‘Aquí abajo’, de Laia Viñas: primera novela literaria sobre la ‘ruta del bakalao’
La segunda novela de la autora, publicada originalmente en catalán, plasma magistralmente la existencia fronteriza de unos jóvenes de pueblo que van “de fiesta”, e integran vida cotidiana con trasnoche

En su libro Enemies of promise (1938), el crítico inglés Cyril Connolly dividía la literatura en dos bloques opuestos: Mandarines y Vernaculares. Los Mandarines “hacen que la palabra escrita suene lo más distinta posible de la hablada (…), que el lenguaje exprese más de lo que quiere decir o sienten” (Proust, Joyce, Woolf, James). Los Vernaculares, por su parte, escriben con sencillez y sin afectaciones estilísticas (Forster, Orwell, Wells, Hemingway), aunque a veces caen en la sequedad periodística. ¿Por qué subrayo la distinción de Connolly? Porque, en mi opinión, la crítica literaria continúa dejándose impresionar por el ornamento y manierismo, y desconfía de las novelas que explican buenas historias con un lenguaje desprovisto de “yesería” (como la llamaba Josep Pla).
Aquí abajo, de la catalana Laia Viñas, es una novela del segundo tipo. La obra, publicada originalmente por la editorial L’Altra, narra el día a día de unos jóvenes ebrenses implicados en la “ruta del bakalao” valenciana. Como todas las buenas novelas que usan “el lenguaje corriente que comparte toda la humana especie” (Timón de Atenas), su aparición ha provocado un cierto desconcierto entre el sector “estilista”. Pues el libro narra, con prosa limpia y dura (aunque no por ello desprovista de emoción), la vida corriente de los chavales de “la ruta”. “Mi Stendhal es esto”, escribe la autora. “Un horizonte de neumáticos con jóvenes bailando y partiendo con los dientes cápsulas de color amarillo triste”.
El gran atractivo de la novela, además de su verbo vivaz, es precisamente esa “vida corriente”. Viñas, con la espontaneidad de los escritores natos, pone la mirada en las partes menos sensacionales o “malditas” del bakalao: lo que hacen todos esos chicos y chicas entre fiesta y fiesta; sus rutinas y empleos, familias y desayunos. El libro se sujeta en la carne y los huesos de la existencia: lo real, lo preciso, la anécdota y la cotidianidad. Desviando el foco de lo espectacular, y partiendo de una posición política y de clase, Aquí abajo le recuerda al lector que, tras los símbolos culturales y las drogas, la música de baile y “la noche”, sigue estando la peña. Gente (obrera) como los protagonistas (Marina, Álvaro, Llorenç, Úrsula y su bebé), quienes, cuando termina la fiesta, cocinan sopas de pollo con zanahoria, visitan a sus madres y beben agua fresca de la manguera.
Gracias a lo comentado en el párrafo precedente, Aquí abajo trasciende la subcultura, incluso la especificidad geográfica (por mucho que el paisaje, tanto valenciano como ebrense, sea un aliciente indiscutible), para acceder a lo que debería ser la meta de todo buen narrador: una historia universal que surge de lo local, bien explicada, adictiva, afectuosa pero no meliflua. El empático ojo de la narradora registra los detalles de dos mundos fronterizos: el del Delta del Ebre en general (los de “aquí abajo”, ni catalanes ni valencianos), pero también el de los jóvenes fiesteros de pueblo, que integran un finde de “destroy” con una semana recogiendo mandarinas; que empalman una noche de pastillas con una misa de doce; que conocen a Front 242 pero han crecido “entre payeses con palillos en la boca y los pies descalzos”.
La autora debutó en el año 2021 con Les closques, una saga familiar brutalmente madura (¡escrita con veintidós años!), oscura a ratos, plagada de personajes verosímiles, plasmada con flow (que dirían mis hijos) en una lengua fresca y expresivísima. Pero conviene apuntar que las dos novelas de Viñas solo comparten el hecho de estar situadas en el Delta del Ebro. Hablamos de artefactos completamente distintos, en ámbito y forma, trama y tema.
Cuando uno ha leído lo suyo, y por placer, sabe que eso es la marca inconfundible de los escritores que duran, y mantienen carreras prolíficas, y permanecen. Laia Viñas, con su escritura “engañosamente sencilla” (como decían de John Fante), capacidad imaginativa, atención al detalle e interés sincero por la gente, está aquí para quedarse.

Aquí abajo
Traducción de Gala Sicart Olavide
Colectivo Bruixista, 2025
180 páginas, 21 euros
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