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El Gobierno de Milei no logra detener la depreciación del peso y la demanda de dólares

La moneda argentina acelera su caída pese al anuncio de un rescate de EE UU y las restricciones cambiarias impuestas por el Gobierno

Un billete de cien pesos argentinos junto a dólares estadounidenses
Javier Lorca

La calma financiera que llevó a Argentina el último rescate del Fondo Monetario Internacional, en abril pasado, duró poco más de tres meses. Los efectos de un nuevo salvataje, ahora de Estados Unidos, duraron solo una semana. Ya el jueves último pudo observarse cómo comenzaba a diluirse el impacto positivo del respaldo de Donald Trump a Javier Milei, escenificado 48 horas antes en Nueva York. Y en lo que va de esta semana la tendencia se pronunció. Pese a que el Gobierno ultra restringió la venta de divisas e intervino en el mercado de cambios, el peso profundizó su caída frente al dólar: en siete días, la variación fue del 6,5%. Bonos y acciones argentinos se negociaron en baja y el riesgo país —el indicador que mide la sobretasa que paga una deuda respecto de la estadounidense— se estacionó sobre los 1.200 puntos.

El plan económico de Milei continúa bajo asedio, en medio de la incertidumbre sobre su capacidad de afrontar los vencimientos de la deuda argentina y de revertir el estancamiento de la actividad y el consumo. Con el ajuste fiscal y el ancla cambiaria para controlar la inflación, el Gobierno apostaba a llegar sin zozobras a las elecciones legislativas nacionales del domingo 26. Cada día parece más difícil.

La inédita ayuda anunciada por la Administración de Trump alimentó esa esperanza: se trata de la promesa de un swap de monedas por 20.000 millones de dólares, un crédito aun sin fecha ni monto confirmados y la posibilidad de que EE UU compre bonos de deuda argentinos. También contribuyó al optimismo de la ultraderecha el resultado de su decisión de suspender transitoriamente el cobro de derechos de exportación a la producción agropecuaria, que permitió adelantar el ingreso al país de 7.000 millones de dólares (al costo de resignar la percepción futura de unos 1.500 millones en aranceles).

La liquidación de esas exportaciones culminó el martes y el Gobierno solo pudo comprar unos 2.000 millones de dólares para poder enfrentar los próximos vencimientos, que superan los 8.500 millones. Fue menos de lo esperado y realzó la desconfianza. Los bonos argentinos en dólares cayeron en promedio el 1% este miércoles. La mayoría de las acciones de compañías nacionales que cotizan en Wall Street también mostró una oscilación negativa. El riesgo país extendió su alza: había bajado hasta los 900 puntos una semana atrás y este miércoles cerró en 1.230.

La expectativa de que el peso sufrirá, tarde o temprano, una fuerte devaluación persiste desde hace semanas. En los días previos al anunciado rescate de Trump, el Gobierno de Milei había tuvo que vender más de 1.100 millones de dólares para sostener la moneda y el esquema de flotación de divisas entre dos bandas, acordado con el FMI. Esta semana, después del rescate, el Tesoro vendió unos 450 millones, según estimaciones informales.

El Ejecutivo también repuso restricciones a la compra de dólares, parte de las medidas que había eliminado en abril, al levantar el llamado cepo. Primero, prohibió que quienes adquieren dólares al precio minorista oficial, el más bajo del mercado, accedan en los 90 días siguientes al dólar financiero, en sus variantes conocidas como “MEP” y “contado con liquidación”, de mayor precio. Este martes sumó otra restricción: las billeteras virtuales ya no pueden ofrecer compra-venta de dólares, un circuito que, se calcula, canalizaba un tercio de las operaciones.

Aun así, el peso volvió a caer contra la moneda estadounidense por tercera jornada consecutiva. La cotización minorista de este miércoles cerró en 1.450 pesos por dólar, 50 más que el día anterior, 90 más que una semana antes, cuando persistía el empujón de Trump. Las bandas vigentes son de 944 y 1.481 pesos. Si el billete verde llega a la banda superior, el Banco Central deberá ceder parte de sus magras reservas internacionales. Hoy las reservas netas rondan los 7.500 millones de dólares.

Milei reconoció por primera vez, en las últimas horas, que “se desaceleró fuertemente la actividad económica”. También atribuyó la volatilidad financiera a “la vocación destructiva del kirchnerismo”, al que responsabilizó por las leyes aprobadas en el Congreso, con el voto de toda la oposición, para revertir el ajuste de su motosierra en áreas como salud y educación. La confianza del presidente ultra está depositada ahora, nuevamente, en Trump.

Dentro de dos semanas, Milei partirá en su decimotercer viaje a Estados Unidos desde que asumió en 2023, el quinto este año. Será su primera visita oficial y el republicano lo recibirá en el Salón Oval de la Casa Blanca. El mandatario argentino espera poder avanzar en la urgente concreción del auxilio anunciado. Deberá superar la condición que pareció establecer el secretario del Tesoro de EE UU, Scott Bessent, cuando publicitó el salvataje: “Inmediatamente después de las elecciones, comenzaremos a trabajar con el gobierno argentino en el pago de sus principales deudas”, sostuvo.

No será el único obstáculo. Trump ya enfrenta problemas internos por el costoso apoyo prometido a su incondicional aliado sudamericano. Un grupo de senadores demócratas le envió una carta solicitando que “detenga de inmediato cualquier plan de brindar asistencia financiera a la Argentina” y que “en lugar de subsidiar a un país extranjero para influir en las elecciones de mitad de mandato” priorice “la reducción de los costos para las familias estadounidenses”.

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Sobre la firma

Javier Lorca
Es periodista de EL PAÍS en la redacción en Buenos Aires.
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