‘Una batalla tras otra’: un bostezo tras otro ante la película del año
Yo me enamoré de dos películas de Paul Thomas Anderson, ‘Boogie Nights’ y ‘Magnolia’. Después me he aburrido notablemente con sus cansinas pretensiones de originalidad

Esta película ha despertado lógica expectación desde que existieron noticias de que Paul Thomas Anderson, el señor más mimado en la categoría de cine de autor que se realiza en Hollywood, lugar plagado de majaderías rentables, había rodado Una batalla tras otra. Al parecer, adaptaba una novela del sacralizado Thomas Pynchon y disponía en el reparto de Leonardo DiCaprio, Sean Penn y Benicio del Toro, tres actores con largo e inmaculado prestigio, a los que les sobra trabajo y que se supone pueden escoger los mejores personajes dentro de un cine que aspira a la trascendencia.
Y aunque no dispongo con voluntad férrea de esa cosa al parecer tan imprescindible llamada redes sociales ni tampoco consulto excesivamente otros medios de incomunicación, es imposible no recibir anticipadas noticias de que Anderson ha construido una obra maestra, un material obligatorio de consumir por la cinefilia en posesión de paladar. Pues el mío debe de estar atrofiado, ya que me encuentro con una de las películas más tontas e insoportables del año, un delirio sin causa y cuya agotadora duración complica encontrar una postura adecuada en la butaca. Y la aguanto con paciencia estoica hasta el final, aunque lo más sensato sería largarse cuando constatas que la movida no va a cambiar, que el dislate impregna todo desde el mosqueante principio hasta el anhelado final.
Y vale. Comprendo la expectación. Yo me enamoré de dos películas de Paul Thomas Anderson. Sigo en su desasosegante compañía hasta la extenuación. Se titulan Boogie Nights y Magnolia. Y después me he aburrido notablemente con su cine y sus cansinas pretensiones de originalidad, hable de pozos petrolíferos o de sastres convencidos de ser Rembrandt o Velázquez. Era graciosilla y tenía un punto de ternura Licorice Pizza, su penúltima entrega. Pero no puedo entender qué ha pretendido con Una batalla tras otra y si lo comprendo todavía peor.

Se supone que habla de una pandilla de concienciados revolucionarios que atentan contra lo institucionalizado para intentar cambiar el lamentable estado de las cosas. Son viscerales, de variadas razas, imprudentes, el sistema se los acabará zampando. Pero los protagonistas tendrán una descendiente que se meterá en problemas y el supuesto padre (aunque también podría ser hija de otro hombre, la madre exhibía su voluptuosidad como otra biológica arma de combate) abandonará su amarga condición de derrotado y volverá a actuar contra el gran poder.
La acción es continua y la música acompaña a cada plano. Pero lo primero es gratuito además de muy pesado y lo segundo aturde, es un recurso barato. También hay moraleja. El mundo actual está regido por una organización secreta, tan poderosa como pragmática, tradicionalista, más que facha, que se denomina Los amantes de la Navidad. Y todos los concienciados espectadores pensamos inevitablemente en dos seres asquerosos como Trump y Musk, los banqueros, los dueños de las tecnológicas, formando una sociedad secreta para hacer lo que les dé la gana en el universo, persiguiendo y acorralando a todos los disidentes. O sea, si las persecuciones incesantes les aburren también se pueden consolar descubriendo que en realidad es una fábula política.
Respeto mucho el contrastado talento de Leonardo DiCaprio, pero aquí no me sirve para nada. Y Sean Penn, actor muy dotado pero también enamorado de la sobreactuación, parece encantado de meterse en la piel de una patética caricatura. No le aguanto. Y Benicio del Toro pasaba por allí. No me extrañaría que Una batalla tras otra fuera bendecida por los premios Oscar. Lo hicieron con aquella locura carente de la mínima gracia titulada Todo a la vez en todas partes.
Una batalla tras otra
Dirección: Paul Thomas Anderson.
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Sean Penn, Benicio del Toro, Regina Hall, Teyana Taylor.
Género: tragicomedia. EE UU, 2025.
Duración: 201 minutos.
Estreno: 26 de septiembre.
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