Ir al contenido
_
_
_
_

‘Ellas en la ciudad’: las que tiran del carro fueron las verdaderas heroínas de la lucha vecinal

El documental de Reyes Gallegos sobre el activismo de las mujeres de la periferia sevillana es un antídoto contra el imaginario masculinizado del movimiento obrero

Juana Ruiz, en un momento del documental 'Ellas en la ciudad'.
Noelia Ramírez

Las vallas publicitarias les prometieron habitar la “capital del futuro”, pero más que progreso, se encontraron un chasco. Bloques de hormigón sobre descampados. Pisos minúsculos, sin ascensor, con techos bajos y materiales humildes. Era su casa y salía agua del grifo, pero no se podía beber ni usar para cocinar. Hubo quien se angustió por la falta de vida cuando se asomó por primera vez a su ventana: la capital del futuro venía con vistas a la nada. “Esto estaba pelado. Solo barro, obra y bloques de hormigón. Aquí decíamos que estábamos más cerca de Madrid que de Sevilla”, dice riendo Maribel Cruces, vecina de Parque Alcosa, sentada en uno de los bares del barrio, en la plaza Padre Castro a finales de mayo.

Su piso en el extrarradio conforma una de las 50.000 viviendas que se construyeron en los setenta en la periferia de Sevilla. Edificios para alojar, sin infraestructura ni servicios, a la mano de obra barata que requería la ciudad. “En el barrio no teníamos ni médicos ni tiendas ni guarderías ni nada. Por eso tuvimos que organizarnos juntas y reclamarlo. Algunas ya sabíamos cómo hacerlo. Empezamos trabajando en fábricas desde niñas, así que crecimos asistiendo a reuniones del partido comunista y politizadas en la clandestinidad”, cuenta en la misma terraza Julia Gutiérrez, vecina y amiga de la zona.

Cruces y Gutiérrez son dos de las protagonistas de Ellas en la ciudad, el documental que se puede ver en Movistar Plus+ sobre la vida y lucha vecinal de las mujeres del extrarradio sevillano. Nadie les otorgó el título ni el cargo, pero ellas han sido pioneras activistas y urbanistas en la sombra, el sostén de su comunidad. Esas mujeres que tiran de sus carros, literal y metafóricamente, las que siempre cargan con bolsas y se mueven por el asfalto haciendo cosas; han sido las heroínas de su comunidad. Sus hijas dicen que sacaron al barrio de la marginalidad porque dotaron de vida y cuidados a esos entornos hostiles y desangelados al protestar durante décadas por una vida digna.

Comercios, parques, escuelas, ambulatorios, bibliotecas o centros cívicos fueron sus logros. Limpiaban sus aceras cuando nadie lo hacía y llenaron de plantas su entorno para darle alegría. La ciudad del futuro la idearían hombres, pero ellas la hicieron habitable. “Al principio nos querían calladitas y en casa, recuerdo que yo salía a correr por los caminos de tierra y los hombres me gritaban por la ventana: ‘¿Dónde está tu marido? ¿Ya sabe lo que estás haciendo?”, recuerda Maribel, que acabaría de profesora de aeróbic en el centro cívico por cuya construcción se manifestó durante meses.

En la imagen, varias de las protagonistas de 'Ellas en la ciudad'.

Creado y dirigido por la arquitecta urbanista Reyes Gallegos, Ellas en la ciudad es un antídoto contra el imaginario masculinizado de la lucha obrera española en la Transición. “Cuando pensamos en movimientos de protesta de esa época, lo que nos viene casi siempre es la imagen de un hombre con una pancarta, pero no ha sido así. Las mujeres han estado siempre en primera línea, especialmente en la vecinal, y su labor ha sido silenciada”, advierte Gallegos, sentada junto a sus protagonistas en esa misma terraza.

