“Me da igual, me voy a poner morena”: la peligrosa obsesión de los adolescentes por conocer el índice UV para perseguir el mayor bronceado
No quieren saber el resultado del índice para escapar de las horas en las que la exposición bajo el sol es más peligrosa, sino para conseguir un ansiado bronceado que los expertos advierten es increíblemente peligroso.


Quien tenga hijos adolescentes o esté rodeado de centennials sabrá que su última obsesión consiste en chequear constantemente el índice UV en el móvil. “Creo que puedo estar desarrollando una obsesión con el índice UV. ¿Me aburro en clase? Chequeo el índice. ¿Es más alto de tres? Cancelo mis planes para sentarme al sol. ¿Voy a sudar a lo loco? Me da igual: me voy a poner morena”, asegura una usuaria de TikTok.
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♬ We Are The People - Empire Of The Sun
Los adolescentes consultan el índice a diario, pero el problema es que no lo hacen para evitar exponerse al sol cuando la cifra es más alta, sino precisamente para lo contrario ante la falsa y peligrosa creencia de que es la fórmula óptima de broncearse. Términos como “besada por el sol” copan tanto las redes sociales como las campañas de los productos destinados a fomentar el bronceado o incluso a emularlo, un mercado que ha encontrado en el deseo por tener la piel bronceada una mina de oro. El resultado es que broncearse se erige como algo deseable, toda una caricia solar a perseguir y a la que no temer. Antaño, las pieles pálidas se relacionaban con la riqueza y la belleza, vinculándose por el contrario las bronceadas a la clase trabajadora. Sin embargo, cuando Coco Chanel descendió de un barco en Cannes en 1923 con la piel quemada por el sol, se popularizó la piel bronceada. Desde entonces, el bronceado sugiere que alguien puede permitirse vacaciones de lujo en destinos soleados. De hecho, como revela el último estudio de Cantabria Labs, Observatorio Heliocare. Hábitos al sol en España, un 41% de españoles piensa que el bronceado es sinónimo de belleza o incluso algo saludable.
Una lectura de índice UV del 0 al 2 significa bajo peligro de los rayos UV del sol para una persona promedio, de 3 a 5 supone un riesgo moderado de daño por exposición al sol sin protección y de 6 a 7 es un riesgo alto de daño. El Dr. José Luis López Estebaranz, director de la Clínica DermoMedic y presidente de CILAD, explica los números. “Se expresa en una escala del 1 al 11+, y a partir de un valor de 3 ya se recomienda protección. Es una score útil para saber cuándo debemos extremar precauciones al exponernos al sol”, asegura. “El problema es que el bronceado no es un signo de salud, sino una reacción de defensa de la piel frente a una agresión: la radiación UV. No hay bronceado ‘sano”, advierte el dermatólogo.
La Dra. Segurado, experta y dermatóloga profesional asesora de NIVEA, explica que el índice UV es una medida que indica la intensidad de la radiación ultravioleta del sol sobre la superficie terrestre. “Como acabamos de ver, cuanto más alto es el índice, mayor es el riesgo de sufrir daños en la piel, incluso en exposiciones cortas y aunque no sintamos calor. Por eso, es fundamental consultarlo a diario, especialmente en verano”, señala antes de explicar que actualmente, existe mucha desinformación al respecto. “El 57 % de españoles afirma tener dudas sobre cómo hacer un buen uso de la protección solar, lo que evidencia la necesidad de educar mejor en este aspecto. Desde NIVEA SUN, en colaboración con la Asociación Española Contra el Cáncer, estamos trabajando activamente para cerrar esa brecha de conocimiento y fomentar hábitos solares seguros”, aclara.
La Dra. Marta González, dermatóloga de IMC, explica que la cultura visual —impulsada por décadas de publicidad, moda y redes sociales— ha idealizado el bronceado como sinónimo de salud, atractivo y estatus. “El daño solar no siempre es inmediato: como sus consecuencias (arrugas, manchas o cáncer de piel) pueden aparecer años después, muchas personas no perciben el riesgo real. Y en el caso de los adolescentes, la impulsividad y la necesidad de aprobación social refuerzan esa conducta de riesgo”, asegura a SModa.
La dermatóloga explica que las horas comprendidas entre las 12 y las 16 concentran la mayor intensidad de radiación UVB, que es la responsable de las quemaduras solares y del daño directo al ADN celular, lo que eleva considerablemente el riesgo de cáncer de piel. “Aunque se utilice protector solar, la exposición directa en ese tramo horario sigue siendo arriesgada porque ningún fotoprotector bloquea el 100% de la radiación. Además, si no se aplica correctamente o no se reaplica tras el sudor o el baño, la protección disminuye. Lo más seguro en ese horario es evitar el sol directo y buscar sombra”, recomienda. “Es importante entender que ni el protector solar ni ningún producto actúan como un escudo invencible. Si continuamos al sol en esas horas sin tomar precauciones adicionales, como buscar la sombra o cubrirnos con ropa adecuada, la piel sufre igualmente”, matiza la Dra. Segurado.
