Madrid se prepara para 57 meses de obras con las que cambiar 210 kilómetros de tuberías de agua “fuera de norma” en la capital
El Canal de Isabel II presupuesta 130 millones para renovar su red y prepararla para los efectos del cambio climático y el aumento de la población


El agua baja a toda velocidad mientras anega garajes, sótanos y trasteros. Una tubería se ha roto. De los grifos de decenas de casas no sale ni una gota. Y el Canal de Isabel II, la empresa pública que gestiona el agua en la Comunidad de Madrid, acaba teniendo que enviar cientos de garrafas para apagar la sed y calmar los nervios de los vecinos afectados. Pasa el 3 de julio, y en pleno corazón de la capital de España. La avería, calificada como “fortuita”, es resuelta a las pocas horas. Pero la breve herida que abre explica una intervención de una magnitud y concentración geográfica sin precedentes en la centenaria historia de la empresa: el Canal prepara casi 130 millones de euros para cambiar 210 kilómetros de tuberías que considera “fuera de norma” en Madrid ciudad. Así, se va a renovar el equivalente en tuberías a la distancia que separa Madrid de Valladolid. Se tardarán unos 57 meses. Es decir, habrá obras hasta 2030. Un proyecto gigantesco que sumará más zanjas al caos que provocarán los numerosos trabajos previstos en las principales vías de la capital para los próximos meses.
“Hay muchas roturas por todo Madrid, son constantes”, opina Alejandro Sánchez, diputado de Equo adscrito al grupo parlamentario de Más Madrid en la Asamblea regional. “Al Canal se le puede achacar que va por detrás de los percances, pero es verdad que ha reducido muchísimo las pérdidas [de agua] en la red, y que esta inversión es parte de un plan de renovación para evitar las fugas y roturas que suceden por todo Madrid”.
El 17 de julio hubo una en la M-30 que provocó un atasco kilométrico. El 3 de julio, otra en la calle López de Hoyos inundó bajos y garajes. Y en semanas precedentes se acumularon en Aluche, La Castellana, Ríos Rosas... Son incidentes puntuales propios de una red con más de 14.000 kilómetros de tuberías en toda la Comunidad, pero que tensan el día a día de la ciudad al afectar al tráfico rodado; colocar a los vecinos afectados ante la incertidumbre de no saber cuándo volverán a poder beber agua de sus grifos, o a ducharse; y señalar la necesidad de renovar unas instalaciones clave.
“La rotura de esas tuberías que están fuera de norma, incluso de la norma del Canal, pone en riesgo la seguridad, incluso la vida, de los trabajadores que están haciendo mantenimiento en las galerías”, critica Diego Cruz, diputado del PSOE en la Asamblea de Madrid. “Emprender su acondicionamiento, aunque se haga con un escandaloso retraso, es algo que saludamos y que sabemos es una vieja reivindicación de las centrales sindicales presentes en Canal”, añade. “Exigimos al Canal de Isabel II que en lugar de invertir de forma injustificada y desacertada fuera de la Comunidad de Madrid [en referencia a la expansión americana] actúe en toda la región también sobre lo que el ciudadano no ve, como son las galerías, una infraestructura fundamental y largamente olvidada”.

¿Qué es lo que se va a hacer para paliar el problema? El gobierno regional no aclara a qué se debe que las tuberías que va a sustituir sean consideradas “fuera de norma”, según se explicita en documentación consultada por EL PAÍS que acompaña al contrato para el histórico proyecto. Sí precisa que su cambio forma parte del Plan Red para reemplazar las canalizaciones de agua “más obsoletas” por otras que “presentan mayor resistencia” al ser, por ejemplo, de hierro aleado con grafito.
“Eso minimiza la probabilidad de que se produzcan roturas”, detalla un portavoz, que destaca también que el Canal pierde menos del 5% de agua circulante, lo que la convierte en la compañía más eficaz de España en el aprovechamiento del líquido, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Desde 2018, la empresa ha renovado más de 1.000 kilómetros de red por toda la región (163 municipios). Y ahora pone el foco específicamente en la capital coincidiendo con un momento de profunda transformación.
Por primera vez en el último decenio, el Canal ha subido la tarifa del agua a los usuarios. También ha recibido permiso del gobierno para endeudarse en cientos de millones. Y está acelerando la desinversión del proyecto que le llevó a expandirse por América, con resultados ruinosos.
Todo con un objetivo: financiar la inversión de 2.000 millones en mejoras en la red y el servicio que recoge su plan estratégico para el sexenio 2025-2030, con el que debe preparar la red de suministro para que se adapte a una región que ya ha superado los siete millones de habitantes, y en la que los efectos del cambio climático pueden reducir las reservas de agua drásticamente.
“Dentro del Plan Estratégico de Canal de Isabel II 2025-2030, se encuadra la Línea 1, centrada en garantizar el suministro de agua en escenarios de cambio climático y crecimiento poblacional”, se lee en el contrato. “Dentro de esta línea, se encuentra el Plan Red, cuyo objetivo es renovar el 100% de las conducciones que se encuentran fuera de norma, asegurando la continuidad del servicio al reducirse la probabilidad de fallos en la red, a la vez que se garantiza la calidad del agua suministrada”, sigue. Y se admite: “Una parte importante de la tubería fuera de norma de Canal de Isabel II se encuentra en la ciudad de Madrid, donde la gestión de licencias y permisos está fuertemente condicionada por la protección de pavimentos, las afecciones a la movilidad, las interferencias con las líneas urbanas de transporte, los bloqueos de distritos y todos aquellos condicionantes que surgen en una obra eminentemente urbana”.
Lo que es seguro es que las obras, que se extenderán durante 57 meses, afectarán a todos los distritos de la capital, y previsiblemente arrancarán a finales de 2025 o inicios de 2026, pueden acabar complicando aún más la movilidad en una ciudad que a la vuelta de las vacaciones se encontrará con importantes trabajos de construcción. Entre ellos destacan, por ejemplo, los de la excavación de los túneles del soterramiento de la A-5, el cierre del carril central a la altura de las torres para el Parque Castellana, la construcción de una plataforma en la M-30 a la altura de Ventas, el corte de la A-3 en su acceso a Madrid por las obras del futuro intercambiador de Conde de Casal o la ampliación de la línea 11 de Metro.
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