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Petro, un presidente que se retracta a medias

La justicia ha exigido al mandatario que se rectifique en una decena de ocasiones por vulnerar la honra y el buen nombre de políticos, empresas, gremios y hasta ciudadanos del común

Gustavo Petro
Diego Stacey

“Una mujer libre hace lo que se le dé la gana con su clítoris y con su cerebro, y si sabe acompasarlo, será una gran mujer”; “Las periodistas del poder, las muñecas de la mafia”; “Los que gritan ‘fuera Petro’ son los asesinos de los líderes sociales progresistas en el país”. Todas son frases que ha dicho o escrito el presidente colombiano, Gustavo Petro, y sobre las que la justicia le ha ordenado retractarse. Las sentencias se acumulan: solo este mes, tres distintos tribunales —entre ellos, la Corte Constitucional— han fallado en contra de Petro por su lenguaje. El mandatario se justifica en el uso de recursos lingüísticos o metafóricos, por lo que muchas de sus disculpas, según los afectados, llegan a medias.

Las palabras del presidente han tocado por igual a políticos opositores, empresas, gremios y ciudadanos del común, en una decena de ocasiones en los últimos dos años. Este martes, un juez le ordenó retractarse de la afirmación según la cual la senadora y precandidata presidencial Paloma Valencia es “cómplice del asesinato de 6.402 jóvenes”, en referencia a los asesinatos conocidos como falsos positivos. La política uribista, que no ha sido vinculada en ninguna investigación por esos crímenes, celebró la decisión: “No vamos a permitir que los gobernantes le sigan faltando el respeto a los ciudadanos ni muchísimo menos a los líderes de oposición”. Cinco días antes, otro juez le exigió al mandatario rectificar una afirmación en la que vinculaba a la exvicepresidenta Marta Lucía Ramírez con “socios comerciales: narcotraficante y paramilitar”. La también excanciller acogió el fallo que, sostiene, “reafirma un principio esencial: La libertad de expresión no es licencia para injuriar ni tergiversar hechos y menos cuando quien habla representa a toda una Nación”.

Uno de los casos más sonados fue el que resolvió el pasado 16 de octubre la Corte Constitucional. El alto tribunal zanjó que cuando Petro llamó a las mujeres periodistas “muñecas de la mafia” —en referencia a una novela colombiana sobre narcotráfico— vulneró sus derechos a la libre expresión y a la no discriminación. “El presidente utilizó un lenguaje estigmatizante que constituyó una forma de violencia y que perpetuó la discriminación de las mujeres periodistas”, señalaron los magistrados en un comunicado.

Según Ana Bejarano, periodista y directora de El Veinte (la organización que redactó la tutela analizada por la Corte), la sentencia “es un buen precedente y un reconocimiento a que lo que diga un presidente ante un micrófono tiene consecuencias sobre la opinión pública”. La abogada afirma en una conversación telefónica que el insulto usado por Petro “se ha generalizado en redes sociales para silenciar a las mujeres y repetir ideas misóginas”. “No es solo un discurso. Lo que diga Petro tiene un efecto a largo plazo”, agrega.

gustavo petro

Lo mismo argumentó la ciudadana Tatiana Echavarría por un comentario de Petro sobre el clítoris y el cerebro femenino en un Consejo de Ministros televisado. Para la mujer, esas palabras reproducen “estereotipos de género de tipo sexista y patriarcal que afectan directamente la integridad moral” de las colombianas. Petro comentó brevemente en un tuit del martes que un juez le pidió retractarse por decir “francamente” que “hay que tener cerebro y cultivarlo mucho, al igual que el cuerpo”. Aún no ha hecho públicas sus disculpas.

La retórica en X

Gran parte de las declaraciones por las que Petro ha debido retractarse fueron publicadas en X (antes Twitter). El mandatario usa su cuenta, seguida por más de 8,3 millones de personas, de manera constante. En ella publica noticias, opiniones y réplicas a comentarios cada día. “El problema no es X”, asegura Carlos Arias, analista político, en un intercambio de mensajes. “Petro no se controla y parece que no entiende el rol moral y legal que desde hace tres años ostenta”, añade el experto, quien también asegura que la inmediatez que promueve la red social aboca al mandatario a “escribir antes de pensar”.

Petro ha alegado que algunas de sus afirmaciones deben ser interpretadas como “un recurso lingüístico” y “juicios de valor”. En una publicación del 19 de marzo, sostuvo que la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), presidida por Bruce Mac Master, “se lanzó para destruir el Gobierno, por literal odio étnico, y a defender el esclavismo”. El jefe del Estado se retractó el 24 de septiembre por orden del Consejo de Estado, el máximo tribunal de las decisiones que toma la administración pública: “No comparto la decisión. Mis expresiones no referían que [el líder gremial] hubiese incurrido en los ilícitos de discriminación o esclavismo en el sentido literal. Utilicé un recurso lingüístico, propio del discurso político”, defendió entonces.

En respuesta a la retractación, Mac Master señala que Petro “parece no haber considerado la orden del tribunal de retractarse”. No es el único afectado que considera que sus disculpas no lo son realmente. La influencer Hannah Escobar presentó una tutela después de que el presidente la llamó “nazi”. En su “rectificación”, en febrero, el político de izquierdas afianzó: “No siempre que se usa la palabra “nazi” se está sindicando a alguien de ser genocida o un criminal de guerra, pero no puedo pasar por alto cuando alguien estigmatiza a los electores por el solo hecho de simpatizar con mis ideas y defender mi proyecto de Gobierno”. El abogado de Escobar rechazó que esa afirmación fuera una retractación plena y presentó un incidente de desacato.

Una medida similar tomó el fiscal Mario Burgos, quien investigó al primogénito del presidente, Nicolás Petro. El mandatario lo llamó “narcofiscal” y en su rectificación, aunque reconoció que Burgos “no tiene condenas, ni sanciones judiciales o disciplinarias”, mantuvo que “la junta del narcotráfico [una estructura criminal] ha cooptado una parte de la dirección de la Fiscalía”. Un juez de Bogotá decidió la semana pasada abrir un incidente de desacato para estudiar si el mensaje de Petro cumple con la orden fijada.

El desacato de una tutela es sancionado con multas de hasta 20 salarios mínimos y seis meses de prisión. Petro no ha sido hallado culpable, y el penalista Juan José Castro pone en duda que se le puedan aplicar esos castigos en caso de que lo sea. “Nunca antes se había tenido un presidente que tuviera tantas órdenes de retractación”, recuerda el jurista por teléfono. De momento, ninguna sentencia judicial parece detener la retórica del presidente que lo ha abocado a pedir perdón (a medias) en tantas ocasiones.

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Sobre la firma

Diego Stacey
Periodista de la sección Internacional. Anteriormente trabajó en 'El Tiempo', en Colombia. Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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