Haití busca un plan para salir del abismo: cómo recuperar la economía en mitad de la peor crisis de seguridad
Bancos de desarrollo preparan programas de inversión en infraestructura, servicios sociales y apoyo al sector privado para una eventual desescalada de la violencia. Pero la realidad es que la situación empeora


Los haitianos no solo se enfrentan a una de las peores crisis de violencia de su historia reciente, en la que han muerto unas 8.700 personas entre principios de 2024 y junio de 2025, sino a vivir en uno de los países más pobres del mundo, con una inflación del 26,9% y con un PIB que lleva cinco años consecutivos de decrecimiento. Bancos de desarrollo, a petición del gobierno de transición, han tratado de elaborar planes de recuperación para un país que, en los últimos 15 años, ha vivido el devastador terremoto de 2010, el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021 y la dimisión del primer ministro Ariel Henry en 2024, la mecha que hizo estallar la actual ola de inseguridad. Un proyecto ha mirado a Puerto Príncipe y otro, a la región del Gran Norte, en un intento por descentralizar la inversión. Pero su desarrollo e implementación está siendo mucho más complejo de lo previsto.
“Se estima que Puerto Príncipe está controlado en un 90% por las bandas en este momento”, reconoce Anne-Lucie Lefebvre, gerente del Banco Mundial en Haití, en una videollamada con este diario. Este control casi absoluto de la capital y la escalada de violencia ha sido el origen ―pero también el gran dolor de cabeza― de un plan de recuperación en el que el Banco Mundial había trabajado en el último año, en conjunto con la Unión Europea y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Se estima que Puerto Príncipe está controlado en un 90% por las bandas en este momentoAnne-Lucie Lefebvre, gerente del Banco Mundial en Haití
En mayo de 2024, el recién instalado gobierno de transición solicitó una Evaluación rápida del impacto de la crisis (RCIA) para calcular las pérdidas y definir las inversiones prioritarias. En diciembre, el Banco Mundial estimó que el país había perdido desde 2019 más de 9.000 millones de dólares (7.774 millones de euros). También determinó que, para una primera intervención salvavidas, se necesitarían 1.300 millones de dólares para invertir hasta 2026 en infraestructura, seguridad, protección social y recuperación económica, según detalla Lefebvre. El Gobierno estaba listo para empezar a implementar el plan pero, unos meses después, la violencia se recrudeció.
Solo entre enero y junio de este año, 3.141 personas fueron asesinadas y se alcanzó una cifra récord de 1,3 millones de desplazados internos desde el inicio de la crisis. En junio, la embajada de Estados Unidos pidió a sus ciudadanos que abandonaran la isla “lo antes posible”. La ONU ha alertado de que las bandas criminales se han expandido fuera de la capital, cometiendo asesinatos, violaciones y secuestros. En abril, en una mesa redonda entre miembros del Gobierno y el Banco Mundial, se hizo patente la necesidad de actualizar el plan.

Mounir Mahmalat, uno de los autores del RCIA original, reconoce que, en este momento, el banco no tiene la capacidad de “ejecutar físicamente” los proyectos de infraestructura previstos en el plan original. “La situación de seguridad empeoró en lugar de mejorar, que era el principio básico del RCIA”, admite Mahmalat en la misma videollamada que Lefebvre, pero explica que, actualmente, sí pueden avanzar en la evaluación de necesidades y en la coordinación.
El nuevo RCIA, alineado con la “nueva realidad”, ya está prácticamente listo y a la espera de la aprobación del Gobierno. “No podemos hablar de cifras, pero estimamos que aproximadamente la mitad de las intervenciones que habíamos identificado seguirían siendo viables”, asegura Mahmalat.
Descentralizar e invertir en el Gran Norte
Ante la experiencia vivida por el Banco Mundial, el BID ha planteado un destino de inversión distinto: la región del Gran Norte. Corinne Cathala, representante del BID en Haití, explica que esta región es uno de los mayores centros económicos del país. “El Gobierno decidió priorizar la región norte en un plan de recuperación de mediano y largo plazo para los próximos cinco años. Empezaremos por esta región y luego seguiremos con otras. Probablemente el sur sea la segunda”, afirma Cathala en una videollamada con EL PAÍS.
El Gran Norte de Haití está integrado por los departamentos del Norte, Noreste y Noroeste. En el Norte, en la ciudad de Cabo Haitiano, está ubicado el único aeropuerto internacional funcional, porque el de Puerto Príncipe cerró por la crisis. También está el Parque Industrial de Caracol, inaugurado tras el terremoto de 2010 en un intento por atraer inversión extranjera y generar empleo, y zonas turísticas como Labadee donde paran los cruceros.
