De los cabildos abiertos a la huelga: Petro abre una nueva vía de movilización social para defender su consulta popular
El jefe de Estado asistirá el martes a un evento masivo en Barranquilla, la capital del Caribe colombiano en la que arrancó su campaña en 2021 de la mano del ahora ministro del Interior

El presidente Gustavo Petro lleva un poco más de tres años intentando despertar a quien usualmente se considera un gigante dormido: el pueblo colombiano. Le pidió movilizarse en masa cuando presentó su reforma a la salud al principio de su Gobierno; cuando parte de su gabinete renunció antes de cumplir el primer año; cuando la Corte Suprema tardó en elegir fiscal; cuando se aprobó su reforma pensional en 2024; cuando pidió a la Corte Constitucional no tumbarla; cuando denunció un supuesto golpe de Estado del Consejo Nacional Electoral; cuando exigió bajar las altas tarifas de energía en el Caribe. Su último llamado, el primero de mayo, buscaba que lo acompañaran a radicar una iniciativa de consulta popular, con 12 preguntas en temas laborales, que el Senado hundió el miércoles pasado. Entonces Petro volvió al llamado de las calles.
“Le corresponde al pueblo reunirse en cabildo en todos los municipios de Colombia”, dijo el jefe de Estado poco después de que el Legislativo hundiera la propuesta. “Personalmente me reuniré con el cabildo popular de la ciudad de Barranquilla”, añadió. La cita, este martes, es en el paseo Bolívar.
La sede no fue escogida al azar. El ministro del Interior, Armando Benedetti, viajó esta misma semana a la ciudad para adelantar preparativos a la espera de la llegada de Petro, que prevé hacia las 3.00 de la tarde. Desde el jueves, el día siguiente de la convulsa jornada en la que el Senado hundió la consulta original, y revivió la reforma laboral del Gobierno, el político barranquillero comenzó la “socialización” del evento y se reunió con líderes sindicales.
En la sede del Sindicato de Trabajadores de la Energía de Colombia arremetió una vez más contra el presidente del Senado, Efraín Cepeda, al que el Ejecutivo ha graduado como enemigo. “Hay que hacer que, a donde vaya Cepeda, le digan vainazos de todo lado. Hay que decir en la cuadra que cuando lo vean, lo chiflen”, los arengó el ministro de la política. También aseguró que “el pueblo” será el encargado de decidir si se vuelven a presentar las preguntas de la consulta popular, o si irá a un paro general. “Ojalá decidieran la huelga”, dijo, pidiendo la solidaridad de los trabajadores y haciendo eco de otro llamado del presidente, el de un paro nacional.
El pulso entre el Ejecutivo y el Legislativo adquiere un sabor especial, muy caribeño, pues Cepeda también es oriundo de Barranquilla, una plaza muy significativa para el petrismo, que desde hace tiempo intenta disputar la hegemonía de la familia del alcalde Alex Char en la política local. Fue allí, en la capital del Atlántico, donde Petro tuvo el primero de los grandes eventos de plaza pública que caracterizaron la campaña que lo llevó al poder, con una enorme pasarela en forma de P, y fue también allí donde cerró la campaña en otro evento multitudinario, ante unas 40.000 personas. En la segunda vuelta de aquellas elecciones, obtuvo más de 350.000 votos en la gran urbe del Caribe, con los que prácticamente dobló a Rodolfo Hernández. También fue allí donde se desenvolvió la saga que tiene a su hijo Nicolás, elegido diputado del Atlántico, rindiendo cuentas ante la justicia. La estrategia del presidente pasa por Barranquilla, como confirma que fue en el vecino municipio de Soledad, parte de la zona metropolitana, donde Petro lanzó hace tres semanas los comités promotores de la consulta popular, otra pata importante de la movilización social que se propone. Ahora, con la consulta hundida, llama al cabildo.
#BARRANQUILLA | "Ojalá decidan la huelga", el llamado del ministro del Interior, Armando Benedetti al finalizar la reunión preparatoria del cabildo abierto convocado por el presidente Gustavo Petro para el lunes en Barranquilla. @Efrain_HS pic.twitter.com/McmYYXZt3v
— ÚltimaHoraCaracol (@UltimaHoraCR) May 16, 2025
Los cabildos abiertos que pide el presidente son una figura de participación democrática que viene desde tiempos coloniales, pero más pensada para debates locales que nacionales: la convocatoria de ciudadanos para debatir una decisión del concejo municipal o la asamblea departamental. No hay, hasta el momento, una regulación para un cabildo nacional, y son foros sin ninguna consecuencia jurídica.
Eso no significa que los cabildos no puedan tener poder político. La consulta popular siempre fue vista, por analistas y políticos, como una oportunidad para Petro de hacer campaña varios meses, a solo un año de las elecciones presidenciales, y con una bandera tan popular como la de los derechos laborales. Al hundir la iniciativa, los congresistas de oposición celebraban la semana pasada quitarle esa posibilidad de campaña al presidente, pero Petro tomó nota. No solo volverá a presentar una consulta popular, sino que llama a estos cabildos para mantener el debate vivo sobre la reforma laboral que el Senado hundió en marzo, la consulta popular que hundió en mayo, y la segunda reforma laboral que puede volver a hundir en junio.
Además, Petro impulsa los cabildos con la propuesta paralela de un posible paro. “La huelga general no la decido yo, el derecho a la huelga consagrado en la Constitución nacional, la decide el pueblo”, aclaró en X la semana pasada, cuando se conoció un intercambio entre él y Benedetti, por mensajes de texto, en los que el jefe de Estado parece sugerir convocar a una huelga nacional. El presidente dijo públicamente que no le disgustaría la idea, en todo caso. “Le solicito a las juventudes campesinas, barriales, juventudes universitarias, si el pueblo decide la huelga general, el uso al máximo de la cultura y arte”, escribió en X.
El presidente llegó al poder político, en parte, impulsado por los movimientos sociales que marcharon masivamente en 2021 contra las reformas y la violencia policial durante el gobierno del expresidente Iván Duque, uno de los más impopulares en la historia de Colombia. Petro no ha tenido, en todas sus convocatorias, un motor de indignación igual de potente y espontáneo al que hubo ese año para convocar ciudadanos a las calles. Tiene a su favor ahora que arrancó la época electoral, y que él lleva en su mano la bandera de los derechos laborales; en su contra, que las movilización social suele funcionar más cuando viene de abajo y no del Gobierno. El pueblo es el mismo, pero la calle empieza a verse distinta.
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