Angélica Lozano: “El Gobierno de Petro está quedando desnudo: su motivación no es una ley laboral justa, sino una consulta popular para hacer campaña”
La senadora del Partido Verde denuncia que una parte del Pacto Histórico ejecuta una estrategia coordinada de hostigamiento, difamación y asesinato moral contra ella


La senadora del Partido Verde Angélica Lozano (Bogotá, 49 años) logró esta semana una de las mayores victorias legislativas de su carrera. Con su liderazgo, la comisión cuarta del Senado aprobó en tercer debate y con amplio consenso la reforma laboral del Gobierno de Gustavo Petro, hundida hace unos meses por la comisión séptima. La abogada fue determinante para que 13 de los 15 senadores, de todas las corrientes políticas, se pusieran de acuerdo para apoyar en tiempo récord un proyecto que busca beneficiar a los más de 10 millones de trabajadores formales que tiene el país. “Durante los 13 días de discusión tuvimos en la oficina de la comisión un cuadro de María Cano, histórica lideresa de los derechos de los trabajadores, y un cartel que decía: ‘todos ponen, todos ceden, nadie impone”, cuenta Lozano en la sala de su casa en Bogotá. Al proyecto solo le falta la aprobación por la plenaria del Senado y la conciliación de ese texto con el de la Cámara de Representantes. Todo eso antes del 20 de junio. La preocupación de Lozano es que el petrismo decida hundir su propia reforma para insistir en una consulta popular sobre el tema. “El Gobierno de Petro está quedando desnudo: no quieren una ley laboral justa, sino una consulta para hacer campaña”.
P. ¿Cómo se siente después de la aprobación de la reforma laboral en la comisión que preside?
R. Estoy orgullosa porque se logró que 15 personas que piensan distinto, que representan agendas e intereses políticos distintos, se hayan puesto de acuerdo por un bien común. Fue un ejercicio de alta política, de concertación. Salió un texto bastante bueno, que puede y debe mejorarse en el último debate, pero que es una reforma laboral justa y de fondo.
P. Antes de la votación, se apartaron de su ponencia y la criticaron los senadores del Centro Democrático, partido del expresidente Álvaro Uribe, y Aida Avella, del Pacto Histórico...
R. Si el Pacto Histórico me dice uribista y el uribismo me dice petrista, estoy haciendo bien la tarea. Y queda probado que el lío son los extremos, con el resto de los partidos (La U, Liberal, Cambio Radical, Conservador, ADA, Indígenas) se lograron consensos.
P. ¿Cree que con esa aprobación ya no hay motivo para insistir en la consulta popular que quiere el presidente?
R. El texto que llega a la plenaria recoge 10 de las 12 preguntas de la consulta que propuso. No le veo sentido a insistir en algo que se convirtió en una instrumentalización de un legítimo mecanismo de participación. La consulta puede ser válida, necesaria, útil, respetable, pero es evidente que se ha convertido en una estrategia electoral del Pacto Histórico para impulsar sus listas al Congreso y a la presidencia. Incluso, el Gobierno pareciera dispuesto a hundir su propia ley con tal de hacer la consulta.

P. ¿Se podría hundir en la conciliación de los textos aprobados en Senado y Cámara?
R. La plenaria del Senado no es notaria de la comisión cuarta. Allá habrá un componente importante de consenso, pero también se darán discusiones. El Centro Democrático defenderá unas cosas; el Pacto Histórico, otras. Los puntos álgidos se resolverán a voto limpio, pero el proyecto se aprobará porque es la voluntad de la mayoría. El único riesgo de que se hunda está en la conciliación con la Cámara. El presidente Petro y el Gobierno, que tienen allá las mayorías, tienen la palabra. Todo el país está viendo. La gente no es boba.
P. ¿Por qué dice que el Gobierno pareciera dispuesto a hundir su propia ley para insistir en la consulta?
R. Porque insisten, aunque las preguntas de la consulta ya están en la ley. Me confunde ver que el presidente, en un acto inconstitucional, le da un ultimátum al Senado para que acepte la consulta, con la amenaza de hacerla con un decreto que le tumbaría cualquier juez municipal. Es un mensaje muy peligroso de que no le importan la ley y la Constitución. Además, presentaron una nueva consulta. Queda el sinsabor de que quieren es usarla como estrategia electoral con plata pública. El ministerio del Interior tiene 240.000 millones para promover la participación ciudadana y puede manejarlos como quiera. El Gobierno Petro está quedando desnudo: no quiere una ley laboral justa, sino una consulta para hacer campaña.
