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Los colegas de parrilla televisiva se vuelcan con Jimmy Kimmel: Jon Stewart presenta un programa extra y Colbert habla de “censura descarada”

Los presentadores de los ‘late night shows’ bromean con la censura y lanzan mensajes de apoyo al cancelado Kimmel. “Es un tipo decente, divertido y cariñoso. Espero que vuelva”, afirmó Fallon

Jon Stewart, en un evento en Nueva York en septiembre de 2024.Foto: John Nacion (Variety via Getty Images)
María Porcel

Era jueves, pero Jon Stewart decidió que era lunes. El más político de todos los presentadores de late night shows estadounidenses ha decidido convertir este 18 de septiembre en lunes: ese es el único día de la semana en el que presenta su The Daily Show. Sin embargo, los acontecimientos extraordinarios que están teniendo lugar en la parrilla televisiva estadounidense, con el silenciamiento de voces críticas con la Administración de Trump y tras la cancelación repentina de Jimmy Kimmel Live!, han hecho que el neoyorquino, de 62 años, realice una emisión extraordinaria de su programa: él solo presenta el primer día y durante el resto de la semana lo hace uno de sus colaboradores.

Tras la suspensión sine die el miércoles del programa de ABC tras un comentario realizado por Kimmel acerca del asesino de Charlie Kirk, toda la parrilla televisiva estadounidense se ha volcado con el presentador. Además de numerosos nombres del mundo de la cultura, sus colegas y excolegas de franja han lamentado la cancelación, hablando en graves términos como “censura” y “autoritarismo criminal”. Pero Stewart ha dado un paso más allá al presentar él su show, con toda una franja de nada menos que 23 minutos dedicada a la cuestión, y titulado, con toda retranca, El manual de Jon Stewart sobre la libertad de expresión en la gloriosa era Trump tras su paso por el programa de Kimmel. Además, llevó como invitada a la periodista filipina y premio Nobel de la Paz Maria Ressa, que presentó su libro Cómo luchar contra un dictador.

“Desde Comedy Central, el completamente renovado, aprobado por el gobierno, The Daily Show”, arrancaba el segmento, cargado de imágenes puramente estadounidenses y dejando caer lo que se venía. “Con su anfitrión obedientemente patriótico, Jon Stewart”. El presentador, con corbata roja y pin de la bandera, fingía estar nervioso. Haciendo pucheros y con la mirada perdida, dejaba ver que iba a presentar otro “show divertido, que cumple con la Administración”. Lo hacía desde un salón cargado de dorados, muy del gusto del nuevo Despacho Oval. Stewart se había convertido, por 20 minutos, en un divertido pelota del trumpismo.

Comenzó el presentador criticando a Nueva York, “un tremendo desastre, ¡alguien debería mandar a la Guardia Nacional!“. Explicó que todo era causado porque ”nuestro Padre" no estaba en casa, sino “en Inglaterra”, en referencia a la visita de Trump al Reino Unido. Como si se tratara de un régimen autoritario, se refería a él como “nuestro querido líder”, haciendo que alababa, pero con ironía y fingida pesadez y tensión, cada acto del presidente, como sus discursos ante los reyes “Todo el mundo está embelesado”, bromeaba. “El presidente, casi despreciablemente humilde, le permitió a los royals poder tener una visión única de su lado más tranquilo, aunque orgulloso”, decía entre la pompa y la burla, mostrando retazos del discurso, demasiado informal y poco adecuado para una cena de gala en Windsor, del presidente.

Stewart también habló del encuentro de Trump con el primer ministro británico, Keir Starmer, donde no supo pronunciar Azerbaiyán, y cambió la zeta por una be; además, afirmó que ese Aberbaiyán estaba en guerra contra Albania, cuando en realidad se refería a Armenia. Y Stewart siguió con ese rollo pelota y humorístico: “Quiero ofrecer mis disculpas, no es Azerbaiyán, se pronuncia Aberbaiyán”, contó, tembloroso, tachando la palabra correcta en un mapa y secándose el sudor. En ocasiones como esa, el propio Stewart no podía aguantar la risa. Tras mostrar un clip de un periodista preguntándole a Trump si, con la cancelación de Kimmel, la libertad de expresión no estaba en peligro, empezó a gritar a la pantalla: “¡Cómo te atreves! ¡Cómo te atreves! ¿De qué periódico eres, del Antifa Herald Tribune?“.

Con ello, entró al trapo con el tema. “En el Reino Unido tendréis libertad de expresión, pero aquí tenemos algo llamado primera enmienda. Hay algo llamado talentómetro, completamente científico, instalado en la mesa del presidente. Y le dice al presidente el QT, el cociente de talento, medido sobre todo por la simpatía hacia el presidente. Cuando baja de un punto hay que avisar a la FCC (la Comisión Federal de Comunicaciones) para amenazar las perspectivas de compra en fusiones multimillonarias de cadenas", afirmaba, para seguir explicándolo hasta perder el aliento; en referencia a la fusión de Paramount con Skydance (también sus jefes) que se llevó por delante el programa de Stephen Colbert en julio. “¡Lean la Constitución!“, clamaba.

