Cristina Kirchner llama al peronismo a cambiar la idea de “Estado presente” por “Estado eficiente”
La expresidenta afirma que su partido debe preguntarse por qué los argentinos votan a la ultraderecha de Javier Milei


El peronismo está en crisis. Derrotado en 2023 por a Javier Milei, el partido fundado hace más de 80 años por Juan Domingo Perón vive sumido en el desconcierto. Perdió las seis últimas elecciones regionales celebradas este año, la última en la ciudad de Buenos Aires, mientras sus principales referentes se desangran en disputas internas. La más visible la protagonizan Cristina Kirchner, expresidenta, y Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, la más grande, poblada y rica del país. La disputa pasa por las candidaturas para las elecciones a diputados y senadores nacionales que se celebrarán el 26 de octubre próximo. La expresidenta, sin embargo, pidió ahora parar la pelota. Con motivo de la celebración del 25 de mayo, día patrio en Argentina, dio un largo discurso en el que apuntó, sin previo aviso, contra el Estado de bienestar y la industrialización por sustitución de importaciones, dos pilares del peronismo. Fue un llamado a “adaptarse o morir”, cambiando las banderas del “Estado presente” por las del “Estado eficiente” para recuperar el espacio que les arrebató Milei.
Kirchner criticó las políticas de Milei. Dijo que “el décimo default no es una fantasía muy lejana” y que la “batalla cultural”, esa que Milei despliega con insultos contra todo lo que considere progresista, es “una bomba de humo” frente a una crisis económica que, avizora, pronto explotará en las manos de los argentinos. “Este modelo no es nuevo: ya fue implementado en la dictadura, fracasó y va a fracasar otra vez”, dijo, y arrancó entonces un atisbo de autocrítica sin precedentes. “¿Eso significa que la gente va a volver a nosotros?”, se preguntó. “Me permito dudarlo, seriamente. Las elecciones [a concejales por la ciudad de Buenos Aires del 18 de mayo] fueron paradigmáticas. En barrios populares donde antes ganábamos, ahora perdió Milei. Pero eso no implica que quieran volver a nosotros. Tenemos que preguntarnos por qué”, dijo.
El llamado a repensar el peronismo llegó hacia el final de un discurso de más de una hora que escuchaban exministros, jefes comunales afines y una militancia joven que sigue a Kirchner con devoción. No hubo representantes de Kicillof, a tono con los tiempos que corren dentro del partido que gobernó Argentina durante 26 de los 42 años desde el regreso a la democracia. “Tenemos que replantear el modelo económico que le proponemos a la sociedad, sin prejuicios ni falsos clichés históricos y culturales”, dijo Kirchner. Un paso semejante supone romper las banderas del “estatismo” que los críticos, y sobre todo Milei, achacan al peronismo en su versión kirchnerista, hegemónica dentro del movimiento desde 2003.
El desafío es enorme, pero la historia dice que no imposible. Tras la derrota contra la Unión Cívica Radical de Raúl Alfonsín en 1983, el peronismo se reinventó como partido ultraliberal, bajo la dirección de Carlos Menem. Argentina se alineó sin matices con Estados Unidos y abrazó el Consenso de Washington: privatizó empresas, abrió su economía y ató su moneda al dólar con la llamada convertibilidad.
Cuando el modelo estalló en 2001 volvió el peronismo en su versión “nacional y popular”. Néstor y Cristina Kirchner recuperaron las banderas del “Estado presente” y la defensa de la industria nacional como condición para la soberanía económica. La motosierra de Milei acabó con todo eso, apuntó Kirchner, y los tiempos han cambiado. “En esa motosierra se identificaron los golpeados por la pandemia, el tipo que fue a hacer un trámite y nadie le solucionó nada y se fue puteando; el que fue a un hospital para pedir un turno y se lo dieron para dentro de tres meses. Seguir hablando del Estado presente significa no estar acorde con lo que está pasando hoy en la sociedad. Tenemos que ver como hablamos de un Estado eficiente, pensar una nueva estatalidad”, dijo.
Lo de Estado “eficiente” suena a mala palabra en el peronismo, que lo asocia a políticas liberales de la derecha. También lo es poner en cuestión el modelo de industrialización por sustitución de importaciones, basado en barreras arancelarias y subsidios a los empresarios nacionales. “Hay otro tema que debemos discutir. Hablo de nuestro famoso modelo sustitutivo de importaciones, el caballito de lo que denominábamos la burguesía nacional o empresariado nacional. Ese modelo de protección que hacíamos muchas veces no redundaba en una inversión para mayor valor agregado o innovación tecnológica y perdíamos productividad”, dijo Kirchner. El peronismo busca, una vez más, una nueva identidad.
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