Ir al contenido
_
_
_
_

Una entrevista, muchas preguntas y una gran preocupación

La entrevista que le concedió Petro a Daniel Coronell retrata a un presidente que parece más obsesionado por ser inolvidable que por resolver los problemas concretos que afectan a millones de colombianos

Uno de los rasgos que han definido la segunda mitad del mandato del presidente Gustavo Petro es la poca cantidad de entrevistas que ha concedido para responder preguntas de los periodistas. Los medios de comunicación nacionales, que a diario investigan y confrontan al poder han sido los que menos acceso han tenido al mandatario, mientras el Gobierno le sube cada vez más al tono de su discurso contra el periodismo. Por eso la entrevista que Petro le ofreció a Daniel Coronell, transmitida en directo por Univisión y la W Radio, logró un inmenso impacto en la opinión pública. Era la primera vez en una larga temporada que respondía las preguntas de un periodista que en varias ocasiones ha publicado denuncias e investigaciones sobre temas cercanos a su administración.

En medio de la tensión por las conversaciones diplomáticas frente al difícil choque que Colombia enfrenta con Estados Unidos, el país esperaba conocer las propuestas y las hojas de ruta con las que el gobierno busca superar la crisis. Sin embargo, la imagen que la audiencia encontró fue una muy distinta a la esperada. A pocas horas de conversar con el embajador encargado de Estados Unidos, Petro no contó de ningún plan para desescalar la difícil situación. En cambio, el país fue testigo de un preocupante desorden de ideas, en medio de una permanente y desarticulada alusión a héroes de la independencia, filósofos y teorías que en nada respondían a las preguntas.

Más allá de toda su divagación y sus hipótesis sobre los más diversos problemas y conflictos de siglos enteros, Petro mostró no tener ningún plan para resolver la crisis de relaciones diplomáticas y comerciales con Estados Unidos, ni una propuesta para superar la difícil hora que enfrenta Ecopetrol –la empresa más valiosa de nuestro país–. No es suficiente con que el presidente señale culpables históricos de las actuales crisis, que definitivamente se han visto agravadas por decisiones de su administración: el país exige que su gobierno resuelva y este ha sido el lado más débil de la administración.

De fondo, Petro encuentra comodidad al indicar responsables en las orillas contrarias cuando le preguntan por los problemas que enfrenta su presidencia, en parte porque sabe que sus electores más fieles aplauden más sus discursos de lo que le exigen resultados. Mientras tanto, el presidente califica de dictadores, nazis y fascistas a gobernantes del mundo entero, pero ante sus narices, en el país más cercano al nuestro, un tirano se robó las elecciones y no ha sido capaz de decir una sola palabra que condene ese hecho con la misma contundencia con la que se refiere a gobiernos de otros países de la región.

Tal vez lo más preocupante de toda la entrevista al presidente Petro fue su respuesta sobre la crisis en Venezuela, desde la cual dio varias vueltas, pero nunca rechazó la manera en que Maduro instaló un mandato ilegítimo y antidemocrático. Mientras llamaba “despreciable” a la líder opositora María Corina Machado por supuestamente llamar a la invasión de su patria, fueron varios los giros argumentativos que usó para sostener que la hora oscura que vive Venezuela es culpa de su economía petrolera y no de un bando político que usurpó el poder, persiguió a la oposición y no permitió que sus rivales compitieran en la elección de 2024. Son preguntas muy inquietantes las que quedan sobre la mesa cuando un líder no tiene problema en desatar crisis diplomáticas en cualquier latitud y con las más importantes naciones aliadas, pero sospechosamente escoge la ambigüedad y la repentina prudencia para no llamar por su nombre lo que ocurre a escasos kilómetros del país que gobierna.

Otro de los momentos de la entrevista que menos tranquilizan fue la respuesta del mandatario sobre el momento de división y tensión histórica que vive Colombia. El presidente citó las mediciones de la opinión pública y argumentó sin el menor reparo que hoy la nación se encuentra dividida en dos mitades y tiene dos caminos: volver a elegir a una nueva cara que represente a su proyecto o caer en el desastre inminente. Según su narrativa, todo lo que no sea su propuesta es equivalente a la muerte, la destrucción y el fascismo, y concebir la política de esta manera tiene un gravísimo efecto sobre los valores de la democracia. En ningún momento Petro se detuvo a pensar que es el dirigente de todo un país –lo que incluye a sus críticos–, ni que su deber es procurar la unidad de la nación.

El presidente ha conquistado el poder, pero también ha sido transformado por esa oficina desde la cual ahora gobierna. Escucha menos a quienes lo rodean, ataca con más crudeza a sus rivales y se convence cada día más de que a través de cada una de sus ocurrencias se pronuncia la voluntad de todo un pueblo. En el fondo, la entrevista retrata a un presidente que parece más obsesionado por ser inolvidable, por el eco de sus discursos y por la trascendencia de sus palabras, que por resolver los problemas concretos que afectan a millones de ciudadanos colombianos.

Nunca antes había visto que, al terminar una entrevista, el entrevistador confesara salir más preocupado de lo que estaba al llegar. Yo también quedé más preocupado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_