Siva Vaidhyanathan: “La IA no es el fin de los empleos, es una oportunidad para países intermedios”
El historiador experto en inteligencia artificial afirma que el futuro no está en Silicon Valley, sino en las democracias que sepan aprovechar su diversidad y talento local


Siva Vaidhyanathan (Buffalo, Nueva York, 59 años) destaca entre los cientos de asistentes al mayor encuentro empresarial de Colombia. Con casi 1.90 de estatura, es sustancialmente más alto que la gran mayoría de participantes; su sonrisa y su cabeza rapada se ven a distancia. Experto en inteligencia artificial (IA) desde las humanidades, pues es historiador, cree que la revolución tecnológica abre una gran oportunidad para países intermedios, y marca el fin de la dominancia de Estados Unidos en el área.
Pregunta. Usted ha mencionado un cambio significativo en la dirección de las grandes empresas tecnológicas estadounidenses, que se alejan de las redes sociales para centrarse en la IA. ¿Por qué ve en esta evolución una oportunidad para otras naciones?
Respuesta. Esas grandes empresas, como Alphabet o Meta, una vez se preocuparon por la conexión social, por el mantenimiento de amistades, el sentido de identidad y la voz del pueblo. Ahora se están alejando de esos ideales por los que trabajaron durante 20 años. Han dejado de ser proveedores de una conexión social para volcarse en la IA, que están incorporando en todos lados. Esta transición abre una ventana de oportunidad para que empresas, universidades y Gobiernos en otras partes del mundo, especialmente en América Latina, pueden construir sus propios sistemas. En sus propios idiomas, con sus propias prioridades y valores, que incorporen sus propias políticas. Además de ese giro, Estados Unidos está abandonando la ciencia y la tecnología, pues el Gobierno desincentiva la llegada de ingenieros, científicos y estudiantes de otras partes del mundo, y ataca a sus propias universidades, quitándoles fondos y amenazando a profesores. Esta situación concede a casi todas las demás democracias la posibilidad de mantener a sus mejores estudiantes, ingenieros y científicos en casa, permite que sus mejores poetas, novelistas y bailarines permanezcan en su país. Esto puede conducir a una sociedad plenamente floreciente en la que no todos intenten ir a Estados Unidos. Colombia, por ejemplo, tiene el potencial de convertirse en uno de los países más importantes y poderosos del siglo XXI, sin necesidad de que sus mejores mentes emigren.
P. ¿No cree que China o la Unión Europea están en mejor posición para asumir ese liderazgo?
R. Lo veo poco probable. China nunca será una democracia, y por eso no tendrá lugar para la apertura, el debate libre o la experimentación, que son fundamentales para la creatividad e innovación. Si bien puede invertir grandes sumas de dinero en tecnología, eso no es suficiente. Además, nunca atraerá a personas de otros países de la misma manera que una sociedad más abierta lo haría. La Unión Europea no aparece directamente como un candidato principal para asumir este rol, aunque como bloque coordinando podría serlo. Pero la conversación se centra en la oportunidad para otras democracias. Por ejemplo, si Colombia decidiera liderar el desarrollo de grandes universidades y empresas innovadoras, podría atraer a las mentes más brillantes de México, El Salvador, República Dominicana, Chile, Argentina. Incluso de España.
P. ¿Qué pasa con India, otra democracia y con un sector tecnológico fuerte?
R. India tiene una gran oportunidad de ser un actor principal. Además de que es una democracia, muchas personas hablan inglés y cuenta con excelentes universidades, aunque muy enfocadas en la tecnología. India necesita hacer más para retener a sus científicos e ingenieros, como argumenté en un artículo para el Times of India.
Pero incluso si India aprovecha esta oportunidad, hay mucho espacio para que los países de América Latina lo hagan.
P. ¿Por qué cree que no se vea a la IA como una oportunidad, especialmente para estos países? ¿No será más bien una destructora de empleos en ellas?
