Alfredo Carrasco, el agricultor parapléjico que transformó su rehabilitación en una revolución agrícola
En Quinta de Tilcoco, una localidad rural a 110 kilómetros al sur de Santiago, un técnico agrícola está cambiando la forma de trabajar la tierra en Chile. Su proyecto nació tras un accidente que lo dejó sin movilidad a los 21 años y se ha convertido en un modelo pionero de inclusión laboral rural

El chileno Alfredo Carrasco creció rodeado de árboles de durazno y cerezos, bajo la mirada paciente de su padre, un agricultor dedicado a la fruticultura. Desde niño, cultivó un vínculo profundo con la tierra, que concilió con su otra pasión, el descenso en bicicleta, que lo llevó a competir desde los 15 años y a estudiar tecnología agrícola a los 19. Pero en febrero de 2017, cuando tenía 21 años, durante una competencia en Viña del Mar, un salto mal calculado lo hizo caer de cabeza. Se fracturó tres vértebras y quedó parapléjico. Un mes antes, su hermana había fallecido por un aneurisma cerebral. “Fue un comienzo de año negro”, recuerda hoy Carrasco, de 29 años, en su silla de ruedas desde su casa en Quinta de Tilcoco. “Cambió la forma en la que veía la vida, el trabajo, todo. A mis cercanos, también”.
Pasó dos años en rehabilitación para recuperar su autonomía. Terminó sus estudios para ser técnico agrícola y comenzó a explorar una forma de volver al campo. “Estaba en una búsqueda impetuosa de cómo acercarme nuevamente a la agricultura, porque sabía que, tal como la había trabajado antes, ya no era posible. No quería irme a una oficina. Quería seguir en el campo. Tenía que encontrar la manera”.
Postuló al Fondo de Jóvenes Innovadores de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), que apoya emprendimientos con impacto social. Así nació su empresa FarmHability en 2019. Comenzó como un invernadero inclusivo donde Carrasco podía producir y vender hortalizas de forma autónoma, pero el proyecto creció más allá de sus objetivos iniciales. Hoy es una plataforma de formación, capacitación y visibilización que promueve la inclusión laboral de personas con discapacidad en contextos rurales. “Nos transformamos en el primer campo inclusivo de Chile”, asegura Carrasco, quien sueña ahora en convertir su empresa en una fundación. “Queremos entregar herramientas concretas para que más personas puedan desenvolverse laboralmente en zonas rurales”.
Transmitir la esperanza
A medida que FarmHability crecía, Carrasco comprendió que su experiencia no era un caso aislado “ni en la región, ni en el país, ni en el mundo”. Lo entendió al entrevistar a más de 400 personas con discapacidad durante la ejecución del proyecto del FIA y descubrir una realidad atravesada por el aislamiento, la sobreprotección y las barreras geográficas. “No tenían una ocupación, estaban desmotivados en sus casas, con depresión, con madres que se tienen que hacer cargo de su cuidado”, relata. “Son familias con menos ingresos, recursos y acceso a oportunidades”.
Si a eso se le sumaba la falta de condiciones laborales inclusivas en zonas rurales, el panorama se volvía aún más complejo. La agricultura es uno de los sectores con mayor accidentabilidad laboral en Chile. Según datos de la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso), el rubro de Agricultura y Pesca en Chile registró en 2023 una tasa de 3,5 accidentes laborales por cada 100 trabajadores protegidos, por encima del promedio nacional.
Esa toma de conciencia marcó el rumbo de su proyecto. “Vi que podía transmitir esperanza”, dice. “Sabía que estábamos abriendo un nuevo camino en la agricultura, en la inclusión. Y, desde entonces, no hemos parado”.
A Carrasco le gusta decir que FarmHability “es una empresa con un modelo de negocio inclusivo único en Chile”, que integra infraestructura, negocio, educación y turismo. En Quinta de Tilcoco, cuenta con 2,5 hectáreas de producción agrícola, mil metros cuadrados de invernaderos hidropónicos adaptados y una sala de envasado diseñada para incorporar principalmente a personas con movilidad reducida. Ahí se cultivan hortalizas como lechuga hidropónica, brócoli y coliflor, que se venden en supermercados Cugat, que trabaja en el país con agricultores de forma directa.
