Fernando Belzunce, periodista: “Esta es una profesión que suele elegirse por vocación, no para enriquecerse”
El director editorial de Vocento publica un libro donde recoge testimonios de decenas de pforesionales sobre los grandes retos de la labor periodística en la actualidad


Una vez le preguntaron a la escritora y premio Nobel Svetlana Aleksiévich cómo grababa las entrevistas, si traía las preguntas escritas de antemano o las improvisaba, qué tipo de grabadora utilizaba. Pero ella nunca trabajó así. Ni tomaba notas ni registraba las entrevistas en ningún aparato. Podía quedarse sentada en el salón de la entrevistada durante horas. La imaginamos escuchando, sumida en la penumbra, sin ninguna prisa por marcharse. Aleksiévich hacía un tipo de periodismo que, aunque pertenezca al pasado, parece tan inalcanzable como el más remoto futuro.
Esta anécdota la recoge el periodista y director editorial de Vocento Fernando Belzunce, en el libro Periodistas en tiempos de oscuridad (Ariel, 2025). Aleksiévich es una de las decenas de profesionales que aparecen en la obra para tratar las principales preocupaciones del oficio en la actualidad. “Los problemas del periodismo se han globalizado”, afirma Belzunce en una de las salas de las oficinas de Vocento. “Te encuentras a un periodista de Sudáfrica, a otro de la India, y todos hablamos de los mismos temas: viabilidad del modelo de negocio, descrédito del periodismo, redes sociales, desinformación, auge de los movimientos políticos extremos, inteligencia artificial”, añade.
Para escribir el libro, Belzunce se reunió durante años con periodistas de distintos países. En lugar de volcar las conclusiones en formato de ensayo, optó por una opción más inesperada y, al mismo tiempo, lógica: hablar de periodismo a través del propio género periodístico. Todos los testimonios están narrados en primera persona, editados por Belzunce, y escritos de tal manera que, aunque él no aparezca, se intuye su presencia como entrevistador. “Está inspirado en la obra de Svetlana Aleksiévich, una maestra del periodismo documental”, dice. Con este libro, Belzunce rema en contra de la habitual reticencia del periodismo a hablar sobre sí mismo: “Pensé que se debía conocer la manera en que las irrupciones tecnológicas y corrientes políticas han alterado esta profesión”.
Periodistas en tiempos de oscuridad es un trabajo que interesará a cualquier periodista, pero también a cualquier persona preocupada por las amenazas que acechan al mundo. A lo largo de los distintos capítulos se repite la idea de que la democracia no se entiende sin un periodismo independiente. “La democracia no es solo que se pueda votar, también es un sistema de contrapesos”, sostiene Belzunce. Y añade: “Uno de los síntomas de que vivimos en tiempos de oscuridad son los ataques recurrentes y normalizados a los medios de comunicación”.
En la obra hay un villano, a quien casi nadie se resiste a nombrar, llamado Donald Trump. “Él es quien dijo que los periodistas pertenecen a una raza miserable”, recuerda Belzunce. Sin ir más lejos, el día de la entrevista, a mediados de septiembre, el periódico New York Times acababa de ser demandado por el presidente norteamericano por 15.000 millones de dólares, y el presentador Jimmy Kimmel ―que sería readmitido una semana después― había sido despedido por presiones del gobierno. “Trump es el gran inspirador de una corriente contra el periodismo”, explica Belzunce. “La prensa en Estados Unidos está más cuestionada que nunca. Hace 10 años un reportero iba a una casa y se le ayudaba porque se entendía que era un deber democrático”, defiende.

El director editorial de Vocento explica que los continuos ataques a los medios de comunicación han alimentado el clima de desconfianza hacia ellos. Según Reuters, en 2024 solo alrededor del 23 % de los encuestados confiaba en “la mayoría de las noticias, la mayoría del tiempo”. Por muchos errores que haya cometido el periodismo, dice Belzunce, no son suficientes para justificar la hostilidad que existe hacia ellos. “La mayor parte de los periodistas son gente recta, noble y seria. Es una profesión que suele elegirse por vocación; no para enriquecerse. El periodista está muy sensibilizado hacia el impacto que pueda tener su trabajo”, sostiene. Belzunce, además, niega que los medios estén condicionados por los intereses de poderes económicos: “Siempre puede haber algún caso, pero en la mayoría de periódicos hay independencia”.