Stewart alabó la capacidad, “una maldición”, de Trump para ver el futuro, citando un tuit suyo de hace dos meses donde se leía: “Kimmel es el siguiente”. También puso media docena de clips de Fox News de noticias falsas, desde la negación del cambio climático a afirmar que los asaltantes del Congreso del 6 de enero eran “pacíficos, ordenados y mansos, visitantes”. “¡Todo cierto!“, gritaba. Además, comparó clips de republicanos —entre ellos, Donald Trump Jr.— afirmando que no se puede criticar a nadie usando palabras como “nazi” o “fascista”... para después colocar al presidente usando los mismos términos o llamando a Nancy Pelosi “animal”. “Técnicamente, es correcto: no es un mineral”, observaba.

Siguió hablando sobre burlas a la violencia, con imágenes de la conservadora Fox News y un par de comentaristas burlándose del brutal ataque recibido por el marido de Pelosi en su casa, en 2022. “¡Hubo consecuencias, este tipo tuvo que dejar la televisión! No sé bien dónde fue, pero imagino que no es un puesto prestigioso para el que esté remotamente cualificado”, afirmaba sobre el comentarista... nada menos que Pete Hegseth, hoy secretario de Defensa (o, ahora, de Guerra) de EE UU.

“Algunos negacionistas argumentarán que las preocupaciones por la libertad de expresión de esta administración son una estratagema cínica, un pastiche de artimañas, una cortina de humo para oscurecer una consolidación sin precedentes del poder y la intimidación, sin principios y fríamente antitético a cualquier experimento de gobierno en una república constitucional. Algunos dirán eso”, dijo, en la parte más seria de su discurso. “No yo, creo que es genial”, rompió, haciendo reír al público. Además de presentar a sus corresponsales, todos con corbata roja y micrófono de Trump, se fue a publicidad cantándole una cancioncilla de alabanza a Trump.

La de Stewart quizá ha sido la crítica más larga, fina y preparada contra la fulminante cancelación de Jimmy Kimmel Live!, pero no la única. Seth Meyers también ha tenido, en su programa, algunos toques de humor similares a los de Stewart, explicando que la administración de Trump “está tomando medidas drásticas contra la libertad de expresión”. “Antes de empezar quiero decir que siempre he admirado y respetado al Trump”, bromeaba, dejando constancia, medio broma medio en serio, de un posible miedo a la cancelación. “Siempre he creído que era un visionario, un innovador, un gran presidente y un golfista aún mejor. Y si alguna vez me has visto decir algo negativo sobre él, solo es inteligencia artificial”.

Meyers también mostró segmentos de personas críticas con la decisión, del expresidente Barack Obama al senador Bernie Sanders. “Es un honor y un privilegio llamar amigo a Jimmy Kimmel”, aseguraba el presentador. “Igual que es un honor presentar este programa cada noche, y bendigo levantarme cada día en un país que honra la libertad de expresión. Por eso vamos a seguir haciendo este programa como siempre, con entusiasmo e integridad”, aseguraba, mientras se escuchaba una pedorreta para rebajar el tono. “Este es un momento importante para nuestra democracia, y debemos ponernos en pie por la libertad de expresión. Hay un motivo por la que el libre discurso está en la primera enmienda, porque va antes que todos los demás”.

Stephen Colbert, que en julio conoció que su programa enfrenta su última temporada, y que acabará en mayo sin reemplazo, también habló al respecto en su monólogo del jueves por la noche. “¿Sabes cuáles son mis valores, imbécil?“, apeló a Brendan Carr, jefe de la FCC. ”La libertad de expresión”, dijo entre vítores. “La gente de todo el país está sorprendida por esta censura descarada de la libertad de expresión”.

En antena también queda Jimmy Fallon, que también recibió las amenazas del presidente. Cariacontecido, apareció el jueves en su programa, The Tonight Show, en la cadena NBC, con algunas bromas sobre su tocayo: “Esta mañana tenía un montón de mensajes de mi padre diciéndome: ‘Siento que hayan cancelado tu programa”. Ya en un tono más serio, afirmó: “Para ser sincero con ustedes, no sé qué está pasando, nadie lo sabe. Pero conozco a Jimmy Kimmel, y es un tipo decente, divertido y cariñoso. Espero que vuelva”. Además, aseguró estar “muy agradecido” porque la gente se preocupe por lo que dice y cómo lo dice, pero afirmó que iba a hablar de Trump, y de su viaje a Reino Unido, tal y como lo haría normalmente. Pero cada vez que iba a decir algo crítico sobre el presidente, una voz lo cambiaba por algo positivo: “Está realmente guapo”, o “su amigo Jeff... Goldblum”, el actor en vez del magnate acusado de pederastia Jeffrey Epstein. “¿Veis? Podemos decir lo que queramos".

Por su parte, el veterano David Letterman también habló el jueves, en el marco de un festival. “¿Todos vemos hacia donde va esto, verdad? Hacia el control de los medios de comunicación", afirmaba. “No se puede ir por ahí despidiendo a gente porque se tiene miedo o porque se quiere quedar bien con la administración autoritaria y criminal que está el Despacho Oval. Así no es como funcionan las cosas”. Letterman, que pasó más de tres décadas en antena por las noches con su programa, hasta 2015, afirmó que nunca recibió críticas por reírse o criticar a presidentes. “La cuestión es criticarles, con o sin razón, con o sin precisión, en nombre de la comedia. Ni una sola vez nos presionó nadie de ninguna agencia gubernamental, y mucho menos la temida FCC”.

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Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.
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