‘Informa’ y ‘Franklin’, de la yakuza al Líbano
Estas dos series de Netflix manipulan correctamente la realidad para acercarla al deseo de los desmemoriados


Como al parecer en todas partes cuecen habas, Japón no podía ser una excepción, y así lo demuestra la serie Informa: un joven periodista del Weekly Times, diario que al parecer se dedica fundamentalmente a la difusión de cotilleos, harto ya de estar harto y tras insistir a su redactora jefe que le proponga un tema más serio consigue lo largamente anhelado: encontrarse con un antiguo miembro de los temible yakuza que hace tiempo abandonó la delincuencia para convertirse en una especie de detective privado e informador del enraizado mundo criminal japonés.
Lo cierto es que al joven reportero el nuevo encargo le permite dejar de lado esos temas que tanto fascinan a los responsables de TVE y a su oscilante familia para adentrarse en terrenos más peligrosos en los que campa un asesino en serie. Llevado a nuestro terreno se diría que cambia informar sobre las torpezas de Kiko Rivera, antes llamado Paquirrín, para seguir las andanzas de Manuel Delgado Villegas, conocido como el Arropiero, autor de 48 asesinatos en diferentes puntos de España por más que entre la ficción y la realidad, el que suscribe se queda con la ficción por ser menos estúpida o cruel. 10 capítulos cortos en su primera temporada de una serie con la que pasar el rato.
Y ya que hablamos de la ficción de un país lejano, dejemos constancia de Franklin, una serie sobre falsificadores de dinero, correcta en el desarrollo de los seis capítulos de su primera temporada y sorprendente por el país de origen: Líbano, una nueva prueba de la ignorancia del comentarista, pues no tenía noticia de que en tan castigado país se produjeran series de televisión, y menos que fueran entretenidas.
Netflix, la plataforma de las dos series comentadas, ofrece una muy correcta sinopsis de la trama: “Un padre soltero que se dedica a las falsificaciones debe trabajar con su ex amante para crear el billete de 100 dólares perfecto y salvar a su hija de la muerte”. Actores, decorados y paisajes cumplen correctamente con el empeño de mantener al espectador delante del televisor y evitan cualquier referencia a un pasado inmediato devastador. Son las ventajas de manipular correctamente la realidad para acercarla al deseo de los desmemoriados, algo que programas tan ejemplares como La familia de la tele lo evitan día a día al dejar constancia de los grandes temas de la realidad nacional y eludir el olvido.
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