La sucesora de Anna Wintour en ‘Vogue’ es Chloe Malle, hija de Candice Bergen y Louis Malle
Después de meses de especulaciones, la histórica directora de la edición estadounidense de ‘Vogue’ ha designado a la que será la nueva ‘head of content’ de la cabecera


Lo adelantaba ayer la periodista Lauren Sherman en su newsletter Puck news: Chloe Malle ha sido la elegida por Anna Wintour para liderar la edición norteamericana de Vogue. Un rumor que venía sonando desde que la magnate de melena rubia dejara ese puesto en la cabecera el pasado junio. Al fin y al cabo, era la única con el cargo de directora: ella fue quien, hace cuatro años decidió cambiar ese nombre por el de ‘jefas de contenido’ de cada edición de la revista.
Malle comenzó a colaborar en Vogue en 2011, escribiendo sobre bodas y crónicas sociales neoyorquinas. Escribía como freelance sobre el tema para The New York Times, The Wall Street Journal o WWD, entre otros. Hace dos años entró en plantilla de Vogue y actualmente coordinaba la web y copresenta el podcast semanal de la cabecera, Run through with Vogue. Considerada una de las acólitas de Wintour, su nombre empezó a sonar al lado de otras compañeras de profesión más veteranas, como Nicole Phelps, Virginia Smith o Sarah Moonves. Sin embargo, el sector dio por hecho que sería ella cuando se le encomendó el encargo de coordinar la portada (entrevista incluida) con Lauren Sánchez coincidiendo con su boda con Jeff Bezos. Ahora que se rumorea que el dueño de Amazon podría comprar Condé Nast, editora de Vogue, a medio plazo, un encargo de esa envergadura colocó a Malle como la primera de la lista de posibles sucesoras.

Hace dos días, conscientes de que el anuncio oficial era inminente, The New York Times se puso en contacto con Malle. La periodista confesó al diario que se sentía “una nepobaby orgullosa”, dado que las redes sociales han criticado el entonces posible nombramiento por su árbol genealógico: es hija del director Louis Malle y la actriz Candice Bergen, la misma que, ironías de la vida, interpretó a la directora de Vogue en Sexo en Nueva York.

Cuenta Lauren Sherman sobre las razones de su nombramiento que Anna Wintour siempre ha buscado a gente de su cuerda para el puesto de jefa de contenidos de sus cabeceras. La directora global de Condé Nast ha optado por Malle porque “no quiere provocar, sino buscar soluciones, y Malle opone poca resistencia”. No es tan conocida para los lectores de revistas de moda como Phelps o Mower, pero tiene una agenda social influyente y un perfil que quizá sea el necesario para la transformación que Wintour está creando en Vogue. Ya no se trata tanto de un conocimiento exhaustivo sobre la moda del momento, de olfato para saber lo que viene o de audacia para provocar con imágenes, sino de crear contenido cercano al entretenimiento puro y duro, de ser capaz de crear lazos estrechos con las marcas anunciantes y de manejar las redes y las plataformas digitales (todas) de forma interactiva.
De hecho, en sus declaraciones a The New York Times, Malle afirma tener planes propios para la revista. Propios, pero muy alineados con la deriva que ha imprimido Wintour a la cabecera en los últimos años: tener menos periodicidad impresa, fidelizar a la audiencia digital y reducir los textos en web a los estrictamente necesarios, signifique eso lo que signifique. Lo que implica, de algún modo, que su trabajo como nueva jefa de Vogue USA se centrará en colaboraciones con marcas en redes, eventos y demás acciones colaterales, es decir, terminar de convertir Vogue en una lucrativa plataforma de entretenimiento. Su mentora, Anna Wintour “sigue estando al final del pasillo”, como dice la propia Malle en el comunicado de su nombramiento. Ahora ejerciendo únicamente como directora global, es decir, como asesora del resto de jefas de contenido de las cabeceras de Condé Nast y como dueña y señora de la Gala del Met y Vogue World, el desfile anual que realiza en distintas capitales del mundo. Malle será su aliada para encarar esta etapa peliaguda para las revistas de moda, ejerciendo como en una especie de bisagra entre las marcas de lujo, en crisis, y una audiencia replegada en Instagram y Tiktok. Que todo cambie para que nada cambie.
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