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Díaz-Granados (CAF): “Es hora de usar los derechos especiales de giro; hay que pasar a la acción”

El jefe del banco de desarrollo de América Latina y el Caribe urge a echar mano de los activos de reserva emitidos por el FMI para afrontar las necesidades desatendidas en los países de renta media y baja

El presidente de CAF, Sergio-Díaz Granados, este lunes en Sevilla.
Ignacio Fariza

El secretario general de la ONU, António Guterres, anfitrión último de la cumbre que se celebra estos días en Sevilla, lo tiene claro: para dar salida a la actual crisis de financiación para proyectos de desarrollo, en pleno repliegue de muchos países donantes en Occidente (Estados Unidos, el Reino Unido, Francia…) es fundamental involucrar aún más a los regionales de bancos regionales de desarrollo. Son, en fin, quienes mejor conocen el terreno y las necesidades financieras reales. Pero necesitan más recursos para ayudar a los países de renta media y baja y acelerar, así, su salto definitivo a la prosperidad.

CAF, la más importante de estas entidades en América Latina y el Caribe en desembolsos, ha apremiado este lunes a hacer uso de los derechos especiales de giro —activos de reserva internacionales emitidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y claramente infrautilizados en el campo del desarrollo— para “fortalecer la capacidad financiera” de estas instituciones y regar de crédito la economía real. “Es hora de que ese activo se utilice para fortalecer la capacidad financiera de los bancos de desarrollo”, ha enfatizado su presidente ejecutivo, Sergio Díaz-Granados, en una conferencia de prensa celebrada en la capital andaluza. “Hay que pasar a la acción y fortalecer [con ellos] las hojas de balance. Tenemos una gran oportunidad”.

El banco de desarrollo de origen andino —aunque expandido desde hace años por toda la región, hasta el punto de haber superado con creces en tamaño al BID— ha sido, hasta la fecha, el único que ha echado mano de los derechos de giro: en 2023, tras la pandemia. “Y quedó demostrado que se pueden utilizar, para apalancar deudas o reforzar el balance”, ha enfatizado Díaz-Granados. Sin embargo, “una gran parte siguen en las cuentas del FMI: hay más de 300.000 millones que deberíamos canalizar urgentemente hacia el desarrollo”.

“Si utilizásemos más derechos especiales de giro [pueden intercambiarse a cambio de monedas de libre uso], podríamos hacer mucho más. Es cierto que hay un debate jurídico alrededor, pero hay que ver que el tiempo pasa y que hay mucha gente en la pobreza”, ha urgido Díaz-Granados. “Hay que conciliar esas posiciones dogmáticas con la realidad que estamos viviendo, y utilizar este instrumento en favor de los bancos de desarrollo”.

En todo el mundo, ha subrayado el jefe de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, hay casi medio millar de bancos de desarrollo. Una cifra que, lejos de caer o estabilizarse, no ha dejado de crecer en los últimos años. “Sin embargo, solo cubrimos el 15% de las necesidades de financiamiento para el desarrollo para 2030. Por eso hay que ensancharlos; no uno ni dos, sino todos”, ha agregado en sintonía con Guterres.

En diciembre de 2021, CAF aprobó la mayor capitalización de la historia del banco. Una apuesta que fue, ha recordado Díaz-Granados, “superior a la del Banco Mundial un año antes”. Ahora, sin embargo, “todos los bancos de desarrollo necesitamos hacer un nuevo esfuerzo para mejorar y crecer si queremos alcanzar las metas fijadas para 2030″.

Ese esfuerzo debe ser particularmente importante en la franja de tierra que va de Ushuaia al río Bravo. “No va a haber solución al cambio climático, ni al problema energético, ni a la transición digital sin América Latina y el Caribe”, ha recordado el presidente de CAF. Hay una razón de peso: “Tenemos el 60% de la biodiversidad en el 23% del territorio. Si queremos preservarlo, deben contar con la región”.

Mercosur

Tras la cita de Sevilla, los países de la UE y de América Latina volverán a verse las caras en Santa Marta (Colombia), en una cumbre llamada —en palabras de Díaz-Granados— a “marcar un hito” en una de las relaciones económicas bilaterales mejor engrasadas del planeta. Para entonces, hay opciones de que, tras una eterna negociación, los Veintisiete y los países del Mercosur lleguen con su acuerdo comercial ratificado por los países del Viejo Continente. Por fin.

“Ojalá sea este año: con el mundo en discusiones sobre muros arancelarios, se mandaría una señal de comercio basado en reglas en tiempos de muros arancelarios”, ha subrayado el máximo responsable de CAF. Supondría, ha recordado, la creación de la mayor área de libre comercio. “Abarcaría más del 22% del PIB mundial, y el 97% de la economía de América Latina y el Caribe pasaría a estar cubierta por reglas predecibles de comercio en bienes y servicios”.

Con más de 600.000 millones de euros, “Europa ya es el mayor inversor y el mayor generador de empleo en América Latina y el Caribe. Y lo que queremos es que esto solo sea un punto de inicio, no de final”, ha añadido Díaz-Granados.

El ocaso del multilateralismo

El mundo ha pasado, en los apenas seis meses transcurridos desde el regreso de Donald Trump al poder, de un multilateralismo perfectible pero efectivo al feroz unilateralismo de hombres fuertes y poder duro. Un giro radical y rápido, muy rápido, que permea —con y sin micrófonos de por medio— en todos los encuentros de estos días en Sevilla, la ciudad que acoge la IV Conferencia de Financiación para el Desarrollo de Naciones Unidas.

En ese caldo de cultivo, Díaz-Granados ha reafirmado la apuesta latinoamericana por lo multilateral. “Los desafíos que tenemos no son individuales, sino colectivos: son problemas para los que no hay fronteras”, ha enfatizado. “Nuestro compromiso es seguir haciendo crecer la semilla que se plantó en 1968 [cuando nació la entonces corporación andina] y que no ha dejado de crecer. América Latina apuesta por la multilateralidad”.

Los aranceles recientes, una herramienta económica que vive sus días de mayor auge con Donald Trump en la Casa Blanca, “no son una buena herramienta si queremos reducir la pobreza y la desigualdad: no hacen ningún beneficio a la economía y perjudican a los que menos ingresos tienen”. Son, ha zanjado, “un impuesto regresivo”.

Desafío demográfico

El mundo enfrenta desde hace años un reto mayúsculo: el del envejecimiento de la población, con todos los retos sociales y económicos que eso lleva aparejados. Esa ola empieza a llegar, también, a las sociedades históricamente más jóvenes: en Asia y también en América Latina. Solo África parece a salvo, al menos por ahora.

“El gran desafío que tenemos en la región [latinoamericana y caribeña] es demográfico, con las tasas de natalidad cayendo y deseos de inmigrar por parte de los jóvenes”, ha reconocido Díaz-Granados. “Es un cuadro complejo: tenemos que retener el talento en la región y trabajar en flujos de movilidad ordenados, con la posibilidad siempre de poder regresar”.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.
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