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Las costuras que unen al periodismo y la literatura: “La división entre crónica y ficción casi no existe”

La cronista Alma Guillermoprieto y los escritores Sergio Ramírez y Jorge Volpi analizan el territorio común de la crónica y la ficción y los caminos donde se cruzan

Javier Volpi, Alma Guillermoprieto, Sergio Ramírez y Enrique Naveda, en Guatemala, este sábado.
Carlos S. Maldonado

La discusión es larga e inagotable: ¿Hay semejanzas entre el periodismo y la literatura? ¿Dónde se entrecruzan los caminos de quien relata hechos cotidianos llamados noticias y quienes los cuentan con herramientas del lenguaje más complejas? Tres escritores y periodistas de renombre se sentaron a analizar el tema la noche del viernes para concluir que lo común es que ambos géneros usan la realidad para contarla y que, si hay una diferencia, esa radica en el punto de vista del autor. “La división entre crónica y ficción para mí casi no existe. Los dos están basados en la realidad percibida por quien escribe”, aseguró la cronista mexicana Alma Guillermoprito.

La discusión se realizó en el marco del Festival Centroamérica Cuenta, que se realiza hasta el domingo en Ciudad de Guatemala. En un patio del Palacio de la Cultura —un elefante enorme que se alza sobre la plaza de armas de la capital y que fue construido por orden del dictador Jorge Ubico, que tenía el ansia megalómana de tener una réplica de un palacio afrancesado en su ciudad—, se reunió Guillermoprieto con los escritores Jorge Volpi y el Premio Cervantes Sergio Ramírez para discutir sobre el territorio común de la crónica y la ficción y los caminos donde se cruzan. La conversación fue moderada por el periodista Enrique Naveda.

Volpi, quien también ha escrito periodismo, habló con el ejemplo de su obra, La invención de todas las cosas, que analiza cómo la ficción ha moldeado la comprensión humana de la realidad, y Una novela criminal, basada en un caso real. “Pude entrar subrepticiamente desde el lado de la literatura al periodismo. Es una novela documental que también podría verse como una crónica literaria. Los géneros pueden mezclarse, porque esta separación drástica entre género, e incluso entre géneros que parecen más cerca de la realidad, como el periodismo, o más cerca de la imaginación, como la literatura, no es más que una línea ficticia para intentar darle un cierto orden a la realidad”, ha explicado el escritor mexicano.

Volpi ha diferenciado ambos géneros afirmando que “el periodismo le da sentido a una realidad que siempre es caótica, inasible e impredecible”, aunque afirmó que “termina el periodismo, aun ciñéndose de manera rigurosa a las fuentes, a una cierta visión ficcional de la realidad”. Así lo explicó: “El sesgo que da la manera en la que uno ordena los materiales, cómo escoge las cosas, le da un carácter ficcional a cualquier texto periodístico. Es fascinante imaginar que el punto de vista es eso que nos distingue a los seres humanos, porque nadie tiene un punto de vista igual. Y eso provoca que ese punto de vista transforme en ficción cualquier relato, aun con la voluntad de nunca traicionar a las fuentes”.

Javier Volpi, Alma Guillermoprieto, Sergio Ramírez y Enrique Naveda, en el festival Centroamérica Cuenta.

La cronista Guillermoprieto, que cubrió las guerras y dictaduras de Centroamérica en la década de los ochenta del siglo pasado y cuyos textos han sido publicados en celebradas revistas como la estadounidense The New Yorker, dijo que tanto a periodistas y escritores lo que intentan en sus oficios es entender la realidad y aproximarse a ella usando recursos propios. “A partir de la soledad de escribir de forma larga y descriptiva, lo que intento hacer es acercar más a los lectores a lo que podrían sentir, quizá, si estuvieran en el mismo lugar que yo. Esa es la diferencia entre el periodismo de crónica, descriptivo, y el que cuenta los hechos. Uno es una visión más interna, el otro es una visión más externa, pero la división entre esos dos es tenue en el mejor de los casos. Y la división entre la crónica y la ficción casi no existe. La crónica es exclusivamente hechos comprobables, mientras que la ficción se da la libertad de ambular por terrenos que inventan la autora, pero los dos están basados en la realidad percibida por quien escribe y la efectividad es lograr tratar de transmitir esa sensibilidad interior a los demás. No veo la diferencia”, aseguró la autora de Al pie de un volcán te escribo.

Guillermoprieto subrayó que ambos oficios son parecidos hasta en el hecho de quienes los ejercen lo hacen en soledad, aunque estén rodeados de gentes que son los protagonistas de su historia. “Fui periodista de diario durante varios años y envidio ahora muchas cosas de ese oficio. La solidaridad que me dio con los colegas que reportaban lo mismo que yo, la capacidad de estar en hechos puntuales con tanta velocidad, el mundo que podía abarcar. Todo eso me parecía fascinante. Cuando empecé a hacer crónicas más largas, incluso muy largas, tan largas que rara vez las terminan mis lectores, lo que me asustó y me costó trabajo fue la soledad, porque el oficio de escribir es muy solitario. El oficio de hacer periodismo diario subraya nuestra soledad. Nuestra soledad existe a partir de que tu punto de vista es diferente al mío”, puntualizó.

Sergio Ramírez, que ha navegado entre la novela y el cuento, la columna periodística y el reportaje (un ejemplo es Testigo del horror: La piedra bajo el sol, un reportaje sobre la crisis humanitaria en Haití), recordó que el periodismo reforzó su vena literaria en el siglo XIX, con autores como Rubén Darío o José Martí, cuyas crónicas se publicaban en las primeras planas del diario bonaerense La Nación, entonces el más importante en lengua castellana, con un tiraje de 150.000 ejemplares. “El ejemplo más admirable para mí de los cronistas literarios es el que fijan los modernistas al final del siglo XIX, que hicieron del periodismo un verdadero género literario, con un estilo que se podía reconocer, como las crónicas de Darío y Martí, que además tenían el prestigio de las firmas de quien las escribía. Desarrollaban un verdadero estilo literario que es admirable, porque era fascinante. Aquí ha sobrevivido el lenguaje, aunque las historias que contaran estén muertas”, contó el escritor.

Con todo, Ramírez sentó una diferencia entre ambas profesiones, que radica en el estilo, aunque dijo que hasta esa diferencia ha venido desapareciendo gracias a la crónica como género literario. “La gran diferencia entre periodismo y literatura viene siendo la intención de verdad o mentira. Las dos cosas son literatura, pero cuando quiero como periodista narrar unos hechos, lo importante es garantizar que lo que dices es verdadero. Si firmaras eso como un cuento o una novela, puedes mentir a discreción”, reconoció el autor de Castigo Divino.

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Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.
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