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María Carolina Angulo cambió el paradigma del chocolate colombiano de una golosina a un producto premium

Esta maestra chocolatera caleña transformó el cacao colombiano, uno de los más aromáticos y frutales del mundo, en barras de chocolate premium que están presentes en 45.000 puntos de venta en Colombia y exporta a China, Estados Unidos, México o Austria

María Carolina Angulo.

Hace 11 años, María Carolina Angulo recorría Bogotá en su carro, cargado de cajas de chocolate oscuro. Llegaba a tiendas naturistas, gimnasios y ferias para ofrecer degustaciones y hablar con pasión del poder nutricional del cacao. “Me paraba en las tiendas a contarle a la gente sobre sus bondades. Si no hubiéramos educado al consumidor, no existiría la marca”, recuerda esta cartagenera, de 39 años y criada en Cali, que apostó por el ‘alimento de los dioses’, como lo llamaron aztecas y mayas por su poder antioxidante, energético y de bienestar neurológico.

Bautizó a su empresa Lök, una palabra prehispánica que significa “de adentro hacia afuera”. Esa idea se convirtió en la brújula de la marca: construir desde las raíces, con cacao de Tumaco (Nariño) y Arauca, en un trabajo conjunto con 1.300 familias cacaoteras a las que apoyan con formación, tecnología y pago justo para favorecer programas de sustitución de cultivos.

En su fábrica, en el nororiente de Bogotá, producen 30 toneladas de chocolate premium al mes, de las cuales, en promedio, exportan cuatro. Son elaboradas con más de 60% de cacao, sin añadir azúcar ni leche. Lo que comenzó como un sueño en una industria dominada por las golosinas, hoy está presente en 45.000 puntos de venta en Colombia, 2.500 en China, 3.000 en Panamá, 4.500 en Estados Unidos y 250 en Austria, además de su creciente canal digital. También exportan a Rumania, Francia y México.

En septiembre pasado, Lök Foods recibió el Premio Nacional al Mérito Exportador 2025, en la categoría de pequeña empresa exportadora, otorgado por Analdex y Procolombia, en reconocimiento a su crecimiento sostenido, su innovación en producto y su estrategia de internacionalización.

De producir commodities a exportar historias

Para 2014, cuando Angulo era su propia impulsadora, ya tenía un título en Administración de Empresas, una especialización en Gerencia Comercial y seis años de experiencia en Mercadeo y Ventas en Casa Luker, donde contribuyó con el desarrollo del mercado en Japón, México y Centroamérica. También fue asesora de estrategia de la academia chocolatera Callebaut, en Bélgica. Esa experiencia la enamoró del cacao y la llevó a estudiar a fondo su historia, fórmulas y procesos técnicos, siguiendo la enseñanza de su madre: “Hazte indispensable a través del conocimiento”. Continuó su formación y hoy es professional chocolatier de la École Chocolat, de Vancouver (Canadá), además de enóloga y doctora en Administración.

El cacao colombiano es uno de los más aromáticos y frutales del mundo. Lo dice la Organización Internacional del Cacao, que catalogó, en 2024, al 80% de las exportaciones de nuestro país con esas características. “Antes exportábamos materias primas, no historias; por eso vendíamos un kilo de cacao seco a siete dólares. Al transformar ese grano en una barra premium, puede venderse incluso a 100 dólares. Ese debe ser el enfoque de Colombia: pasar de la agricultura de commodities al desarrollo de productos de exportación con valor agregado”, afirma Angulo.

Su visión global, dice, no nació en una escuela de negocios, sino en casa: “Mi mamá siempre me dijo que era una ciudadana del planeta, que el universo habitaba en mí. Crecí sin límites mentales, con abundancia infinita de ideas”. Esa mentalidad, que ha contribuido a hacer de Lök una marca que conquista mercados en culturas variopintas, la comparte con empresarias en las charlas que imparte en la Cámara de Comercio de Bogotá.

“La gente está empezando a poner el chocolate oscuro en su carrito del mercado”, afirma con orgullo. Según un análisis de 2024 de Mordor Intelligence, una compañía internacional de investigación de mercados e inteligencia de negocio, el chocolate oscuro ya tiene una participación cercana al 40% en el mercado global del chocolate premium, debido a que ahora se consume como una indulgencia que provee bienestar, salud y calidad.

El camino, sin embargo, no ha estado libre de tropiezos. Lök abrió oficinas en Miami y París, pero no funcionaron. “Escogimos mal”, confiesa Angulo. Decidieron entonces trabajar con distribuidores locales y ampliar el tiempo de la relación comercial, con contratos de confianza a 10 años. “Si no hay tiempo, no hay marca. Los negocios no se construyen con contenedores, sino con relaciones”, dice, consciente de que las derrotas edifican fortalezas futuras, como en 2024, cuando el precio del cacao subió por la escasez mundial y eso afectó los márgenes de su negocio.

La innovación ha sido parte de las decisiones de María Carolina para amortiguar las caídas, fortalecer la marca y expandirse. Además de las barras de chocolate, la empresa ha creado nuevos productos inspirados en la escucha. “Yo le preparaba a mi hija una mezcla de almendra, quinua, piña y chocolate. Un día me dijo: ‘Mamá, deberías vender esto”, recuerda. “Así nacieron los clusters de la línea de snacks”. El chocolate con miel surgió en una conversación con Carulla. El cacao en polvo sin azúcar, de una charla con una madre que no quería darle estevia a su hija. “Las mejores ideas nacen cuando uno escucha. Por eso el universo nos dio dos oídos y una boca”, dice sonriendo. Hoy, Lök Foods ofrece granolas, mieles artesanales y una línea de salsas picantes llamada Ay, María! Han sido los únicos en poner en el mercado colombiano chocolate endulzado con miel y barras cacao al 100%.

“Construir una marca global desde Colombia es posible si se hace con propósito, tiempo, amor y coherencia”, asegura. Aunque han sido reconocidos por aliados como Éxito y Cencosud por la rentabilidad y ventas de sus productos, Angulo no se deja deslumbrar. “Los premios son bonitos, pero efímeros. Si veo en 25 años que Lök sigue viva, ahí sí diré: lo logramos”.

Por ahora, sigue con la meta de equilibrar las exportaciones con las ventas nacionales y sostener su crecimiento sin el gran respaldo de capital de las multinacionales. “Puedo tomar un vuelo a las tres de la mañana, ir a Miami o Houston, tener una reunión y estar a las nueve de la noche leyendo un cuento a mi hija en Bogotá. Así es liderar una marca global desde casa”.

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