R. No creo que la IA vaya a reemplazar demasiados trabajos, porque no creo que sea tan buena como pretenden. No es eficaz en lo que hacen los seres humanos. Me explico: la clave está en cómo se desarrolla. Los países que reconozcan y valoren su historia, su diversidad, su multiculturalidad, pueden desarrollarla con respeto por los seres humanos y su creatividad. Serán esos países los que crearán una mejor IA. ¿Por qué? Porque la harán específicamente para ayudar a los humanos, no para controlarlos. El problema con la forma en que se está desarrollando la IA en Estados Unidos es que es un enfoque de talla única. Se crea un gran monstruo como ChatGPT para usarlo para todo, pero en última instancia no será más que un artilugio que ayudará a la gente a hacer trampa en la escuela y nos hará más tontos. En contraste, si creas un sistema de IA que, por ejemplo, ayude a preservar los árboles en la Amazonia, o uno que prevenga la erosión costera con datos de todo el Caribe, es algo que Colombia puede usar. Esto beneficiaría a todos, incluyendo a Estados Unidos, Cuba, México o Costa Rica. Son sistemas de único propósito que pueden ser entrenados de manera muy específica y convertirse en una herramienta muy poderosa. Sin embargo, esta visión no surgirá de Silicon Valley, porque a Silicon Valley no le importa la costa de Colombia.

P. La gente a menudo se siente impotente frente a la IA ¿Cómo pueden las naciones más pequeñas cambiar esa percepción?
R. Es cierto que la sensación es de impotencia, como si se enfrentaran a un gigante, pero hay que recordar la historia de David y Goliat. Estados Unidos es un monstruo grande y tonto. Si los gobiernos y las universidades del resto del mundo se dan cuenta de que Estados Unidos no está preparado para el próximo paso, porque es demasiado orgulloso, demasiado rico, está demasiado enojado lo dirige alguien que no entiende lo que hace, verán la oportunidad asombrosa. Aunque la percepción común es que EE. UU. sigue liderando la tecnología, la realidad es “todo lo contrario”. Un claro ejemplo es que los directores ejecutivos de Microsoft y Alphabet nacieron en India. Si ese país hubiera tomado la iniciativa hace 50 años, esas personas nunca habrían tenido que irse a Estados Unidos, y podrían estar dirigiendo empresas igual de poderosas desde India. Aunque esa fue una oportunidad perdida, hay otra, porque hay personas con esas capacidades estudiando en muchas partes del mundo. La cuestión es si se pueden quedar en casa o si las pueden atraer países como Colombia o México.
P. ¿Cómo ve a México?
R. Claudia Sheinbaum tiene una visión de su país como una nación líder. Aspira a un México que pueda hacer muchas cosas mejor que Estados Unidos, como una mejor atención médica o una mejor política de vivienda. Busca mantener el sentido de poder y progreso de México. Además, como científica climática, entiende los peligros del cambio climático para México, que podrían acabar con la producción de mango y maíz si no se gestionan bien. También comprende lo que la próxima pandemia podría hacer a su país. Aunque no es una líder perfecta, su visión y sentido de responsabilidad la hacen una mejor opción que Trump. Creo que ve la oportunidad actual.
P. ¿Y cómo aprovecharla?
R. Lo primero y principal es articular un plan claro y lograr que todos en el país lo acepten. Esto no siempre es fácil; por ejemplo, Lula en Brasil no puede hacerlo porque la mitad de su país lo odia. Brasil, que hace 20 años parecía la próxima potencia, está estancado. Esto, sin embargo, también es una oportunidad para el resto de América Latina. En cambio, soy muy optimista sobre México. No tanto optimista sobre India debido al Gobierno Modi; sí optimista sobre Corea del Sur, que se está convirtiendo en un lugar de verdadera creatividad e innovación. También veo potencial en Filipinas, que tiene mucha gente talentosa y es multilingüe, aunque no parece estar invirtiendo bien en el conocimiento. Singapur es un lugar con gran potencial.
P. Pasando a otro tema, ¿qué opina sobre la regulación de las redes sociales y la IA?
R. Brasil es un ejemplo de la forma más dura de regulación de redes sociales. El sistema judicial intenta prohibir ciertas plataformas o restringir lo que dicen. No creo que ese sea el método correcto, pues crea resistencia social; es una medida muy autoritaria. La mejor forma de regulación implica limitar los datos que las empresas pueden extraer de sus usuarios. Por ejemplo, impedir rastrear lo que hace la gente sin su permiso explícito, deber de informar a todos qué harán con esos datos y eliminarlos después de 24 meses. Eso debilitaría el enorme poder de estas empresas, nivelaría el campo de juego y permitiría el crecimiento de empresas locales.
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