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Joseph Oughourlian: “Los medios ayudamos a que funcionen la democracia y la economía”

El presidente del Grupo Prisa interviene en el Congreso Empresarial Colombiano, en el que se debaten los retos económicos, sociales y políticos que enfrenta el país

Joseph Oughourlian, este jueves, en Cartagena.
Juan Esteban Lewin

“Los medios ayudamos a que funcione la democracia y la economía”, ha defendido este jueves el presidente del Grupo PRISA, sociedad editora de EL PAÍS, Joseph Oughourlian, en el Congreso Empresarial Colombiano, el encuentro anual del mayor gremio privado del país, la ANDI. En un país conmocionado por la muerte del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, el también presidente de EL PAÍS ha presentado una conferencia cuyo nombre es muy explícito: En defensa del buen periodismo. En una sala para más de 1.400 asistentes, en el Centro de Convenciones de Cartagena de Indias, el mensaje sobre la función central del periodismo en la democracia que hacen los medios ha hilado con otros llamados a la defensa de las instituciones y la democracia, amenazada por autoritarismos en toda la región y por una notoria crispación política en el país.

Oughourlian ha iniciado su conferencia con una cita del editorial de este medio sobre el asesinato de Uribe Turbay, que justamente habla de la democracia: “Este asesinato no puede ser asumido como un episodio más en la crónica de la violencia: debe despertar la urgencia de defender la política como un espacio de palabra y no de plomo”. Y, más allá de fijar su mirada en el resto de la sociedad, se ha preguntado cómo contribuir en ello. “Nos toca a nosotros también, los empresarios, asegurar que la política y la democracia funcionen”, ha dicho. Su argumento central es que los medios, y los medios tradicionales, cumplen esa labor clave, siempre que hagan periodismo de calidad. Explicó que para que ello sea así se requieren que cumplan con cuatro requisitos, que ha contrastado uno por uno con lo que ocurre en las redes sociales, convertidas en la gran fuente de información de las sociedades actuales.

El primero es buscar la veracidad y la precisión, algo que marca una diferencia notoria entre lo que hace el periodismo y la información -y la desinformación- que circula por las redes sociales. Recordó que la “verdad alternativa” ha sido promovida por algunos políticos en algunos países, y para ello han utilizado las redes. El segundo es la imparcialidad y la objetividad. “Los medios tradicionales no siempre lo hemos hecho bien, y la gente se ha cansado”, ha dicho. “Por ello, hemos perdido en el tiempo muchos lectores, muchos oyentes”, ha continuado, para luego explicar que EL PAÍS es transparente en su visión sobre la sociedad, por ejemplo, en las declaraciones de sus fundadores en 1977: “EL PAÍS debe ser un periódico liberal, independiente, socialmente solidario”. Ha argumentado que esa búsqueda de transparencia contrasta con la opacidad que campea en las redes sociales, donde suele ser difícil saber quién es quién.

En tercer lugar, ha dicho Ourghourlian, los medios intermedian entre las audiencias y la información, la priorizan. “Uno se levanta por la mañana y escucha a Gustavo Gómez en Caracol o Julio Sánchez Cristo en La W, y ellos dicen cuáles son las noticias más destacadas, más relevantes del día”, explica. En cambio, las redes sociales bombardean con información sin discernir. “Lo más importante en ellas no es la relevancia, no es contextualizar, no es por qué una noticia es más importante que otro, es dejarte enganchado”. Recordó que las redes sociales son una herramienta de entretenimiento, no informativa.

El cuarto requisito para el periodismo de calidad, según Oughourlian, es el rigor ético. Tras explicar la función e importancia del libro de estilo de EL PAÍS, mencionó que no existe un compromiso ético similar entre quienes utilizan las redes sociales para impactar en la sociedad. “Las redes no están para informar, para contar lo que pasa en el país. Les importa un rábano. Quieren audiencia, siempre más, siempre más”, ha señalado, “y para eso no les interesa un discurso que defienda a las instituciones”.

