Kim Kardashian comparte serie (pero no protagonismo) con Glenn Close y Naomi Watts en ‘Todas las de la ley’
Lujo, amor, sexo, traición y divorcios son los ingredientes de la nueva serie de abogadas de Ryan Murphy en Disney+, donde la reina de la telerrealidad copa las tramas y la atención


Colocar a Kim Kardashian (Los Ángeles, 45 años) en cualquier situación, ya sea una serie, una sala de cine o una rueda de prensa, puede tener un problema: que sea el centro de atención. Pero claro, eso también puede ser una ventaja, si lo que se quiere es que Kim Kardashian sea, precisamente, el centro de atención. Y eso es lo que busca, pretende y logra el creador Ryan Murphy en su nueva serie, Todas las de la ley (All’s Fair, en el original en inglés, por el dicho “Todo es justo en el amor y en la guerra”; Todo vale, en América Latina), que llega el martes 4 de noviembre a Disney+. Porque aunque rodee a Kardashian de joyas de impresión, casas de infarto, looks de alta costura, sensuales tramas y, sobre todo, de actrices como Naomi Watts, Glenn Close, Sarah Paulson, Teyana Taylor y Niecy Nash, la Kardashian es demasiado Kardashian como para perder un ápice de protagonismo.
Murphy ha convertido a la estrella de la telerrealidad, empresaria, aspirante a abogada, exesposa de Kanye West, madre de cuatro hijos y creadora de las fajas y tangas más famosas del planeta en la protagonista de su nueva serie. La ahora también actriz no es una invitada de lujo, sino que tiene diálogos, tramas y presencia propia. Su rostro y silueta forran estos días Hollywood; rodeada de sus compañeras, sí, pero con ella en el centro de la imagen y un paso por delante. El creador sabía que su presencia iba a funcionar, y la ha explotado.
Durante la presentación del primer capítulo en Los Ángeles, Kardashian fue la estrella, desde que pisó la sala hasta que, hacia la mitad del mismo, se tuvo que marchar para hacer entrevistas, como contó ante el respetable. Disney+ no ha adelantado la serie a la prensa, por lo que la única forma de ver ese episodio fue acudiendo a su estreno, a mediados de octubre, en West Hollywood. De ahí que la sala (dos salas, de hecho) estuvieran a reventar; también la curiosidad por ver a las estrellas y la posterior fiesta en el Chateau Marmont, uno de los hoteles más icónicos de la ciudad, sumaron adeptos a la convocatoria.
Todo lo que rodea a la serie ha sido tan público —con grandes estrenos y puestas de largo en Nueva York, París y Londres— como privado: apenas ha habido entrevistas individuales, más que con grandes podcast como Call Her Daddy, de Alex Cooper, por parte de Kardashian. De ahí que la rueda de prensa de la serie en un hotel de Hollywood fuera ampliamente seguida por los medios. En ella, de nuevo, Kardashian se convirtió en el centro de la conversación, acaparando las preguntas y las respuestas.

Durante los 35 minutos de conversación, hubo tiempo a que una decena de medios —entre ellos EL PAÍS— pudieran realizar preguntas. Tres de ellas estaban dirigidas a las seis actrices protagonistas: Niecy Nash, Naomi Watts, Teyana Taylor, Glenn Close, Sarah Paulson y la propia Kardashian. Una, a Watts y Close. Las otras seis, a Kardashian. Al fin y al cabo, ser una mujer rodeada de famosas mujeres (cuatro hermanas y una celebérrima madre), multimillonaria, empresaria, abogada y que ha pasado por dos divorcios no dista tanto de protagonizar una serie interpretando a una rica abogada de divorcios copropietaria junto a varias socias de un bufete (y de unas cuantas joyas y ropas fabulosas) y con una vida sentimental llena de baches.
En la charla, todas hablaron de divorcios (aunque sin mojarse demasiado en lo personal), de lo importante de la presencia de sus mujeres en sus vidas y de la importancia de recibir la llamada de Ryan Murphy, mente imparable y aclamado creador de sagas como Feud, American Horror Story o Monstruos, y de series como Glee, Pose o Ratched.

