Francia Márquez rompe el silencio sobre la discriminación en el Gobierno de Petro: “Ejercer la dignidad no es conspirar”
La vicepresidenta denuncia que se le instrumentalizó en 2022 para las elecciones, que en el Gabinete nunca se le dieron recursos para ejecutar, y que se le ha exigido ser sumisa

Francia Márquez rompió el silencio. Después de que El PAÍS publicara audios en los que el excanciller Álvaro Leyva la menciona como una aliada en un supuesto plan para sacar a Gustavo Petro del poder, la vicepresidenta publicó dos comunicados a principios de julio negando tajantemente estar en dicho complot, pero rechazó entrevistas durante casi un mes. Tampoco dijo nada cuando el presidente, en un reciente Consejo de Ministros televisado, la acusó de no contratar a un activista amigo del jefe de Estado, que viene de la industria de la pornografía. Lo dijo, demás, con una expresión racista: “A mí nadie que sea negro me dice que hay que excluir un actor porno”. Varios en la izquierda la tildaron de traidora por los audios de Leyva y Petro, desconfiado de ella, pidió que le dé explicaciones a la justicia y la alejó más que nunca. Hoy, frente a un público en la ciudad de Cali que celebra el día de la mujer afrodescendiente, Francia Márquez dijo literalmente que tiene ganas de gritar.
“No estoy aquí para quedarme callada. No voy a fingir que no duele”, dijo antes de dirigir sus dardos al gobierno. “Tengo ganas de gritar, tengo ganas de contarles cómo este país nos arrastra en sus narrativas de exclusión, nos asfixia en su desconfianza, y luego nos culpa por no respirar”.
La vicepresidenta no mencionó a Petro por nombre, pero el mensaje tenía un destinatario claro. Primero, porque cuenta como le dieron “la misión de crear una institución sin estructura”, el ministerio de la Igualdad, y que ella señaló que tener tres viceministerios era mucho. Pero “me exigieron cinco. Lo hice, a pesar del bloqueo sistemático”. Márquez fue duramente criticada entonces en el debate público por haber creado un monstruo burocrático que ningún otro ministro tenía.
Luego, dice ella, “me acusaron de no ejecutar, cuando jamás me entregaron el instrumento para hacerlo. Se promovió la idea de que como soy negra, seguro robo”. Efectivamente, la vicepresidenta no podría contratar rápidamente porque los recursos del ministerio los controlaba un fondo que dependía más del ministerio de Hacienda.
Pero eso no es todo. El tercer golpe directo al presidente va sobre el rol relegado en que la dejó después de que ella moviera miles de votos en el pacífico colombiano para ganar la presidencia en 2022. Hablando del movimiento afro de la región, dice que “somos útiles para ganar elecciones, pero no para gobernar”, y “se nos quiere en la foto, pero no en la toma de decisiones”. Comparó esta actitud en el Gobierno a otro momento en las guerras de independencia: “Así como en el periodo republicano nuestras ancestras y ancestros fueron útiles para participar, en primera línea, en la gesta de la Independencia, pero no para obtener su libertad y participar en la naciente República”.
No se hizo la despistada frente a su silencio en el último mes. “Ahora entiendo por qué tantas personas afrodescendientes que han llegado al poder se silencian. No porque no tengan ideas y capacidad para gobernar, sino porque el precio de hablar es alto”, añadió. Cuando habló en febrero contra Armando Benedetti por ejemplo, ahora ministro del Interior y una de las personas más cercanas a Petro, el presidente la sacó del ministerio de la Igualdad.
Francia Márquez tampoco mencionó por nombre al excanciller Álvaro Leyva, pero sí hizo alusión a quienes asumieron que era una traidora y conspiradora con él. “Disentir en el Gobierno que ayudé a elegir, y del que hago parte, no es traicionar. Ejercer la dignidad no es conspirar”, dijo.
Francia Márquez encontró su voz en un foro junto a Ángela Davis, icónica activista afroamericana que ha acompañado la trayectoria de la vicepresidenta desde que esta era una activista ambiental en el departamento del Cauca. “Muchas gracias Ángela Davis por ser referente, por inspirarnos y darme la fuerza para continuar alzando la voz”, dijo hacia la líder. “Sé que no estoy sola. No estamos solas”.
Márquez citó al escritor afroamericano James Baldwin (“no todo lo que se enfrenta se puede cambiar, pero nada puede cambiar hasta que se enfrenta”); al líder congolés Patrice Lumumba (“él nos recuerda que a los pueblos se les destruye no solo con armas, sino con narrativas de odio”), y a la misma Ángela Davis (“tenemos la obligación de, además de no ser racistas, ser antiracistas”). Y terminó con un mensaje sobre el racismo estructural, en un discurso que recuerda a la Francia Márquez que ella fue en el 2022: “Somos mucho más que el racismo de Estado que hoy vivimos”.
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