Lo que aprendí defendiendo el derecho al aborto en Colombia
La médica feminista y lideresa del movimiento de Causa Justa comparte aprendizajes claves de su trayectoria. “El feminismo es el lugar que me ha permitido nombrar todo aquello que me incomoda”

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Me gradué de medicina en diciembre de 1992 sin saber cuánto iba a transformarse mi vida profesional, ni cómo era que iba a pasar de la medicina clínica a la investigación y a la dirección técnico-política en el sector salud, o de qué manera terminaría ocupando diferentes posiciones en todo el espectro de una profesión que parecía tan tradicional: como prestadora de servicios, como formuladora de políticas, como investigadora, como docente o como asesora internacional.
Y mucho menos me imaginé que terminaría mezclando mi profesión con mi activismo como feminista. Creo que esta evolución me permitió aportar en uno de los temas más complejos y disputados en la sociedad: el derecho al aborto para las mujeres y otras personas con capacidad de gestar. Mediante una combinación de formación profesional y una profunda dedicación al diseño estratégico y la construcción de movimiento, creo que he contribuido a transformar el panorama de la salud de las mujeres en Colombia y en América Latina.
Dos elementos clave han sido definitorios a lo largo de mi carrera: por un lado, la firme creencia en el poder de los movimientos sociales y la autoridad informal que pueden construir con el tiempo—especialmente los movimientos feministas y de derechos de las mujeres; y por el otro, una profunda convicción sobre la necesidad de alzar la voz —con claridad, valentía y sin pedir disculpas— para proponer y defender ideas audaces. Creo que no sólo es posible, sino esencial, construir y sostener conversaciones públicas que ayuden a transformar el mundo en que vivimos, haciéndolo más justo, equitativo y saludable para todas y todos.

Y es de ese proceso que resulta mi interés en reflexionar sobre el liderazgo. Mi interés por entender cómo lo hemos ejercido y cuáles han sido las claves para lograr resultados mediante un tipo específico de liderazgo que apuesta a los cambios adaptativos. Transformaciones profundas que suponen, sobre todo, cambiar la cabeza y el corazón de las personas. Y de esas reflexiones, nace Abrazar una causa y luchar por ella. El liderazgo como imperativo ético, un conjunto de aprendizajes derivados de mi experiencia en el campo del aborto, con especial énfasis en el proceso que llevó a Colombia a la promulgación de la ley más garantista de América Latina y el Caribe y una de las más progresistas del mundo, y que ideara el Movimiento Causa Justa.
Aprendizajes que pueden servir no solo para impulsar las luchas por la despenalización del aborto, sino otras luchas en otros campos que impliquen cambios profundos en la sociedad.
Aprendizajes que hablan sobre la importancia del trabajo articulado y de los movimientos feministas como generadores de cambios transformadores, de la importancia de construir argumentos sólidos y variados, de diseñar estrategias claras, pero flexibles, de mantener el objetivo en mente sin importar la presión ni la incertidumbre, de entender que una vez alcanzado el objetivo comienza una nueva tarea y de cuán importante es para ello ser mentoras. Aprendizajes que hablan sobre levantar la voz, con claridad, seguridad y coraje, para proponer y defender nuestras ideas. Para transformar los términos de la conversación pública y volverla una conversación en tus términos.
Estudié medicina no solo para curar, sino para ayudar a cambiar las vidas de las mujeres. Y descubrí que el feminismo es el lugar que me ha permitido nombrar todo aquello que me incomoda y construir un camino para actuar y cambiar el mundo.
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