Microsoft: dos grandes noticias ensuciadas por un calendario envenenado

La semana pasada fue una gran semana para el ocio digital. De la nada (o casi) salió Calir Obscure: Expedition 33, un RPG creado por un pequeño equipo francés que ha resultado ser el juego con mejor nota del año, con una ambición desmedida, un aspecto visual único, una historia maravillosa que recuerda a la mejor etapa de la franquicia Final Fantasy, un combate que por derecho propio ya está entre los mejores del medio y la sensación de que esas aventuras más grandes que la vida, emotivas y radicales, siguen teniendo hueco en el mundo de los videojuegos. Merecerá comentario aparte porque es grande de verdad.

No contentos con ese milagro, de la nada (sin casi) surgió la noticia del remaster de Oblivion, la cuarta parte de la saga The Elder Scrolls. Aparecido originalmente en 2006, Oblivion fue un mazazo en el sector, un juego avanzadísimo para la época, que constituyó un impulso enorme para la saga, que en 2011 pariría Skyrim, uno de los juegos más exitosos y queridos de la historia. En este remaster la esencia del juego, que mezcla magia, fantasía y mundo medieval en primera persona, no solo permanece intacta, sino que el lavado de cara le sienta estupendamente.

Son dos buenas, muy buenas noticias que tienen todavía más valor si atendemos al hecho de que ambos juegos han aparecido de salida en el Game Pass de Microsoft. El servicio de suscripción de la empresa fundada por Bill Gates lleva una temporada pleno de aciertos, y justo es señalar que 2025 está siendo su año.

Y, sin embargo, hay algo que empaña todo esto, y que, contraintuitivamente, convierte el trabajo de Microsoft en un posible tiro en el pie. Los dos juegos han salido la misma semana, y todo es obra de Microsoft: tanto la audacia de apostar por Clair Obscure y ficharlo para su Game Pass (un juego que acumula un 92 en Metacritic, convirtiéndose en el juego con mejor puntuación en lo que vamos de año); como la metedura de pata de eclipsarlo con el anuncio del Oblivion (un juego que en sus primeros días acumuló casi 200.000 jugadores concurrentes en Steam y que se ha llevado toda la atención mecánica, por delante del Clair Obscure), que perfectamente podría haber retrasado un par de meses.

Este solapamiento es cuando menos desafortunado, y abunda en algunas de las más erráticas decisiones que el gigante digital ha tomado en el campo de los videojuegos, así que no se puede eludr el tirón de orejas. Pero quedémonos con lo bueno. El remaster de Oblivion es una gran noticia, y mejor aún es la existencia de un milagro como Clair Obscure, otro juego de presupuesto contenido que, sin embargo, está destinado a convertirse en uno de los mejores de los últimos años. Esperemos que el Game Pass siga acertando. Si puede ser, con un poco más de tino.