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Ocho abogados contra 600 desalojos mensuales en Texas

La organización Dallas Eviction Advocacy Center, única de su tipo en el país, ofrece servicios legales gratis a las personas que enfrentan un desalojo

Una familia comienza a mudarse tras recibir una notificación de desalojo, en Houston (Texas), en marzo de 2025.

Cada día, sobre las 10 de la mañana, las cortes de Dallas (Texas) se llenan de gente que está a punto de ser desalojada. Papeles arrugados, caras tristes. Algunos llegan a las 9.45, o 9.50. Esos minutos antes de que el juez entre al tribunal pueden marcar para ellos la diferencia entre conservar la casa donde viven o dormir en el carro o en un refugio. ¿Por qué? Porque es el tiempo que usan los abogados del Dallas Eviction Advocacy Center (Centro de Defensa contra el Desalojo de Dallas, o DEAC por sus siglas en inglés) para estudiar sus casos y prepararles una defensa.

En realidad hay cómo contactarlos antes. El centro recibe regularmente notificaciones de los nuevos casos de desalojo y les envían tarjetas ofreciendo sus servicios. Lo que sucede es que pocos los contactan, “aproximadamente el 4 o 5%”, según dicen, porque no leen las cartas, no tienen documentos legales o no confían en los abogados. Sin embargo, ellos están siempre en las cortes, se acercan a los demandados vulnerables y los representan gratuitamente.

El impago es la causa más frecuente de desalojos en Dallas. “La mayoría de las personas se atrasan con el alquiler debido a una emergencia inesperada: un despido, una enfermedad, una lesión, el fallecimiento o la deportación de un familiar. Esto se debe en parte a que los salarios se han estancado y los alquileres han aumentado”, explica Bill Holston, el director ejecutivo del Centro. Holston añade que, “en la mayoría de los casos, al tribunal no le interesará ni el estado de la propiedad ni las razones comprensibles, y a menudo trágicas, por las que se atrasó en el pago. La única cuestión real es si has pagado y si el arrendador ha cumplido con los trámites legales”.

El trabajo del DEAC es una forma de resistencia organizada. Lo llaman “abogacía de movimiento”, ocupar el sistema desde dentro para exponer sus fallas. Trabajar dentro de los marcos legales para confrontar las desigualdades de las leyes de vivienda en Texas. “Somos abogados escudo”, asegura Holston, “utilizamos el marco procesal del proceso de desalojo para luchar contra un sistema hostil que provoca el desplazamiento de miles de personas cada año y despoja de la dignidad a quienes lo padecen”.

El DEAC desconfía de ese sistema y lo combate. Es un equipo de 18 personas: ocho son abogados y el resto se divide en coordinadores y asistentes legales. Uno de estos asistentes, que pidió anonimato, dijo a EL PAÍS que él solo atiende unos 40 casos al mes, aunque a veces le han tocado hasta 300 en una semana. En mayo, por ejemplo, el Centro evitó que 598 personas fueran expulsadas de sus viviendas.

Cada caso comienza con esos pocos minutos en sala donde le preguntan al demandado cómo recibió la notificación, si tiene pruebas, si el casero cumplió con la ley. Así detectan los errores legales: notificaciones mal hechas, demandas presentadas por alguien que no es el dueño real, arrendadores no registrados… Luego arman una estrategia exprés.

El asistente legal recuerda la historia de un anciano que, tras 18 años pagando renta, estaba a punto de perder su casa. El hijo del casero intentó sacarlo después de la muerte de este. Pero se conservó un contrato previo y el abogado detuvo el desalojo. Otra vez consiguieron desestimar el caso de un hombre que cuidó a sus padres durante 13 años. Cuando murieron, la casa pasó a un sobrino lejano que la vendió sin avisar. También recuerda a una madre migrante con tres niños que no tenía dinero.

“Los arrendadores recurren a la amenaza de deportación si sospechan que eres indocumentado, y se basan en ello con la esperanza de que los inquilinos no intenten hacer valer sus derechos ni comparecer ante el tribunal”, asegura Holston. Agrega que hay una correlación entre el estatus migratorio y la frecuencia con que las personas asisten al tribunal. “Este miedo se creó durante la primera Administración Trump y nunca desapareció. Ahora que el ICE (el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) está arrestando a quienes se presentan a sus registros y comparecencias judiciales, ese miedo solo ha aumentado”, puntualiza.

El DEAC, que es la única organización de su tipo en el país, se fundó en marzo de 2020, en plena crisis de la covid-19. En enero de 2021 se constituyó como ONG. Desde entonces, ha representado a miles de personas: hasta febrero de 2022, el número superaba las 10.000, con un 96 % de éxito. Actualmente, la cifra ronda las 30.000, aunque el porcentaje de éxito ha bajado a casi un 60.

La mayoría de sus clientes, según sus propios datos, son madres solteras de raza negra. Entre 2023 y 2024, atendieron a 4.256 personas. De ellas, 2.835 eran afroamericanos y 570 hispanos. “La falta de vivienda asequible está vinculada a la práctica de la segregación residencial y a las disparidades en la educación para las comunidades de color”, opina Holston. “La diferencia de riqueza entre las comunidades blancas y las de color es resultado de cientos de años de discriminación. Estos problemas persistirán mientras no abordemos los sistemas racistas que los causan”, asegura.

Su estrategia es lo que denominan la “Teoría de la Saturación”: presencia continua en cada juzgado de desalojo del condado. Esa presencia obliga a los caseros a cumplir la ley al dedillo. Sin embargo, las cifras de desalojos en la ciudad siguen siendo preocupantes. Según medios locales, en 2022 había en promedio 135 casos diarios, y se mantuvo al año siguiente. Texas es de los Estados menos favorables para los inquilinos, con leyes excluyentes y procesos judiciales que suelen respaldar al propietario. Además, el Estado no permite los campamentos de gente en situación de calle, y dormir a la intemperie es sancionable en Dallas desde los años noventa.

De momento, el DEAC no tiene planes inmediatos de expandirse. Hace un mes y medio lograron cubrir los 10 tribunales locales que atienden el tema. “Estamos alcanzando lo básico”, dice el asesor. Pero se pregunta qué pasaría si duplicaran el equipo, si consiguieran apoyo federal o replicarán el modelo en otros Estados. “Al final del día, no preguntamos tu estatus migratorio ni cuánto ganas. Si estás en proceso de desalojo en Dallas, estamos aquí para ayudarte”, dice. Esa frase parece un salvavidas para la gente desfavorecida.

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