Mitos sobre las bodas tipo cóctel y razones para evitar 3 horas de banquete
A pesar de que los cócteles en las bodas cada vez son más largos, las parejas todavía tienen mucho ‘miedo’ a que los invitados se queden con hambre o tengan que estar de pie todo el convite


Cuando era joven, mi padre trabajaba como extra en banquetes de la BBC (bodas, bautizos y comuniones) y aún recita los menús de carrerilla. Su favorito era el de boda, el “sota, caballo y rey”: “Entremeses fríos y calientes de primero, ensaladilla rusa, langostinos con mayonesa y vinagreta y cordero o cabrito de plato principal”. Casi el mismo menú que conservamos para la fiesta del pueblo. Este artículo es un extracto de ‘De Boda’, el boletín de ‘S Moda’ en primera persona sobre cómo se organiza un enlace. Si quieres recibirlo,puedes apuntarte gratis aquí.
Lejos ha quedado aquel convite que recuerda mi padre y que siempre terminaba con el corte a espada de la tarta. Después empezaron a entrar los canapés y el cortador de jamón, primero en bodas de postín, después, el cóctel se fue democratizando. Hoy en día la mayoría de parejas eligen el cóctel largo en detrimento de los típicos banquetes con menú completo y platos enormes. Eso hemos hecho también nosotros. “Cada vez hay menos pases en sala [platos que se sirven]”, asegura Sarai Chimeno, maitre y responsable de la finca Cuentos del Agua, en León.
A pesar de que el cóctel tiene más protagonismo que antes, aún hay ‘miedo’ a los banquetes completos tipo cóctel porque persisten muchos mitos. Así que, vamos a romperlos, con ayuda de Sarai.
Te quedas con hambre
“Al final, comes igual, tienes todos los pases de sala, pero enfocados de otra manera”, asegura Sarai. En lugar de los tres platos de un banquete tradicional, una boda de cóctel cuenta con más aperitivos, un plato principal y mesas especiales (como la mesa de quesos, el cortador de jamón o algún plato de showcooking, por ejemplo).
“Nunca dejaríamos que una pareja escogiera un menú tipo cóctel escaso ni demasiado liviano”, explica la maitre, que enfatiza que “aconsejar bien” es una de sus obligaciones como profesionales “tanto por el bien de los invitados como por el de la finca”.
También os digo, que realmente no creo que sea posible quedarse con hambre si además sumamos otra de las “tradiciones” que han adquirido los menús de boda con los años: la recena. Unas dos horas después del inicio de la barra libre, el equipo de cocina vuelve a la carga con mini hamburguesas, perritos calientes, pedazos de pizza y otros tipos de pinchos.
Comes de pie
Tenemos esta falsa creencia porque suele ser así durante el cóctel previo al banquete, que hay pocos asientos porque los invitados no pasan mucho tiempo en ese espacio. Sin embargo, en las bodas solo de cóctel los invitados se pasan unas tres horas, por lo que la estructura del espacio tiene que ser distinta: “Siempre hay mesas tanto altas como bajas con sus respectivas sillas y sombrillas para que todo el mundo pueda estar cómodo. “En nuestro caso, incluso, hay un porche precioso acondicionado con mesas y sofás”, explica Sarai. Por eso, si quieres hacer una boda así, es importante que elijas bien el lugar (en esta newsletter hablamos de cómo elegir el lugar adecuado para la boda que quieres).
Es más barato
Ni más barato ni más caro. Como todo, depende de lo que quieras/puedas gastarte, como con cualquier menú.

A pesar de los mitos que existen en torno a las bodas tipo cóctel, incluso a pesar de nuestros propios prejuicios (qué trauma con el comer bien, ni que hubiera vivido la guerra yo…), nuestra motivación para atrevernos con una boda de este tipo era que queríamos hacer algo más en línea a una fiesta de ‘prao’, que a una boda tradicional. Para nosotros, estos fueron los pros:
- Tanto los invitados como la pareja pueden interactuar más fácilmente unos con otros. Hemos oído muchas veces eso de que ‘no te da tiempo a ver a nadie’ y al tener tantos invitados de círculos y lugares diferentes queríamos poder estar con todos el máximo tiempo posible.
- Adiós al quebradero del sitting plan. No solo quién come con quién, también con quién come la pareja… Cada persona puede ir “cambiando de aires” cuando quiera.
- No estás 3 horas sentado, corriendo el riesgo de apalancarse. Cosa que especialmente a mí me suele pasar con frecuencia.
- Más variedad en la comida. Para los que nos gusta poco tomar decisiones y mucho probar todos los platos de la carta, la boda tipo cóctel es un auténtico placer.
- No cortas el rollo que se crea en el cóctel. Hemos vivido muchas bodas en las que los invitados se lo estaban pasando genial, incluso bailando a tope, y han tenido que entrar al comedor a sentarse…
- Nadie nos recibirá agitando su servilleta al aire como si hubiéramos ganado el Mundial.
No podía terminar sin recomendarte los consejos de Pablo Cantó para ser un experto ‘caza-canapés’ de boda. Te adelanto algunos: No hagas “el suricato”, crea fama y échate a beber… y sé amable.
Este artículo es un extracto de ‘De Boda’, el boletín de ‘S Moda’ en primera persona sobre cómo se organiza un enlace. Solo tienes queapuntarte aquí para recibirlo gratis.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
