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La popularidad de Milei cae en su principal bastión: las redes sociales

Varios escándalos hacen mella en la imagen del presidente argentino un año y medio después de alcanzar el poder

Javier Milei
Javier Lorca

En el corazón de lo que fue su origen, en las redes sociales y las comunidades virtuales se construyó su liderazgo, ahí, en su propio terreno, Javier Milei ha empezado a verse rodeado de cuestionamientos y sentimientos negativos en el primer trimestre de este año. Las encuestas y los análisis de redes y medios de comunicación advierten de un declive del apoyo al presidente argentino. El incipiente deterioro de su imagen ha comenzado a tener impacto en la política real, 16 meses después de la formación de su Gobierno ultraderechista. En los últimos días, Milei ha sufrido duras derrotas en el Congreso y la tercera huelga general de las federaciones sindicales. Con la economía bajo incertidumbre global e inestabilidad local, el mandatario intenta recuperar la iniciativa: este viernes ha celebrado como un éxito el rescate de 20.000 millones de dólares acordado con el Fondo Monetario Internacional y ha logrado que la inminente devaluación de la moneda nacional quede opacada por la eliminación parcial de las restricciones cambiarias.

Las encuestas nacionales vienen mostrando un cambio de tendencia en la opinión pública desde principios de año. La consultora brasileña Atlas Intel —una de las pocas que anticipó el triunfo electoral de Milei en 2023— detecta una caída pronunciada en la imagen positiva del mandatario. La percepción favorable a Milei cayó del 54% en diciembre pasado al 48% en marzo, mientras que su imagen negativa saltó del 42% al 51%. Al Gobierno, el 47,9% lo evaluó como malo o muy malo, y el 6,9% como regular. El 44% lo consideró excelente o bueno. Además, la encuesta de satisfacción política y opinión pública de la Universidad de San Andrés muestra que la imagen negativa de Milei pasó del 44% al 51% entre noviembre y marzo, y que su imagen positiva descendió del 49% al 43%.

La misma tendencia comienzan a registrar los estudios sobre discursos predominantes en redes sociales y en medios, es decir, en la cuna de la figura de Milei y del vínculo directo con sus seguidores. La consultora Ad Hoc señala que la imagen digital del presidente tocó su pico de positividad en agosto pasado, cuando llegó al 56%. Entonces las consideraciones negativas asociadas a él eran un 35%. La última medición, de marzo, exhibe una escena inversa: el mandatario cuenta con un 53% de menciones negativas y un 39% de positivas. El mes pasado fue el segundo consecutivo con balance negativo para Milei, algo inédito desde su llegada al poder.

Javier Milei saluda a simpatizantes tras conocerse los resultados de la primera vuelta de las elecciones argentinas, en octubre de 2023.

“Durante los últimos ocho meses de 2024, Milei había conseguido no solo ser el centro de la atención, sino también establecer la agenda de los temas sobre los que se hablaba en las redes y la forma en que se hablaba”, dice Kevin Grunbaum, analista político de Ad Hoc. “Pero desde febrero eso empieza a tambalear. El tipo de conversación que se genera alrededor de Milei comienza a ser negativa y el Gobierno no logra contrarrestar esa conversación con otra agenda ni con otro encuadre”.

Los primeros puntos de quiebre, señala el consultor, fueron el discurso del presidente en el Foro de Davos —en enero, asoció a la homosexualidad con la pedofilia— y su participación en febrero en el presunto fraude con la criptomoneda $Libra. Luego se fueron sumando hechos de connotación negativa para el Gobierno que lo dejaron a la defensiva, como la falta de reacción ante una dramática inundación en la ciudad de Bahía Blanca o la violenta represión policial a una manifestación de rechazo a los recortes de pensiones para los jubilados.

El mismo cambio de tendencia es detectado por la consultora Monitor Digital. “Hasta diciembre el Gobierno tenía un clima de diálogo positivo en redes y medios, pero después eso se desmorona”, explica Diego Corbalán, director de la agencia. Según el índice con que evalúa el tenor de las conversaciones digitales, que va de 100 puntos (excelente) a -100 (pésimo), entre febrero y marzo los sentimientos vinculados con Milei cayeron debajo de -70 (muy malo). “Nuestra hipótesis es que Davos y el criptogate dispararon una negatividad que ya estaba latente, relacionada con expectativas de recuperación económica que la gente tenía y que, al llegar fin de año, no se habían cumplido”.

Personas observan desde un restaurante una entrevista de Javier Milei alrededor del caso $Libra, el pasado 17 de febrero en Buenos Aires.

El declive en la imagen de Milei y el malhumor social tuvieron como correlato una sucesión de golpes para el Gobierno. En el Congreso sufrió dos derrotas clave: el rechazo a los jueces que el presidente había nombrado para integrar la Corte Suprema y la apertura de una investigación sobre el caso $Libra. La resistencia sindical al plan de ajuste y desregulación de Milei volvió a expresarse el jueves, con una nueva huelga general. En el plano económico, el último mes estuvo marcado por turbulencias financieras y pérdidas de reservas del Banco Central en pos de contener al dólar. La saga de noticias negativas para la Administración ultra sumó la confirmación de una aceleración de la inflación por segundo mes consecutivo –fue del 3,7% en marzo–. El dato puso en entredicho el principal logro de Milei durante su primer año de mandato, el control del índice inflacionario, que bajó del 211% en 2023 al 117% en 2024.

Milei tiene a su favor una cuestión no menor que reconocen las mismas encuestas que detectan su desgaste: los dirigentes de la oposición lo superan en imagen negativa y él sigue siendo el político argentino con mayor centralidad, además del principal referente de quienes rechazan al peronismo. En ese escenario, ahora aspira a recobrar protagonismo. El viernes presentó como un logro el nuevo acuerdo con el FMI que supone el ingreso de 15.000 millones de dólares frescos y anunció el levantamiento parcial de las restricciones al mercado de cambios, el llamado cepo. El nuevo esquema de flotación de divisas entre bandas supondrá, estiman los economistas, una devaluación y tendrá impacto en la inflación. En un mundo sacudido por la guerra de aranceles de Donald Trump, Milei decidió doblar la apuesta en busca de recuperar la confianza de los mercados. El resultado comenzará a verse en los próximos días.

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Sobre la firma

Javier Lorca
Es periodista de EL PAÍS en la redacción en Buenos Aires.
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