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Los sobresaltos del dólar provocan un miércoles de vértigo en Colombia

El tipo de cambio oficial del peso atraviesa una montaña rusa de 24 horas, impulsado por las decisiones del presidente Donald Trump

Peatones pasan frente a un cajero automático en Medellín, Colombia
Camilo Sánchez

Donald Trump ha dado un inesperado paso atrás en su batalla global arancelaria. Sobre el mediodía del miércoles ha anunciado una pausa, de 90 días, a los gravámenes impuestos a las exportaciones de medio mundo. Sin embargo, ha mantenido el tributo base universal del 10% aplicado desde el inicio para Colombia, y ha recrudecido el pulso con China, su mayor rival comercial, con una tarifa elevada hasta un 125%. Entre tanto, el mercado cambiario atravesó 24 horas de vértigo y tensión. El ambiente en la mañana se agitó con una fuerte escalada del dólar, que en los últimos días ya había superado los 4,300 pesos colombianos.

Presionado por los ecos de recesión mundial, la divisa estadounidense se encareció en la última semana un 4,17% frente al peso colombiano. Lo anterior se tradujo en una tasa de cambio de 200 pesos más cara por cada billete verde. Y, en paralelo, el barril de petróleo Brent se desplomó el martes por debajo de los 60 dólares, una franja de precios perjudicial para un negocio responsable del 40% de los ingresos por exportaciones en Colombia. Dos noticias relacionadas. Y que en cuestión de horas adobaron la teoría de que la política y la economía son dos caras de la misma moneda: si el lunes y martes los principales indicadores bursátiles marcaban en negativo, el miércoles en la tarde, y en cuestión de segundos, todo cambió.

La recuperación de la bolsa de Nueva York ahora era vertical. Los índices pasaban de rojo a verde. Y para ello bastó un puñado de líneas publicadas por Trump en Truth Social, su propia red social. Una montaña rusa. Atractiva, quizás, para los operadores financieros pendientes de las oportunidades tras el anuncio premonitorio de Trump: “Es un gran momento para comprar”, publicó en la mañana. Pero también un dolor de cabeza en el comercio mundial. En especial para el grupo de 75 países que han ejercido presión en Washington con el fin de renegociar los impuestos aduaneros. Un esfuerzo que el presidente Trump ha sintetizado durante su discurso celebrado el martes ante el Comité Republicano en el Congreso: “Esos países nos están llamando, besándome el culo. Se mueren por llegar a un acuerdo”.

El economista jefe de la financiera Corficolombiana, Julio Romero, advierte sobre los peligros de esos cambios abruptos: “Esta incertidumbre es negativa para las decisiones de inversión y consumo. Puede paralizar proyectos y aplazar gastos. El comportamiento de los mercados en la última semana refleja la confusión de los inversores”. Una advertencia para Colombia. Y es que todo apunta a que la inversión, un renglón con problemas para coger impulso tras la pandemia en el país suramericano, podría entrar en un nuevo ciclo de dudas.

Los expertos subrayan la dificultad que enfrentan los inversionistas en coyunturas como esta. En especial por la tediosa labor de ajustar los precios a los cambios en el comercio y la geopolítica global. Sectores como el petróleo, la infraestructura, o la finca raíz quedan expuestos al carrusel de cambios. Señales que son interpretadas como debilidades por los operadores y han obligado, en otras ocasiones, a las empresas a suspender sus planes o recortar el presupuesto en planta y equipos. La situación, de acuerdo con los analistas, se agudiza en economías emergentes, como la colombiana.

¿Ahora qué sigue? Felipe Campos, gerente de estrategia de inversión en Alianza Fiduciaria, argumenta que la única herramienta a la mano para intentar medir lo que podría venir en materia cambiaria es la historia de las recesiones en Estados Unidos. Anota que todo depende de la reacción de China a los embates estadounidenses. Y recuerda que si el contrapunteo entre las potencias se extiende, el dólar podría romper el umbral de los 4.500 pesos. Crisis similares en los últimos 40 años, indica campos, devaluaron la divisa colombiana entre un 10% y un 35% frente al dólar. Y duraron de tres a nueve meses.

Caben pocas dudas, además, de que los sobresaltos en las políticas de la Casa Blanca podrían arruinar los esfuerzos del país para luchar contra la inflación. “Toda esta situación afecta el crecimiento económico colombiano. Ya sea a través de una recesión directa, o por el hecho de que el Banco de la República tenga que mantener una política restrictiva con tasas altas gran parte del año”, incide Campos. De momento, el operador financiero Juan Pablo Vieira asegura que, tras la prórroga anunciada el miércoles por Washington, es probable que el “dólar corrija y se calme un poco la marea”.

Pero los expertos ya perciben una nube de apatía. Andrés Langebaeck, director de estudios económicos del Grupo Bolívar, argumenta que tantos cambios en tan poco tiempo no son un hecho anecdótico: “Es muy complicado. Afecta todas las cadenas productivas a nivel global. La gente no sabe dónde invertir: ¿Qué decisiones se pueden tomar cuando una Administración impone unos aranceles y acto seguido los quita durante 90 días?”. Y añade dos grandes vectores para comprender los cambios de conducta del dólar en Colombia, que cerró la jornada en 4.320 pesos: el precio del petróleo y el déficit fiscal del Gobierno. Dos asuntos complejos. En especial en un contexto tan inestable, donde cualquier miércoles puede estar marcado por un torbellino de cambios.


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Sobre la firma

Camilo Sánchez
Es periodista especializado en economía en la oficina de EL PAÍS en Bogotá.
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