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Columna
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No hace falta leer un libro para criticarlo

El camino correcto si uno quiere cantarle las cuarenta a un escritor de forma rápida y eficaz, viralizándolo, es mantener el libro lejos de su mano

El escritor Javier Cercas.
Sergio del Molino

Hizo bien la periodista Marta Nebot en lo de Xabier Fortes en TVE el jueves, cuando increpó a Javier Cercas con chulería digna de un pleno en las Cortes, acusándole de blanquear a la Iglesia católica. En la refriega, el novelista le preguntó si había leído su libro (El loco de Dios en el fin del mundo, su exploración vaticanista sobre Bergoglio), y Nebot respondió que no. Puede parecer un dislate opinar sobre un libro que no se ha leído, pero no hay otra forma de opinar sobre un libro en televisión. Si uno se toma la molestia de leer, luego le cuesta mucho ser categórico. Las opiniones se matizan, se reblandecen, se llenan de cláusulas condicionales, de peros, sin embargos, dilemas, paradojas y silogismos, y así no se triunfa en una tertulia.

Pueden mantenerse las acusaciones maniqueas e injustas después de leer un libro, como bien saben no pocos críticos literarios, pero eso exige un esfuerzo puntilloso: hay que expurgar pasajes, sacarlos de contexto, manipularlos, hacer decir al autor cosas que no ha dicho u omitir información esencial. Porque el problema de los libros es que incluso los cortos son muy largos, y dicen muchas cosas, y hasta los malos y los simples requieren un esfuerzo de refutación muy superior al de un par de zascas en una tertulia de la tele.

Así que no, para lo que pagan a los colaboradores, no merece la pena echar tres tardes leyendo 488 páginas si luego no se puede soltar a las claras que el autor blanquea a la Iglesia. O lo que sea, porque al pobre Cercas le han acusado ya de blanquear tantas cosas que más parece un pintor que un novelista. El camino correcto si uno quiere cantarle las cuarenta a un escritor de forma rápida y eficaz, viralizándolo, es mantener el libro lejos de su mano, como los medicamentos y los niños, no sea que sucumba a la tentación de hojearlo y se le llene la cabeza de ideas confusas e imposibles de cuadrar en una consigna de tres segundos.

A la ensayista Rebecca Solnit los hombres le explicaban cosas. Los escritores debemos acostumbrarnos a que Marta Nebot y muchos otros tertulianos nos expliquen los libros que escribimos. Y bien está que así sea. Hay que acabar con la soberbia del escritor endiosado que se cree con derecho a que le discutan lo que ha escrito, en vez de lo que otros imaginan que ha escrito.

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Sobre la firma

Sergio del Molino
Es autor de los ensayos La España vacía y Contra la España vacía. Ha ganado los premios Ojo Crítico y Tigre Juan por La hora violeta (2013) y el Espasa por Lugares fuera de sitio (2018). Entre sus novelas destacan Un tal González (2022), La piel (2020) o Lo que a nadie le importa (2014). Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara 2024).
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