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Trono de juegos
Columna
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‘Clair Obscur: Expedition 33′, ‘Final Fantasy’ visita la Torre Eiffel en el mejor videojuego del año

Sandfall Interactive consigue una proeza con una obra fascinante que se corona como una de las más gratas sorpresas culturales de la temporada

Un instante del videojuego 'Clair Obscur'.
Jorge Morla

La premisa es tan desconcertante como hipnótica: en un mundo devastado en el que partes de la tierra vagan flotando por el cielo y los campos están anegados de monstruos, la ciudad de Lumiére (París) se ha desgajado del continente. A lo lejos, en el horizonte, un kilométrico monolito rige las vidas de todos los habitantes de la ciudad. Y, sobre ese monolito, hay un brillante número pintado. Una vez al año sucede el gommage, una especie de ritual en el que una figura femenina e inmensa, la Peintresse, pinta otro número en ese improvisado lienzo (la secuencia de número compone una cuenta regresiva) y la gente con esa edad muere de repente, convertida en ceniza y pétalos. Los habitantes de Lumiére viven entre el desconcierto y la aceptación, y nuestra expedición, la 33 (el monolito marca ese número, por lo que tenemos esa edad) se embarca en una aventura suicida para detener, y acaso comprender, a la Pintora y su misterio.

Se trata de Clair Obscure: Expedition 33, un RPJ francés que ha obtenido las mejores notas del año y que ha recuperado, para todos los jugadores del mundo y por sorpresa, las mejores sensaciones de ese género, del que Final Fantasy ha sido siempre bandera. “Por sorpresa” porque el juego ha sido desarrollado por un estudio amateur de gente muy joven afincado en Montpellier, Sandfall Interactive, compuesto por menos de 30 personas. El presupuesto, además, ha sido ridículo si tenemos en cuenta cómo luce el juego (aunque esto merecerá un comentario aparte), por lo que la campaña de promoción ha sido muy reducida, alimentada sobre todo por el boca a boca de los jugadores que, de repente, se topaban con un juego tan inesperado como maravilloso.

Vista aérea del mapamundi de 'Clair Obscur'.

La propuesta formal del juego es personalísima y, sin embargo, se pueden ver retazos de otros juegos en casi todos sus rincones; buenas ideas traídas de aquí y de allá que Sandfall ha sabido cosechar de otras grandes obras y que aquí ha tenido el tino de hacer encajar hasta conformar un tapiz refinadísimo que funciona a las mil maravillas. Un ejemplo al vuelo: las banderas donde descansa nuestro grupo renuevan las pociones (que son muy limitadas) y resucitan a los enemigos de a pie, como en los Dark Souls, evitando que los jugadores acumulemos cientos de consumibles que luego nunca usamos. Otro: los combates, por turnos, añaden algo que hasta ahora no se le había ocurrido a nadie y que le vienen como anillo al dedo: secuencias de botones para maximizar el daño, esquivas y parrys que parecen salidas de Sekiro, lo que contribuye a hacer mucho más emocionantes los enfrentamientos. Otro: el campamento, calcado al del Baldur’s Gate III, que sirve no solo como refugio en medio del mundo hostil, sino como lugar de encuentro en el que se van desvelando las historias de los personajes y se va fortaleciendo la relación entre ellos con conversaciones opcionales.

Esas historias son otra de las claves del juego porque, evidentemente, su perfecto armazón de mecánicas no tendría sentido sin una trama y unos personajes que atrapen al jugador y le introduzcan en el mundo del juego. Y aquí ocurre, de nuevo, el milagro: Clair Obscur es el mejor heredero del mejor rol japonés, con esa estética emparentada con el romanticismo (gente delgada, ropa abigarrada, pelazos) que tan inextricablemente asimilamos con Final Fantasy, esas bandas sonoras épicas pero cargadas de sensibilidad, y ese regusto a historia bigger tan life que afecta no solo a nuestros héroes en lo personal, sino al destino de todo un mundo que depende de nuestras acciones.

Candidato desde ya a mejor juego del año, hay que señalar otra cosa que ya se apuntaba en estas líneas: el juego ha aparecido de salida en el Game Pass de Microsoft. Pospuesto como ha sido el todopoderoso GTA VI a 2026, no es descabellado pensar que Clair Obscure se alce con el GOTY de este año. Que un juego surgido en el servicio a demanda de Microsoft fuera lo mejor del año haría replantearse muchas cosas a la industria. Y la primera está clara: Si un juego que tiene envoltorio de superproducción es en realidad un producto modesto que puede hacer un equipo pequeño, entonces durante los últimos años los estudios han estado gastando mal su dinero…

Gustave, protagonista inicial de 'Clair Obscur', en la ciudad de Lumière. Al otro lado del océano, el monolito con la cifra maldita.

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Sobre la firma

Jorge Morla
Redactor de EL PAÍS que desde 2014 ha pasado por Babelia, Cultura o Internacional. Es experto en cultura digital y divulgador en radios, charlas y exposiciones. Licenciado en Periodismo por la Complutense y Máster de EL PAÍS. En 2023 publica ‘El siglo de los videojuegos’, y en 2024 recibe el premio Conetic por su labor como divulgador tecnológico.
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