Allred fuera, Crockett dentro: la batalla por el escaño texano en el Senado se revoluciona con un abandono y una candidatura sorpresa
Entre los demócratas, las primarias enfrentarán a James Talarico y Jasmine Crockett, mientras que en el lado republicano hay varios precandidatos que buscan desbancar a John Cornyn, que lleva en el puesto desde 2002


Faltan 11 meses para las elecciones de medio mandato, pero en Texas las campañas ya están calientes. Este lunes fue la fecha límite para inscribir candidaturas, y la batalla entre los demócratas para representar al Estado en el Senado en Washington se revolucionó en un día lleno de sorpresas. En la mañana, Colin Allred, el precandidato más conocido y quien perdió hace un año en su intento por desbancar a Ted Cruz, se retiró de la contienda. Y en la tarde, la representante a la Cámara por Dallas, Jasmine Crockett, conocida especialmente por la viralización de sus rápidos ataques a los republicanos en los últimos años, anunció que se presentaría. En el último momento posible, el panorama de la contienda para uno de los pocos escaños del Senado que parecen competitivos ha dado un vuelco tan inesperado como impredecible.
Para comenzar, los candidatos de ambos partidos deberán enfrentarse en las primarias, agendadas para el próximo 3 de marzo, para determinar quien se presentará en las midterms de noviembre de 2026. Del lado de los demócratas, se enfrentará el popular congresista estatal con un creciente reconocimiento a nivel nacional James Talarico contra Crockett. Ambos representan una nueva generación demócrata y se venden como políticos heterodoxos, hábiles en la comunicación moderna de las redes sociales. Pero mientras Talarico busca tender puentes ideológicos hacia la centroderecha, Crockett tiene un estilo más combativo y apuesta, en cambio, por movilizar a las bases.
Los republicanos, por su parte, se encaminan hacia una campaña para las primarias que se perfila larga y sangrienta. Resaltan dos nombres en especial. El veterano senador John Cornyn, quien busca validar su puesto por cuarta vez —los mandatos de los senadores duran seis años en Estados Unidos— y el actual fiscal general de Texas, Ken Paxton, un ultraconservador que ha sido objeto de una moción de censura por corrupción pero que ha logrado salir envalentonado políticamente. Si ese cara a cara no era suficiente, un tercer nombre, el del representante Wesley Hunt, también está puntuando bien en las encuestas. El panorama actual, en el que ninguno parece tener el 50% necesario para asegurarse la nominación en primera instancia, augura una posible segunda vuelta en mayo.

Esta situación a la que se enfrentan ahora los republicanos, en la que los candidatos del partido previsiblemente se gastarán millones de dólares de sus presupuestos de campaña disparando contra sus propios compañeros y entregarán líneas de ataque en bandeja de plata para sus verdaderos adversarios, es algo que los demócratas llevan meses queriendo evitar. Y es la razón que ha citado Allred para justificar bajarse de la candidatura. “He llegado a la conclusión de que unas encarnizadas primarias y una segunda vuelta impedirían que el Partido Demócrata acuda unido a estas elecciones cruciales contra el peligro que representan para nuestras comunidades y nuestra Constitución Donald Trump y uno de sus lacayos republicanos, Paxton, Cornyn o Hunt”, explicó en un comunicado.
Allred también ha anunciado que, en lugar de aspirar al Senado, buscará volver a la Cámara de Representantes, donde representó al distrito 32 de Texas, ubicado en su Dallas natal, entre 2019 y 2025. En esta ocasión, sin embargo, tras la controversial redistribución de los mapas electorales del Estado, Allred aspirará a ganar el distrito 33, actualmente representado precisamente por Jasmine Crockett y el único competitivo para los demócratas ahora en la zona.
El paso adelante de Crockett se rumoreaba en las últimas semanas. De acuerdo a varios medios, la congresista habría llamado por teléfono a quienes serían sus rivales dentro del partido para la nominación, Allred y Talarico, para informarles de su deseo de intentar llegar al Senado, basándose en un sondeo interno en el que ella les ganaba a ambos en las primarias. Su propuesta era que ellos abandonaran sus ambiciones de ser senadores, y se presentaran a algunas de las posiciones estatales que también están en juego, como la gobernación o el puesto de fiscal general, aunque una victoria demócrata en ellas es mucho más difícil. La propuesta no caló, pues el prospecto más real de ser el primer senador demócrata por Texas en más de tres décadas se impuso.
Crockett, de 44 años, ha ganado fama gracias a sus confrontamientos virales con los republicanos y a su frecuente presencia en el ecosistema mediático demócrata. Esta prominencia le han valido legiones de seguidores en las redes sociales y donantes, convirtiéndola en una de las recaudadoras de fondos más prolíficas del partido. También se ha vuelto una de las víctimas predilectas de los ataques del presidente Trump, que la nombra constantemente.
Por todo esto, a pesar de haberse incorporado en el último día posible a una carrera que ya llevaba meses andando lentamente, Crockett supone una clara amenaza para Talarico. El exprofesor de 36 años y actual seminarista presbiteriano ha sido representante estatal desde 2018 y se ha ganado la reputación de ser un defensor de la educación pública y un implacable pero notablemente sereno opositor del trumpismo y de la extrema derecha, contra los cuales utiliza mensajes basados en sus valores cristianos. Además, su capacidad de cultivar y movilizar un enorme número de seguidores de sus redes sociales han llamado la atención a nivel nacional y le han valido comparaciones con el alcalde electo de Nueva York, Zohran Mamdani. Su ascenso lo ha llevado a figurar entre la lista de posibles candidatos presidenciales para 2028.

Entre Talarico y Crockett, los republicanos de Texas y Washington no han ocultado su preferencia por Crockett, convencidos de que sería una candidata débil en las elecciones generales al ser mucho más polarizadora. Entre los demócratas hay una opinión similar sobre el fiscal general Paxton. Además, hay verdaderas esperanzas de que ya es hora de un senador demócrata texano, dado que la popularidad de Trump, incluso en Texas, un Estado mucho más diverso de lo que se suele pensar, comienza a retroceder. La vez que más cerca han estado fue en 2018, durante el primer mandato de Trump, cuando el congresista de El Paso Beto O’Rourke casi desbanca a Ted Cruz.
Si bien la batalla por la Cámara de Representantes, que se renueva por completo, dominará las agendas de los partidos en las campañas de la midterms, la carrera por el escaño al Senado de Texas se llevará algo de la atención nacional. Por el altísimo perfil de los candidatos de ambos partidos, pero también porque, si bien los demócratas tienen difícil recuperar el control del Senado en 2026, para lograrlo en el 2028 necesitan empezar a sumar puntos desde antes. Las apuestas avanzadas en Texas este lunes pueden terminar teniendo un impacto profundo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma











