Pero esta zona, además, ha sido un destino para quienes huyen de la capital. Wolf Pamphile, director del think tank Haiti Policy House, explica que tras el terremoto hubo una primera migración masiva hacia esa región. “Ahora, el norte experimenta otro boom migratorio y muchos haitianos ricos están comprando casas allí. Si vas al norte este fin de semana, te preguntarías ¿es este el mismo país con las bandas?”, explica Pamphile en vídeollamada y agrega que el norte, por coste-beneficio, es un buen comienzo para invertir. “Aunque se debe mirar a otras ciudades”, resalta.
Si vas al norte este fin de semana, te preguntarías ¿es este el mismo país con las bandas?
El plan, que está en redacción, se enfocará en tres pilares. El primero, de desarrollo económico y el fortalecimiento del sector privado, se dedicará a la construcción de infraestructura y diversificación económica. El segundo pilar, de servicios básicos y desarrollo del capital humano, se concentrará en transferencias sociales. Y, finalmente, el área de fortalecimiento institucional brindará al Estado herramientas de seguridad, justicia, fortalecimiento fiscal y digitalización de servicios gubernamentales. Cathala espera que para finales de 2025 se pueda definir un presupuesto, las inversiones necesarias y las áreas de las que se va a encargar cada donante.
El Plan de Recuperación y Desarrollo a Medio Plazo 2025-2030 del BID se diferencia del RCIA del Banco Mundial no solo en la región donde se hará la inversión, sino en el énfasis que dará al sector privado. “Si no hay sector privado, no hay creación de empleos para los jóvenes. ¿Y eso qué hace? Que se vayan a las pandillas. El fortalecimiento del sector privado, especialmente local, es esencial para fomentar el crecimiento económico inclusivo, generar empleo y diversificar la economía haitiana”, sostiene Cathala y añade que el objetivo del plan será promover las alianzas público privadas, facilitar el acceso a nuevos mercados y mejorar el entorno regulatorio.
Un documento del Banco Mundial ya advertía de que la economía de Haití se había contraído un 8,5% en la última década. Señala, además, que el entorno empresarial de Haití se había deteriorado progresivamente de 2018 y que, a partir de 2021, la caída se había acelerado. La violencia, dice la institución financiera, interrumpió las cadenas de suministro y llevó al cierre de centros de producción y de empresas.
Alternativas económicas
Para Cathalá, del BID, la descentralización de los servicios en otras regiones puede ayudar a la capital. Sin embargo, Robert Fatton, profesor emérito de la Universidad de Virginia y autor de varios libros sobre Haití, advierte de que no es la primera vez que se invierte en esta región con la misma idea. “Tras el terremoto de 2010, el Clinton Bush Haiti Fund también pensó que Cabo Haitiano podría ser un polo de desarrollo aprovechando la mano de obra barata para exportar a EE UU y Europa. Eso no funcionó muy bien”, recuerda Fatton. Hoy, añade, el sector privado aún es muy débil.
Para Fatton, la inversión clave para el desarrollo está en la agricultura. “Hace 50 años, Haití era autónomo en producción de alimentos. Pero eso cambió porque se puso énfasis en abrir la economía y reducir los aranceles en una economía débil y sin capacidad competitiva. Hoy, casi todo lo que consumen los haitianos es importado”, afirma el investigador. Aunque reconoce la necesidad de descentralizar Haití, se teme que planes como estos “no cambien la naturaleza de la economía haitiana” y la desigualdad.
El director de Haiti Policy House está a la expectativa de la actualización del RCIA del Banco Mundial y de la hoja de ruta que trazará el BID, especialmente en lo que tiene que ver con sector privado. “Usualmente, cuando hablan de sector privado, hablan del top 10, las empresas más grandes, que son el 5%. Pero al final del día, son los pequeños comercios los que sostienen la economía y generan empleo. Además, el país tiene una alta tasa de informalidad. ¿Esas personas también forman parte del plan?”, pregunta.
Ambos expertos, además, advierten que hasta que no se garantice la estabilidad y seguridad en el país, cualquier inversión puede ser riesgosa y poco sostenible. “Si quieren que funcione, tiene que haber cierta estabilidad institucional y política, pero eso no va a pasar pronto, porque el Gobierno no tiene control sobre lo que pasa en Puerto Príncipe”, se teme Fatton. Pamphile anota que todo dependerá de los resultados que dé la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, autorizada por la ONU y dirigida por Kenia, y de una eventual convocatoria a elecciones. El autor del RCIA, por su parte, reconoce que el principal motor para resolver la seguridad de Puerto Príncipe “no va a ser el desarrollo”, al menos por ahora. “Pero una vez llegue una respuesta de seguridad más firme o eficaz, se necesitará un plan de desarrollo para que esos esfuerzos sean sostenibles. No basta con enviar gente armada, hay que recuperar la confianza en las instituciones”, concluye.
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