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Condenada una enfermera argentina por asesinar a cinco bebés con potasio e insulina

Brenda Agüero, de 30 años, es declarada culpable por inyectar dosis letales a recién nacidos sanos

Brenda Agüero, enfermera neonatal en juicio este jueves, en Córdoba, Argenitna.
Mar Centenera

Entre marzo y junio de 2022, cinco recién nacidos murieron y otros ocho estuvieron a punto de perder la vida en el principal hospital neonatal público de la ciudad de Córdoba, en el centro de Argentina. El primer caso fue considerado una muerte súbita, el segundo también, pero las sospechas comenzaron a crecer hasta que dos neonatólogas dieron aviso a la Justicia y se descubrió un patrón macabro. Los bebés fueron asesinados con inyecciones de potasio e insulina. La enfermera que les suministró esas inyecciones letales, Brenda Agüero, ha sido condenada por un jurado popular a cadena perpetua. Tres altos cargos del hospital y el exsecretario de Salud provincial han recibido además penas de entre cuatro y cinco años de cárcel por encubrir estos crímenes que conmocionaron al país.

Los familiares colgaron fotografías de las víctimas y dibujos de sus pies minúsculos frente a la sala de audiencias del tribunal. Este miércoles, escucharon la sentencia en silencio y, poco después, algunos estallaron en llanto y otros en insultos contra esta enfermera de 30 años y los demás condenados, según los medios locales que cubrieron el juicio. “Asesinos”, les gritó la hermana de uno de los bebés asesinados.

Agüero hacía un año y ocho meses que trabajaba en el Hospital Neonatal Ramón Carrillo de Córdoba cuando cometió el primer asesinato por el que acaba de ser condenada. Nadie la vio inyectar la sustancia letal. Eso permitió que el crimen pasase inadvertido, aunque la víctima, Francisco, era un bebé sano que había nacido por cesárea sin complicaciones el 18 de marzo de 2022. A las dos horas se descompensó y lo llevaron a terapia intensiva. No pudieron salvarle la vida. Benjamín, el bebé de Damaris Bustamante, nació el sábado 23 de abril del mismo año y sólo vivió diez horas. El patrón se repitió con Ibrahim, el hijo que Julieta Guardia dio a luz el 23 de mayo.

Entre el personal médico y de enfermería del hospital comenzaron a despertarse suspicacias sobre esas muertes sin causa evidente. Se analizó un lote de vitamina K en busca de alguna posible contaminación, sin resultado positivo. Pese a las sospechas, nadie dio una voz de alarma. Hasta el 6 de junio. Ese día, Yoselin Rojas dio a luz a término a una niña, Angeline, a las 11 de la mañana y la bebé murió a las 4 de la tarde sin causa de muerte aparente. Pocas horas después falleció una segunda bebé, Melody. Un par de neonatólogas del hospital fueron a la unidad judicial más cercana y pusieron una denuncia.

Fue declarada culpable de cinco homicidios y también de ocho intentos de homicidio.

La Justicia ordenó hacer autopsias a las recién nacidas y los resultados fueron idénticos: paro cardíaco por hiperpotasemia, es decir, por exceso de potasio en sangre. No encontraron ampollas mal etiquetadas ni fallos de protocolo. Alguien había administrado esas dosis letales de potasio de forma intencional.

Una conducta repetida

El testimonio de las familias ayudó a reconstruir lo ocurrido. Yoselin Rojas contó que ella estaba con su bebé cuando Agüero se la llevó sin darle ninguna explicación. No volvió a verla con vida. La hermana de Ibrahim, otra de las víctimas, reconoció que fue esa misma enfermera quien se llevó al recién nacido para supuestamente hacerle un chequeo tras haberle dicho a su madre que tenía que bajar a la guardia porque alguien había preguntado por ella. El relato de los demás familiares ante el jurado fue similar. Reconocieron a Agüero como la enfermera que estaba al cuidado de las parturientas y los registros hospitalarios confirman su presencia en el lugar de los hechos en todos los casos investigados.

El fiscal Raúl Garzón detalló que el patrón de conducta de Agüero incluyó haber “elegido bebés sanos, que tienen menos controles que uno comprometido”. La enfermera tenía práctica en la colocación de inyecciones y acceso a medicamentos y bebés. Se los llevaba con alguna excusa y les inoculaba las sustancias nocivas que les provocaban la muerte. Garzón subrayó que no se trató de mala praxis ni de errores humanos, sino de una serie de ataques deliberados y cuidadosamente ejecutados.

El jurado deliberó durante diez horas antes de condenar a Agüero a perpetua por mayoría. Fue declarada culpable de cinco homicidios y también de ocho intentos de homicidio. Entre los bebés que sobrevivieron, dos tienen secuelas por las sustancias administradas por la enfermera.

Agüero, que está en prisión preventiva desde hace tres años, se ha declarado inocente a lo largo de todo el juicio. Escuchó imperturbable el testimonio de las madres afectadas y en sus últimas palabras antes del veredicto las acusó de actuar según un guion.

El jurado también condenó a penas de entre cuatro y cinco años de cárcel por encubrimiento a la exdirectora del hospital, Liliana Asís; al subsecretario de Salud provincial, Pablo Carvajal; al exsubdirector administrativo del hospital, Alejandro Escudero; y a la exjefa de Neonatología, Marta Gómez Flores.

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Sobre la firma

Mar Centenera
Es corresponsal de EL PAÍS en Buenos Aires. Antes trabajó en la sección Internacional de Público, fue enviada especial en Afganistán y Filipinas, y corresponsal de la Agencia Efe en Yakarta y Buenos Aires. Es licenciada en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).
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