Pero el proyecto no se quedó solo en la producción de alimentos. En alianza con Inacap, una institución de formación técnicoprofesional, desarrolló un prototipo de vehículo agrícola adaptado, basado en una cuatrimoto, que permite a personas con discapacidad realizar labores a campo abierto. El impacto, indica Carrasco, también es educativo. FarmHability da talleres y actividades educativas para interesados en conocer el campo, la agricultura doméstica e hidropónica. Junto a otros emprendimientos, impulsó la primera cooperativa de turismo rural de la Región de O’Higgins.
Los reconocimientos han sido múltiples. En 2021, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) destacó el proyecto. En 2023, Carrasco participó en la Junta Interamericana de Ministros de Agricultura en Costa Rica, siendo el primer agricultor en 80 años en sentarse en esa mesa. Al año siguiente, fue parte del primer Encuentro de Líderes de la Ruralidad, con representantes de 28 países.
Más personas discapacitadas interesadas
Aunque reconoce que ha habido avances, Carrasco todavía ve muy pocas personas con discapacidad en el mundo rural. Por eso, su mensaje también es una invitación: a hacerse visibles. “A través de nuestra propia presencia en el espacio público también podemos ir empujando cambios, mostrando que somos personas capaces y que queremos contribuir al desarrollo del país”.
— ¿Qué significa para usted la inclusión en el mundo rural? ¿Cómo se vive en Chile?
— Si bien reconozco que hay esfuerzos importantes desde el Estado, los municipios y los colegios, siento que ese acompañamiento se acaba cuando las personas egresan del sistema escolar. Ahí empieza el verdadero problema. Muchas veces hay temor a perder beneficios, como la pensión de invalidez, al intentar profesionalizarse o querer trabajar. Y, por otro lado, faltan oportunidades laborales. Desde el mundo privado, se cree que es muy difícil incorporar a una persona con discapacidad en su equipo de trabajo, cuando muchas veces solo se requieren pequeñas adaptaciones. No se trata de inventar trabajos para personas con discapacidad. Se trata de darles la posibilidad de trabajar.
— ¿Cómo ha reaccionado la comunidad agrícola frente a esta nueva mirada que está promoviendo?
— Hemos tenido una muy buena aceptación, tanto del mundo privado como del público. Todavía impacta la idea de que una persona en silla de ruedas pueda generar agricultura, pero me gustaría ver a más personas discapacitadas interesadas en capacitarse en torno al tema agrícola. Hay temor, y también la falta de espacios como FarmHability limita el acceso a estas instancias de trabajo.
— ¿Qué cambios estructurales se necesitan para que el campo sea más inclusivo y accesible?
— Hay dos caminos posibles. Uno es reforzar la ley que en Chile obliga a las empresas con más de 100 trabajadores a incluir al menos a una persona con discapacidad. En la práctica, es algo que no es tan efectivo. Esa ley debería ser más rigurosa y también permitir que, con menor número de personas, se incluya a una con discapacidad. El otro camino es incentivar: que el Estado apoye a las empresas para hacer las mejoras necesarias, no solo en infraestructura, sino también en capacitación: enseñar a los empleadores y equipos cómo generar un entorno de trabajo inclusivo y amigable.
— ¿Qué gana el sector agrícola con esta inclusión?
— Gana en muchos sentidos. Por un lado, tienes mano de obra que puede desarrollar cualquier labor, dentro de sus capacidades. A veces, se puede desenvolver incluso mejor que una persona que no tiene una discapacidad porque el compromiso que adquiere con el trabajo es mucho mayor. Hay un valor intrínseco, que no se ve, emocional también, y, por otro lado, hay algo quizás cercano a la conciencia, de saber que estás aportando a dignificar a esa persona, a darle valor.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Más información

El lobo marino que apareció en una estepa de la Patagonia chilena, a casi 50 kilómetros del mar
