un par de temporadas, le permitió ordenarse deportivamente, luchar por el título frente al poderoso Colo Colo y finalmente posicionarse a nivel continental con aspiraciones de mejorar su título en la Sudamericana el 2011 y las semifinales de la Libertadores el 2012, ambos de la mano de Jorge Sampaoli.

El triunfo ante el Fogao le supone no sólo aspirar a avanzar en el certamen, sino también aliviar su pesada carga institucional, donde los movimientos directivos del último año le han significado no sólo sospechosos cambios en la propiedad, sino también la consagración de un hecho: no existe claridad sobre sus propietarios, que han pasado de un grupo de inversiones con sede internacional, una empresa bajo investigación de la Comisión de Mercado Financiero en Chile o un grupo de empresarios que han insistido en mantener su función en las sombras, alimentando las sospechas de todo el medio.

Con muy pocas apariciones públicas, sobre todo cuando el equipo gana, Michael Clark, el accionista mayoritario para las autoridades del fútbol chileno, soporta varias investigaciones sobre sus firmas, y ha debido hacer movimientos que no logran tranquilizar ni a los hinchas ni al medio en general.

Con la vieja aspiración de construir un estadio propio y negociando permanentemente la franquicia deportiva con la principal casa de estudios superiores del país, para los fanáticos cada logro deportivo significa un bálsamo que amortigua los éxitos de Colo Colo y la Universidad Católica, sus adversarios directos en popularidad, que lo superan en organización e infraestructura.

De la mano de Charles Aránguiz y Marcelo Díaz, dos históricos de la generación dorada campeona de América, el otrora Ballet Azul chileno vuelve a las ligas mayores con un festejo largo y sentido, que abre las puertas a la ilusión, pero al mismo tiempo urge por claridades para avizorar un futuro sin nubes en la propiedad. Uno de los secretos mejor guardados en el fútbol chileno.

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