Lamenta que muchos ciudadanos no sean conscientes de la manipulación a la que están expuestos en redes sociales. “No se sabe hasta qué punto hay grupos de interés haciendo inversiones económicas en redes para generar opinión. Se nos olvida que quien fuera el principal estratega político de Donald Trump, Steve Bannon, fue presidente de Cambridge Analytica”. De hecho, Carole Cadwalladr, la reportera de The Guardian que destapó el caso, relata en el libro el calvario que vivió a raíz de la investigación: “Parece mentira que una información tan importante para la cultura del periodismo, para las sociedades, para la democracia, me haya dado tantos problemas”.
El sentido del periodismo
El libro dedica muchas páginas a escuchar el relato de periodistas que se han jugado la piel por hacer su trabajo, y que a cambio han sufrido represalias del poder. Maria Ressa, periodista filipina-estadounidense, cofundadora del medio digital Rappler y Premio Nobel de la Paz en 2021 por su defensa de la libertad de expresión, fue objeto de una campaña masiva de acoso digital: llegó a recibir decenas de mensajes de odio por hora y más de medio millón de ataques contra su cuenta en redes sociales. “El hostigamiento, con tintes misóginos y amenazas de muerte, no fue casual, sino parte de una estrategia coordinada para desacreditarla y silenciar su labor periodística”, afirma Belzunce.
Una de las grandes preguntas que plantea el libro es por qué los periodistas, después de jugarse la vida, presenciar verdaderas atrocidades en campos de batalla o perder su libertad en la cárcel, regresan una y otra vez a su trabajo. “Vuelven porque quieren que se sepa lo que pasa. El periodismo no sirve para cambiar el mundo, sirve para garantizar el derecho de la gente a estar informada”, resume Belzunce. Una periodista española, que ha estado en primera línea, lo expresa de forma clara en el libro: “Para mí hay una necesidad de que los demás puedan decir: yo lo sabía”. “Ella misma reconoce que el mundo no ha mejorado, pero considera —como tantos otros— que sería todavía peor sin el periodismo”, asegura el autor.
Aunque son tiempos de oscuridad, siempre queda espacio para el optimismo y para resaltar buenas noticias. Una de ellas es la convicción, casi unánime, de que el periodismo, en cualquiera de sus formatos, nunca va a desaparecer. La otra es que el modelo de suscripción, que poco a poco se abre camino, fomenta el periodismo de calidad, que es lo que atrae nuevos lectores. “La publicidad te empuja a otra cosa: obliga a producir contenidos que generen grandes volúmenes de audiencia. En Inglaterra, antiguamente, se diferenciaba la prensa seria de la sensacionalista por el tamaño del periódico en papel. Ahora la distinción está entre los de pago y los gratuitos: los primeros son la prensa seria; los segundos, la sensacionalista”, señala Belzunce.
La mayor innovación en el periodismo, como demuestra Aleksiévich, a veces no tiene nada que ver con la tecnología. De hecho, consiste en dejar el móvil, bajar a la calle, pasear, poner la oreja en conversaciones ajenas y, sobre todo, saber escuchar. La periodista bielorrusa deja en el libro una hermosa descripción de lo que, para ella, es una buena entrevista: “La aprobación más alta se produce cuando una persona, tras haber pasado con ella toda la jornada en su casa, me decía: ‘Por Dios, no era consciente de que sabía todas estas cosas. Jamás habría pensado que pudiera tener dentro estos pensamientos, estos sentimientos. Gracias a ti lo estoy sacando fuera”.
Tendencias es un proyecto de EL PAÍS, con el que el diario aspira a abrir una conversación permanente sobre los grandes retos de futuro que afronta nuestra sociedad. La iniciativa está patrocinada por Abertis, Enagás, EY, Iberdrola, Iberia, Mapfre, Novartis, la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Redeia, y Santander, WPP Media y el partner estratégico Oliver Wyman.
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