“La conclusión es bastante clara. Hemos visto las consecuencias de que las redes sociales tomen más peso en nuestras vidas. En Europa hemos tenido una oleada de populismo sin precedentes. En el Reino Unido se dio el Brexit. En Francia la extrema derecha lidera las encuestas, y la extrema izquierda también está muy fuerte. En Italia ganó primero la extrema izquierda las elecciones, y ahora la dirige una persona que viene del fascismo”, explicó, para luego dar más ejemplos como el ascenso de la extrema derecha en Alemania o las victorias de Trump en Estados Unidos.

Ha alertado sobre las consecuencias negativas que puede tener este impacto en Colombia, para luego señalar los datos que muestran las dificultades económicas de los medios. La inversión publicitaria en el país, desde 2019, ha caído un 30% en valores reales, y la pauta digital ha crecido en esos mismos años para pasar del 34% al 51% de la torta. “Los grandes ganadores en los últimos 5, 10 o 15 años, de esta revolución digital, son las redes sociales”. El resultado, que mostró con datos, es que todos los grupos de medios del país perdieron dinero en 2024. “Los medios tradicionales queremos decir siempre que vamos bien, que todo el mundo ve televisión o escucha radio, y la realidad económica es distinta”.

La reacción natural de los empresarios dueños de medios, argumentó, es achicar el sector, recortar cabeceras o periodistas. Pero el mayor peligro es abandonar el periodismo de calidad para competir con las redes sociales, usando el amarillismo o apostando a servir solamente a comunidades que no se hablan entre sí. Es lo que, señala, ya ocurre en Estados Unidos. “Todavía contrastan las noticias, como hemos visto con Fox o con The Wall Street Journal, medios conservadores que dan informaciones que no convienen a Trump. Lo mismo con la izquierda. Pero a la hora de contextualizar o de dar la noticia, a lo mejor se centran en lo que les gusta a sus comunidades y evitan producir un disgusto en ellas, en sus clientes”.

Para cerrar, se ha dirigido directamente a su audiencia, compuesta en su gran mayoría por directivos del sector privado. “Os molestamos, sí; hemos molestado en el pasado, sí; pero creo que eso es lo que somos. Así tiene que ser, y así es”, concluyó.

En defensa de la democracia

Un par de horas antes de la conferencia de Oughourlian, hizo una presentación el presidente de la ANDI, Bruce Mac Master. “¿Cuáles son nuestros objetivos claros, hacia dónde tenemos que actuar en un mundo en rápido cambio?“, fue la pregunta que lideró su conferencia. Tras reconocer que Colombia ha obtenido avances en asuntos como la paz, la reducción de la pobreza o los ciclos electorales estables durante más de 75 años, pidió cuidar las instituciones que han permitido esos logros. “No queremos mantener el statu quo, lo que queremos mantener las instituciones que han permitido esos logros”. Además de las preocupaciones por el manejo fiscal del país, ha señalado una por el futuro político, en sentido amplio y no limitado a las elecciones nacionales de 2026, que planean en los debates del Congreso. “Colombia requiere mensajes de confianza y de certidumbre”, ha dicho, “requiere construir una senda de desarrollo de largo plazo”.

A ese llamado se sumó el procurador general, Gregorio Eljach, con una convocatoria a un “diálogo para construir consensos”. Refrendó la importancia de hacer elecciones legítimas el próximo año, en el momento más aplaudido de su intervención. “Es el momento de las instituciones”, señaló, un eco de la idea de Mac Master de estabilizar el país. A continuación, el registrador nacional, Hernán Penagos, presentó los preparativos que ha liderado la entidad a su cargo para blindar las votaciones, en las que hizo un llamado a luchar contra la desinformación, en lo que se convirtió en un prólogo de los argumentos de Oughourlian.“Hoy no hay foro de autoridades en Latinoamérica donde el tema más importante no sea el de la desinformación”, ha explicado, señalando la forma en la que las noticias falsas circulan en las redes sociales, y en la que pueden terminar afectando las votaciones.

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Juan Esteban Lewin
Es jefe de Redacción de la edición América Colombia, en Bogotá.
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