Producido por Rafael Cobos, el proyecto cobró forma cuando Gallegos, profesora en la Universidad de Sevilla, tuvo que desplazarse a esos barrios por un estudio de habitabilidad en la zona. “Empecé a verlas por todas partes. En un entorno con tanto asfalto, tanto hormigón y tanta calor, con tan poco mobiliario urbano y tan poca sombra; de pronto aparecían las voces de estas mujeres, la mayoría vestidas de flores, y todo cambiaba. Con sus carritos, con sus saludos, siempre preguntándose las unas a las otras. Ellas han transformado su espacio”. Empezó a hacerles fotos desde la distancia, fascinada, y tras una exposición en Sevilla, decidió compartir sus imágenes con ellas. Cuando llegó al centro cívico de Parque Alcosa y charló con ellas, descubrió sus historias de décadas de lucha por la dignidad. Su relato era historia política de España.

Supervivientes en la sombra

Alejado de esas postales esencialistas en las que las mujeres son cuidadoras y bondadosas por naturaleza, Ellas en la ciudad ofrece un retrato sin condescendencia de sus protagonistas. Aquí no encontrarán otra de esas piezas irritantes del telediario en las que se cosifica a ancianas para cerrar con un momento gracioso las noticias. Ellas en la ciudad es un relato de supervivencia de las mujeres obreras. “A ellas no solo se las desvinculó de todo lo que tuviera que ver con la formación y con otros vínculos afectivos y demás al llegar a estos barrios, sino que a las que ya eran autónomas, económicamente hablando y trabajando, digamos que se les prohibió trabajar una vez se casaban y tenían hijos. En las fábricas las echaban y, por parte de los maridos, estaba mal visto si trabajaban. Al quedarse aisladas en esos nuevos barrios residenciales, ellas detectaron todas las necesidades y todo lo que faltaba en esa planificación que se había hecho a sus espaldas”, aclara Gallegos.

Rafael Cobos (izq) y Reyes Gallegos (dcha), en un momento del rodaje de 'Ellas en la ciudad'.

Las mujeres de Ellas en la ciudad son heroínas que pelearon por todos y cada uno de sus hitos comunitariamente. Activistas incansables que se reunían para tratar la violencia de género que afectaba a sus vecinas antes de que tuviera nombre en los medios. Montaban piquetes en las puertas de las oficinas inmobiliarias para que no vendieran más pisos cuando seguían sin comercios de alimentación. Cortaban carreteras para reclamar centros de salud. Se turnaban para ocupar los bancos de las plazas en los ochenta con sus niños “cuando el barrio se puso malito con la heroína”. Bajaban a cogerse de la mano y hacer de vallas humanas para que los niños jugaran tranquilos aunque no tuviesen patio en sus horas de guardería. Vecinas espléndidas que a sus 70 y 80 años de vida siguen protestando por los derechos sociales. “Cada jueves salimos por la sanidad pública. Nos apena que los jóvenes no nos acompañen y salgan como salíamos nosotras. Yo no he sacrificado mi niñez, juventud y vida adulta para ver cómo las nuevas generaciones creen que ya está todo hecho”, cuenta Gutiérrez. Ya lo recuerda Juana Ruiz, vecina de La Oliva, en el documental: “A las personas no hay que darles armas, hay que darles conciencia”.

Alérgicas al sofá, Julia y Maribel siguen activas. Además de hacer aquagym, teatro —acaban de representar Un tranvía llamado deseo—, acudir a su club de lectura que se llama José Saramago y en el que están leyendo a Jane Austen o hacer terapia de mujeres, no dudan en volver a las calles para pelear por la salud reproductiva de las más jóvenes o la educación pública en la provincia. “Las manifestaciones lo son todo para nosotras”. Ninguna, ahora, se angustia al asomarse por su ventana. Lo confirma Maribel: “¿Mudarme a otro barrio? Pero si aquí están todas mis amigas y compañeras, yo de aquí no me muevo”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Noelia Ramírez
Periodista cultural. Redactora de S Moda desde 2012 y forma parte del equipo de Cultura desde 2022.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_