‘La Patética’: Chaikovski y Putin se ven las caras en un gozoso espectáculo sobre la muerte
Miguel del Arco conjuga personajes y géneros dispares en una obra de tono inclasificable


Explica Miguel del Arco que su obra La Patética, estrenada este jueves en Madrid, está “libre y remotamente” inspirada en la novela Morir de Schnitzler y que contiene extractos de cartas de Chaikovski, un fragmento de un ensayo de Hugo von Hofmannsthal y pensamientos de Cioran y Montaigne. Si consideramos que el personaje principal es un director de orquesta enfermo terminal que quiere grabar la Sexta Sinfonía de Chaikovski, conocida como La Patética y considerada un réquiem para sí mismo, lo lógico es suponer que se trata de un dramón. Pero si añadimos que el protagonista habla con naturalidad en escena con los mismísimos Chaikovski y Montaigne, discute en su cabeza con un crítico musical chungo, sale Putin pronunciando un discurso (verdadero) y se cuentan chistes fúnebres, el género no queda tan claro.
¿Qué caldo sale con esos ingredientes? Pues justo esa es la clave del espectáculo y el reto de Miguel del Arco tanto al escribir el texto como en su escenificación: encontrarle un tono propio en el que no chirríe nada, por muy disparatado que parezca, libre de las cadenas de la tragedia, el drama, la comedia o la tragicomedia. Digamos que el montaje arranca desafinado, pero se va ajustando y la segunda mitad de la función es una gozada. Sorprende, cautiva, conmueve y divierte.

También es mérito de los siete actores que dan vida a tan estrafalario tropel. Lo mismo le meten chispa a una escena estilo Lubitsch que te arrancan una lágrima cuando el músico moribundo habla con sus padres en pleno delirio. Lo interpreta Israel Elejalde, que empieza algo apagado como la propia función pero crece hasta encontrar el tono justo. Igual que Jesús Noguero como encarnación de Chaikovski: comienza como una vocecilla interior y al final te lo llevarías puesto para que siguiera dándote consejos y collejas desde el más allá. El resto de los actores componen una veintena de papeles con pinceladas tan certeras que incluso los más breves tienen personalidad. Inma Cuevas borda todos los suyos, Francisco Reyes se merienda al público, Juan Paños es odioso en la piel Putin pero emociona como padre y amigo de infancia, Jimmy Castro es el marido doliente y Manuel Pico salta con agilidad de Montaigne a rockero de Carabanchel.
La conjugación de géneros y personajes tan dispares sirve a Miguel del Arco para abordar desde múltiples perspectivas el tema de la muerte. Porque en ese momento crucial se produce una explosión de sentimientos y cuestiones que no caben en un solo género. Conviven el miedo, la negación, el patetismo, las frustraciones y la culpa, pero también el amor, el sexo, el deseo de posteridad, el humor negro y el repaso a la propia vida. Todo se mezcla de manera atinada en el delirio agónico del protagonista.
Merecen también una mención la factura impecable del montaje, la medida iluminación de David Picazo y la metafórica escenografía de Paco Azorín, un espacio forrado como las paredes de las cámaras anecoicas, que absorben el ruido hasta el punto de que un ser humano no puede aguantar dentro más de una hora. Es lo contrario de la música, el silencio total. La muerte, en fin.
La Patética
Texto y dirección: Miguel del Arco. Reparto: Jimmy Castro, Inma Cuevas, Israel Elejalde, Jesús Noguero, Juan Paños, Manuel Pico y Francisco Reyes. Teatro Valle-Inclán. Madrid. Hasta el 22 de junio.
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