Argentina vende reservas para aliviar la presión cambiaria y Milei asegura que negocia un préstamo de Estados Unidos
El Banco Central se desprendió de 1.110 millones de dólares en tres días. El presidente ultra busca un acuerdo con Trump para enfrentar los vencimientos de deuda


En un torbellino de volatilidad financiera, con el Gobierno de Javier Milei atravesando su peor momento, el Banco Central de Argentina vendió un total de 1.110 millones de dólares en tres días para intentar frenar la caída del peso frente a la divisa estadounidense. Después de repetir en las últimas horas que no modificará su plan económico, el Ejecutivo ensayó este viernes otro intento de calmar a los mercados: el presidente aseguró que negocia con el Gobierno de Donald Trump un préstamo del Tesoro de Estados Unidos para poder hacer frente a vencimientos de deuda por 8.500 millones de dólares. Gracias al apoyo político del republicano, Argentina acordó en abril pasado un rescate de 20.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional.
“Estamos muy avanzados y es cuestión de tiempo”, admitió Milei este viernes, cuando fue consultado sobre un préstamo del Tesoro estadounidense. El presidente viajó a la provincia de Córdoba para lanzar la campaña de su partido, La Libertad Avanza, hacia las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre. Allí, habló con el diario La Voz del Interior y admitió que busca un nuevo préstamo externo para equilibrar las cuentas. “Teníamos claro que este año iba a ser muy complicado”, dijo, “y ya habíamos empezado a desarrollar estrategias para cubrir los pagos que tiene Argentina el año que viene, que son 4.000 millones de dólares en enero y 4.500 millones de dólares en el mes de julio”.
La próxima semana, cuando participe en Nueva York de la asamblea general de Naciones Unidas, Milei aspira a avanzar en la negociación y coordinar un nuevo encuentro bilateral con Trump. La posibilidad de un crédito especial de EE UU para Argentina ya había sido mencionada a mediados de abril, cuando el secretario del Tesoro, Scott Bessent, visitó el país y se reunió con Milei.
En aquel momento, Milei había cerrado el acuerdo con el FMI —al que Argentina aún le debe otros 40.000 millones de dólares— y había levantado parcialmente las restricciones en el mercado de cambios vigentes en el país desde 2018. Desde entonces, rige un esquema de flotación cambiaria entre bandas (entre 1.000 y 1.400 pesos por dólar). El propósito explícito del Gobierno ultra siempre fue mantener el dólar barato, un ancla cambiaria para contener la inflación. La estabilidad inicial duró cerca de tres meses, con el dólar rondando los 1.100 pesos. Pero luego la moneda local comenzó a depreciarse. El Ejecutivo aplicó un brutal apretón monetario y convalidó altas tasas para reducir los pesos circulantes y evitar su conversión en billetes verdes. También arrió sus banderas liberales y, desde el inicio de septiembre, intervino con recursos del Tesoro. Fue inútil.
La debilidad política del Gobierno, expuesta por una dura derrota electoral en la provincia de Buenos Aires y los sucesivos límites marcados por el Congreso a la motosierra de Milei, precipitó la inestabilidad en las últimas dos semanas. En un país acostumbrado a sucesivas crisis devaluatorias, para los inversores eso es sinónimo de buscar refugio en moneda dura.
Este miércoles, la cotización del dólar llegó al techo previsto y, tal el acuerdo con el FMI, el Banco Central comenzó a vender divisas de sus reservas, con la esperanza de aplacar la demanda y sostener el esquema de bandas. El primer día vendió 53 millones de dólares, el segundo fueron 379 millones y el tercero, este viernes, 678 millones. Mientras al término de agosto el dólar mayorista cotizaba a 1.342 pesos, para el 10 de septiembre ya estaba en 1.423 y este viernes alcanzó los 1.475 pesos. Las reservas netas del Banco Central cerraron la semana en 39.259 millones de dólares. Pero solo unos 6.000 millones son de libre disponibilidad.
Lejos de revisar su plan económico, Milei atribuye las turbulencias a la oposición, después de haber acusado a los bancos. Desde Córdoba, el mandatario aseguró que “el pánico político está generando una descoordinación enorme en el riesgo país”. Reconoció “mucha volatilidad en el tipo de cambio”, pero minimizó su impacto porque “la inflación minorista continúa en el 1%”.
Economistas de diferentes tendencias, ortodoxos y heterodoxos, algunos cercanos a la ultraderecha y otros en las antípodas, cuestionan al Gobierno por no haber adquirido divisas cuando la situación era propicia, para fortalecer las reservas y afrontar sin sobresaltos los acuciantes vencimientos de deuda. También lo critican por haber apostado a un dólar artificialmente barato. Ahora, los grandes jugadores del mercado dan por seguro que habrá un cambio de rumbo económico, como mucho, después de las elecciones nacionales de octubre. El Gobierno no tiene otra alternativa que negarlo y así lo viene haciendo.
“Vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda”, dijo este jueves Luis Caputo, el ministro de Economía. “Confiamos plenamente en el programa económico y no nos vamos a mover del programa”, aseguró. Hace poco más de dos meses, el ministro se burlaba de quienes advertían que el tipo de cambio estaba apreciado y que esa convicción alimentaba la demanda de dólares. “Comprá”, dijo entonces Caputo, “no te la pierdas, campeón”.
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