“Cuando me llamó y me comentó todos los nombres implicados le dije: ¡Dios mío, sí!“, recuerda Teyana Taylor, cuya carrera esta temporada también incluye un papel principal en Una batalla tras otra. “No iba a dejar pasar la oportunidad de compartir el mismo espacio y el mismo aire con estas mujeres maravillosas, es increíble, un honor. Me estoy empapando de todo, soy una estudiante aquí”. Glenn Close, la más veterana, explicó que no le gusta repetir papeles ni géneros, porque no quiere aburrirse, pero que aquí aprendió muchísimo. “Me llamó y me dijo que iba sobre mujeres abogadas, y le contesté: ‘Ya he hecho Daños y perjuicios. No quiero volver a ser la misma”, relata. Pero él le aseguró que iba a ser “la matriarca, la mentora”. “Y tendrás una ropa increíble’, me dijo, lo que viniendo de donde vengo últimamente, sonaba seductor”, reconoce Close entre risas. La producción de la serie es, como todo lo que toca Murphy, espectacular, cargada de prendas de diseñador y secuencias en inmensas mansiones.

Kardashian explicó la importancia de “devolverles la confianza y darles todo lo que necesitan” a las mujeres que confían en ellas para sus casos legales. “Me siento bastante versada en leyes de familia y de divorcios”, reconoció Kardashian. “Me alegro de haber podido aportar mi conocimiento al personaje”.
Kardashian puede ser una experta en gestión de fama, y también en leyes, pero no lo es en interpretación. Ha prestado su voz a alguna película de animación y ha hecho cameos y papelitos en videoclips, series (CSI: Nueva York, American Horror Story) y hasta películas (Ocean’s 8), pero nada como protagonizar una serie. Y tiene su plato a rebosar de tareas, desde su reality, la base de su fama, a sus empresas y sus estudios. “Sabía que al venir aquí iba a trabajar con mujeres que eran las mejores en lo que hacen, y que llevan mucho tiempo dedicándose a ello”, explica en respuesta a este diario. “Así que mi trabajo consistía en no hacerle perder el tiempo a nadie y presentarme lo mejor preparada posible. Y cada día aprendía de ellas con solo observarlas: cómo vivían sus vidas, cómo ejercían su oficio... Es la mejor lección que jamás podría aprender”, afirma. Y sí, reconoce: “Tenía muchas cosas que hacer y las tengo, pero también todas las demás aquí... Teyana tiene su álbum saliendo al mismo tiempo... Todas tienen muchas cosas, proyectos, productos...”, explica.

Sus compañeras, además, destacan su capacidad de trabajo. Cuenta Close cómo, entre toma y toma, “tenía tarjetas de apuntes para sus exámenes de derecho”. Para Sarah Paulson, su actitud fue sorprendente para todas, y así la alabó en plena rueda de prensa. “Creo que todas nos sentíamos así al verte hacer malabares con todo lo que tenías entre manos y siendo capaz de hacer tu trabajo con dignidad, elegancia, facilidad, alegría y humor. Para mí fue inspirador, porque a veces tiendo a decir rápidamente: ‘Ay, es que estoy cansada’. Recuerdo una vez que estábamos terminando a medianoche y hablábamos de que teníamos que madrugar y dijiste que no ibas a poder dormir porque no tenías mucha ayuda por las mañanas, te gusta levantarte con los niños e ibas a seguir haciéndolo aunque tuviéramos que volver. Ibas a despertarte en cinco horas, y fue una lección inspiradora para mí ver cómo lo gestionabas, porque no era fácil y lo hacías con mucha elegancia, seguías siendo divertida y te sabías todas tus líneas”. Watts la refrenda: “Era increíble ver cómo podía con todo. Además, Kim es la persona más tranquila que he conocido en toda mi vida, lo que es muy loco considerando todo lo que tiene en su vida. Su multitarea está a otro nivel”. “Siempre hablábamos de ello”, reconoce Nash. “Tiene un niño en el móvil, los libros de derecho, un guion, maneja un negocio en el ordenador… todo a la vez”.
¿Estaba Kardashian, con tanto a la vez, en el momento indicado para aceptar una propuesta de ese nivel? “Cuando Ryan Murphy llama, no hay un momento correcto”, relata. ¿Y para enfrentarse a gigantes de la interpretación como sus compañeras? Si Glenn Close reconocía que nunca había estado en compañía de un plantel de mujeres como este, y que estaba “verdaderamente intimidada al principio”, ¿cómo se sentía Kardashian? “Cuando expresaste que te sentías intimidada, yo estaba muerta de miedo. Pensaba: ‘¿Glenn Close se siente intimidada? ¿Qué debería sentir yo? ¡No sé ni cómo comportarme!“.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma































