P. ¿Cómo vio el reciente paro de dos días?
R. La protesta es un derecho sagrado, pero debe ser autónoma, independiente, espontánea, civil, cívica, propia. Todos vimos que el presidente promovió el paro y la huelga, y ahora, cuando ve que fue lánguido y pobre, dice que no lo convocó. Salió mal para el movimiento social, para el Gobierno y para el debate público.
P. En la marcha varias personas tenían un discurso contra usted y contra la reforma
R. Yo lamento que una parte del Pacto Histórico y del Gobierno estén ejecutando una estrategia de hostigamiento, difamación y asesinato moral contra mí. Una estrategia con financiación y coordinación. Tengo información y pruebas de que en chats de altísimo nivel, no de loquitos tuiteros sino de servidores públicos con fuero, incluso congresistas, están dando instrucciones de atacarme. Están usando recursos públicos. También usan el sistema de medios públicos, RTVC, para hacer propaganda del Gobierno y difamación y hostigamiento contra gente que piensa distinto.
P. ¿Por qué cree que la atacan si la reforma incluye los dos puntos centrales del presidente: los recargos nocturnos para todas las empresas y el pago del 100% de los festivos?
R. No lo sé. No soy la oposición, coincido en unas cosas y difiero en otras, pero los ataques son a muerte. Si no creo que Petro es dios, entonces me atacan con mentiras, y lo replican a sus bases. Es verdad que en buena parte de las propuestas estamos de acuerdo, como las más importantes: los recargos nocturnos y el pago de festivos y dominicales, pero no les vale. Es una prueba de que el “trumpipetrismo” existe en algunos congresistas del Pacto Histórico. Digo algunos porque hay gente muy respetable y muy seria.
P. Entre los ataques está que su defensa de la reforma es oportunista y que le está haciendo campaña a la presidencia a su esposa, Claudia López, ¿qué les responde?
R. Siempre me han destacado como la mejor congresista, ahora del Senado y antes de la Cámara de Representantes. Hago, con rigor, las tareas que me corresponden. No tengo corbatas [asesores que cobran pero no trabajan] en mi equipo, mis asesores son un hit. Si esperaban que en la comisión que presido, a la que llegó la reforma, hubiera vagancia, pues no. No es oportunismo, es trabajo.
P. Pero dicen que se apropió de un proyecto del Gobierno...
R. Este es un proyecto de autoría del Gobierno, nadie niega eso. Estaba hundido y ayudamos a revivirlo. Pasó a mi comisión de chiripa [por azar]. Nunca le pedí a Efraín Cepeda, el presidente del Senado, que lo mandara acá, que es una de las mentiras que dicen. Los senadores Ariel Ávila, del Verde, y Pedro Flores, del Pacto, presentaron otro informe para revivir la reforma, pero nadie les está diciendo malditos, ni los están atacando. Creo que los dirigentes se están envenenando de sectarismo y eso se trasmite a la ciudadanía.
P. Le reconoce la autoría al Gobierno...
R. Sí, el mérito es del Gobierno por poner en la agenda lo que otros antes no habían puesto. La reforma pensional que apoyé —en gran medida, no toda, porque tengo criterio— y la laboral. Los anteriores presidentes, Santos y Duque, sabían que había que hacer la reforma pensional, pero no la hicieron. El presidente Petro puso sobre el asador estos temas sociales.
P. ¿Y la salud?
R. Nunca voy a entender por qué Petro tomo la pésima decisión de destruir los puentes y el clima de concertación con el Congreso para priorizar una reforma radical e impotable. Había otra versión construida a muchas manos dentro de su Gobierno, pero dijo “para qué hacerlo concertado si se puede hacer con una guerra”. Ahora la gente sufre las consecuencias: hay escasez de medicamentos, están cerrando servicios, los pobres tienen que gastar más plata de su bolsillo en salud. Es un enigma completo por qué el Gobierno decidió darse un tiro en el pie al poner primero esa reforma, cuando la pensional era la mejor y la laboral también estaba bastante bien.
P. ¿Se va a volver a lanzar al Senado?
R. Aún no lo sé, hablemos en diciembre, que es la fecha de inscripción de las listas.
P. Lo tendría que hacer en un partido en descomposición. Tiene en la cárcel al expresidente del Senado, Iván Name; y a la exconsejera presidencial y excongresista Sandra Ortiz. Y el expresidente del partido y exdirector de Presidencia, Carlos Ramón González, está procesado por corrupción.
R. Es muy triste. Que el Verde se metiera al Gobierno fue la desgracia. Todos los escándalos de corrupción del partido están asociados al Gobierno, no a los sectores que encarnamos el Verde genuino, real, independiente y que apoya sin sectarismo lo que está bien y critica lo que está mal... Nosotros no somos así, tenemos criterio. Esos actos de corrupción han sido muy dañinos para el país.
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