El estudio ALL, una encuesta mundial de los laboratorios Pierre Fabre, indica que el 47% de los españoles confiesa exponerse al sol entre las 11:00 y las 16:00 horas. Pese a ser conscientes de que es una franja horaria perjudicial, aseguran que es la única a la que pueden exponerse al sol (48,2%) o es la que coincide con sus actividades cotidianas (47%).
Las redes sociales promueven peligrosas tendencias como la de intentar broncearse sin protección para tener marcas de sol y en la serie Éramos mentirosos, de Amazon Prime, uno de sus atractivos protagonistas se niega a utilizar protección. “¿Acaso no te vas a echar crema?”, le pregunta uno de los personajes. “No. Ya no creo en la protección solar”, dice. Y en ningún momento sus palabras tienen consecuencia alguna, por lo que esa frase simplemente es empleada como un acto de rebeldía, pero jamás alguien habla del peligro de lo que dice.
Sergio San Segundo, Marketing Manager de Frezyderm España, indica que pese a que cerca del 80% de la población afirma utilizar protección solar cuando se expone al sol, en los últimos meses han ganado terreno en redes sociales ciertos discursos que trivializan los riesgos de la radiación solar. “Algunos incluso desaconsejan el uso de fotoprotectores, generando confusión, especialmente entre los más jóvenes, que son quienes más consumen estos contenidos. En este contexto, es esencial comunicar con responsabilidad, combatir la desinformación y acompañar a las familias con mensajes claros, contrastados y adaptados a sus necesidades reales”, explica. “Aunque creemos que gran parte de la sociedad ha asumido ya los riesgos que conlleva una exposición al sol sin la protección adecuada, es fundamental seguir educando y recordando que la fotoprotección no es estacional ni pasajera. Debe formar parte de nuestra rutina diaria los 365 días del año, como herramienta clave para prevenir el envejecimiento prematuro y enfermedades como el cáncer de piel”, dice.
La Dra. González comenta que las redes sociales amplifican esta conducta de riesgo al promover, a través de algoritmos, contenidos aspiracionales que vinculan el bronceado con un ideal de belleza. “Esto genera un efecto de comparación constante, especialmente en los adolescentes, que son más vulnerables a la presión social. Al verse expuestos a imágenes de influencers y creadores que lucen cuerpos bronceados, muchos jóvenes interiorizan la idea de que para gustar o encajar, deben exponerse al sol. Y como vemos, el problema radica en que esta exposición muchas veces se hace sin protección o durante las horas más peligrosas”, explica. Por ello, señala que es crucial educar en el pensamiento crítico, mostrar las consecuencias reales del daño solar y promover referentes que valoren el cuidado de la piel como parte de la salud, no solo de la estética. La Dra. Marta González añade que a través de mensajes claros y ejemplos positivos, es posible aprovechar el potencial de estas plataformas para fomentar hábitos saludables y proteger la piel desde una edad temprana. Porque por más que el bronceado pueda parecer estético a corto plazo, tiene un coste elevado para la salud si no se hace adecuadamente.
“Los algoritmos refuerzan el contenido que genera más interacción, y muchas veces eso incluye imágenes de cuerpos bronceados, retos virales peligrosos o consejos de exposición solar sin base médica. Esto crea una burbuja en la que los adolescentes sienten presión por alcanzar un ideal que pone en peligro su salud. Como dermatólogos, debemos contrarrestar estos mensajes con educación, referentes positivos y campañas que expliquen que una piel cuidada y protegida es siempre más atractiva y saludable”, señala el Dr. José Luis López Estebaranz. Por más que los adolescentes son quienes siguen las tendencias más peligrosas para broncearse a causa de su mayor exposición a las redes sociales, Lucía Altozano, especializada en dermofarmacia, longevidad celular y nutricosmética, destaca desde la farmacia Skinpharmacy que el mejor antimanchas en verano va más allá del uso del fotoprotector, teniendo un enfoque integral que comienza por regular los pigmentos responsables de las manchas. “A partir de los 30, usar protector solar sin activos reguladores de la melanina es como llevar un paraguas con agujeros”, advierte. Porque si para algunos los motivos de salud no son suficientes, quizás sí lo sean los estético
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