Brasil da una segunda vida al ‘Corazón partío’, de Alejandro Sanz
Más de 500 millones de reproducciones convierten la versión ‘pagode’ de este himno generacional en la canción más escuchada del país sudamericano
Con su melodía inconfundible, el Corazón partío del español Alejandro Sanz suena a todas horas en la calle, la playa o los taxis de Brasil casi 30 años después de su lanzamiento. La versión en portugués del grupo brasileño Menos é Mais ha conquistado a todo el país dándole un envoltorio a ritmo de pagode, la versión más melódica y romántica de la samba. El Coração partido brasileño, bendecido por el padre de la criatura, es la canción más escuchada en todas las plataformas digitales de Brasil en el primer semestre del año, según el ranking de Pro-Música, entidad que reúne a las principales discográficas nacionales. Tan solo en Spotify y YouTube suma más de 500 millones de reproducciones.
La canción fue lanzada hace casi un año, y fue avanzando terreno poco a poco hasta estallar en los últimos meses. Los brasileños ya conocían el hit de 1997, sobre todo gracias al dueto que Sanz grabó con Ivete Sangalo, superestrella nacional, y a una telenovela Torre de Babel, que la usó en su banda sonora. Es de las pocas canciones en español que los brasileños, extremadamente resistentes a escuchar música de fuera de sus fronteras, son capaces de cantar en un karaoke. La memoria afectiva estaba ahí, cualquiera podía tararear la melodía. Faltaba acertar con una nueva letra.
Ricardus, un joven compositor de 27 años que gateaba cuando la canción se volvió un hit planetario, fue el que dio en la diana. Cuenta por teléfono que estaba en su casa duchándose para recuperarse de una resaca monumental cuando le vino a la cabeza todo el nuevo estribillo en portugués. “Dios me mandó una inspiración”, bromea. Se encerró en el baño con su guitarra y en 40 minutos la canción estaba lista.
Y es que la letra no es, ni mucho menos, una traducción literal. Si la versión de Sanz es la historia de alguien derrotado por una ruptura, la adaptación brasileña añade algo de resentimiento. Si el madrileño se pregunta “quién llenará de primaveras este enero y bajará la luna para que juguemos”, los brasileños cantan “e agora, nem pintada de ouro te quero, eu não vou sentir pena de te ver sofrendo” (Ahora no te quiero ni pintada de oro, no voy a sentir pena de verte sufriendo).
El cambio funciona a la perfección para este género, repleto de relatos de despecho, y que se canta sobre todo en formato de roda, cuando el público canta a pleno pulmón, rodeando a los músicos, sentados en una mesa. Cada concierto tiene algo de catarsis colectiva. “En la letra de ahora hay decepción, pero la persona sale vencedora, por eso la gente la canta tan alto, porque es algo que tienes muchas ganas de gritar. A veces estás en el fondo del pozo, pero quieres decir que lo vas a superar”, comenta el compositor, intentando desvelar las claves del éxito que incluso a él le ha pillado por sorpresa.
Antes de que la canción estuviera en boca de medio Brasil había que hacer lo más importante: pedir permiso a Alejandro Sanz. La discográfica brasileña de Menos é Mais se puso en contacto con Universal Music y la luz verde no tardó en llegar. Al cantante le encantó esta versión: “Un lindo homenaje, con ese toque que sólo Brasil consigue hacer”, publicó en sus redes sociales poco después del lanzamiento.

Para los integrantes del grupo (Gustavo Goes, Paulinho Félix, Ramon Alvarenga y Eduardo, Duzão), saber que Alejandro Sanz artista daba su visto bueno fue un alivio, porque ya tenían la música grabada y sentían que tenían “una responsabilidad gigantesca”, comenta Duzão, el cantante.
Ahora, Sanz, Ricardus y la banda se reparten los beneficios que genera cada nuevo play de la canción, aunque los porcentajes son confidenciales. Para el grupo, más allá del retorno monetario, un dato importante es que la canción no sólo le ha aupado a lo más escuchado de Brasil, sino que también ha conseguido que el pagode desbancara al sertanejo (una especie de country local) como género más popular, algo que parecía imposible ante al avance imparable de los últimos años de este ritmo nacido en el interior de Brasil y muy vinculado a la pujanza del agronegocio.
En los conciertos de sertanejo son frecuentes los escenarios gigantescos, aparatosos espectáculos de luces y mucha pirotecnia. Pero el concepto de Menos é Mais va, como el propio nombre indica, en la dirección contraria: camisetas, chanclas, gafas de sol y sillas de plástico, y sin postureo. “Nosotros vemos el pagode de otra forma, creemos que cuanto más simple, cuanta más verdad haya y más se parezca a cómo somos, más fácil es conectar con la gente. No es sólo la música, es la energía, la imagen que transmitimos”, resume Goes.
Esa simplicidad salta a la vista en el video que les catapultó a la fama (antes de Coração partido). En 2019, con una inversión de apenas 10.000 reales (1.800 dólares) grabaron una especie de videoclip en directo con un popurrí de poco más de ocho minutos. Lo colgaron en YouTube con el título de Churrasquinho de Menos é Mais, una invitación a que formara parte de las clásicas barbacoas que los brasileños suelen celebrar con amigos el fin de semana.
Efectivamente, ese compilado se convirtió en la banda sonora de la cerveza helada del domingo, porque a día de hoy ya acumula la asombrosa cifra de más de mil millones de visualizaciones. Saboreando las mieles del éxito, ahora el grupo fantasea con la idea de cantar con Sanz en uno de sus multitudinarios conciertos al aire libre: “Sería un sueño, un hito en nuestra historia y en la de la música brasileña”, confiesa Duzão.
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