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Haití, entre los cinco países del mundo con riesgo de inanición: “No hacer nada no es una opción”

Tres millones de haitianos entraron en una fase de emergencia alimentaria, según la FAO y PMA. Su último reporte también advierte de que en Bolivia y Colombia, la inflación, el cambio climático y la violencia amenazan la seguridad alimentaria

Familia recibe ayuda del Programa Mundial de Alimentos en Puerto Príncipe, Haití.
Noor Mahtani

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La crisis perenne de Haití no da tregua. Los desplazamientos forzados a causa de las más de 180 bandas criminales en control del país, la pérdida de cultivos y la pobreza están vaciando los platos de millones de haitianos. El último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y Programa Mundial de Alimentos (PMA) revela que este es uno de los cinco países del mundo con mayor riesgo de inanición, es decir un estado avanzado de desnutrición en el que el cuerpo comienza a descomponer tejidos vitales para sobrevivir. La mitad de la población de Haití, unos 5,7 millones, pasa hambre. De ellos, casi 3 entraron en una fase catastrófica o de emergencia entre marzo y junio. Ahora, con el inicio de la temporada de huracanes, las perspectivas sólo empeoran. “No hacer nada no es una opción”, sentencia Lola Castro, directora regional del PMA.

El estudio Puntos críticos de hambre. Alertas tempranas de la FAO y PMA sobre inseguridad alimentaria aguda señala la violencia y los desastres como principales causas de inseguridad alimentaria en el país caribeño, quien encabeza por tercer año consecutivo en el informe. Esta vez, junto a Palestina, Sudán, Sudán del Sur y Mali. Uno de los factores comunes en estos cinco puntos críticos es la violencia armada. En 2024, los conflictos aumentaron en el mundo un 25% en comparación con 2023, y los datos de principios de 2025 muestran la probabilidad de que persistan los altos niveles de violencia. Es por ello que ambas organizaciones advierten de que es probable que la crisis alimentaria empeore en 13 países y territorios.

Castro insiste en el deterioro de la situación en Haití y se reconoce “más preocupada que nunca”. “Desde 2018, sólo hemos visto empeorar la situación alimentaria. Y me atrevo a decir que no sólo afecta a los haitianos, sino a toda la región”, explica por teléfono. La creciente violencia ha obligado a millones de haitianos a migrar a Estados Unidos o República Dominicana, donde sobrevive de la agricultura y la construcción casi una décima parte de su población que esquiva las durísimas políticas migratorias del país vecino.

Residents displaced by gang attacks take refuge at Kenscoff town hall during an anti-gang operation in the Kenscoff district, in Port-Au-Prince, Haiti on February 03, 2025

“Lo que hace falta para atajar el hambre en Haití es paz y que pare de una vez por todas el conflicto”, narra la experta, quien recientemente visitó el país. “Hemos visitado ciudades que de una semana a otra pasan a necesitar ayuda humanitaria y a ser desplazados por la violencia. Se queman barrios enteros, la gente abandona sus cultivos, tienen que migrar, la gente que está hacinada en centros de desplazados no tiene acceso a cocinas… La violencia tiene consecuencias terribles en la seguridad alimentaria”, asegura.

Desde el primero de junio, además, Haití tiene otra amenaza: la temporada de huracanes en el Atlántico, que empieza aún sin apaciguar los estragos de las tormentas del año pasado como Milton, Beryl o Helene en 2024. Los pronósticos prevén entre 13 y 19 tormentas tropicales, de las cuales entre seis y diez se pueden convertir en huracanes que, cuando llegan a países con endebles infraestructuras y poca prevención de desastres, como Haití, arrasan con cosechas, viviendas e incluso se cobran cientos de vidas.

Castro lamenta también la infrafinanciación de las organizaciones —no sólo por los recortes de Usaid— para aminorar estas cifras y amenazas que se sienten en cada almuerzo. “Para Haití, estamos buscando al menos 46 millones de dólares en los próximos seis meses. Tenemos los almacenes de comida para estas temporadas prácticamente a la mitad. Estamos escuchando el reloj sonar”, narra.

15% y 19% de personas con hambre en Colombia y Bolivia

Haití no es el único país de la región que preocupa seriamente a ambas organizaciones. El informe también pone la lupa en Colombia y Bolivia, con cifras críticas, aunque por razones muy diferentes. En el primero, unos 7,8 millones de personas (15% de la población) sufren inseguridad alimentaria aguda y necesitan asistencia urgente en 2025. A pesar del trabajo coordinado con el Gobierno nacional, los esfuerzos no son suficientes, asegura Castro. El desplazamiento es la principal razón que impulsa este problema. Los confinamientos y los desastres desplazaron en marzo de 2025 a 695.000 personas. “Hay una reducción notoria de los últimos tres años por el trabajo con el Gobierno, por la búsqueda de la paz total, pero hay temas latentes que no han cambiado aún”, lamenta.

El caso de Bolivia, sin embargo, tiene que ver con la inflación del país. A diferencia de otros países como Haití, narra Castro, se produce comida en el país, pero la canasta básica es tan cara que se vuelve inaccesible para la clase trabajadora. De acuerdo a esta investigación, el 19% de la población —unos 2,2 millones de bolivianos— no tiene acceso a una alimentación adecuada.

Protesta contra el Gobierno de Bolivia, ante el encarecimiento de los alimentos.

La crisis climática es otra de las razones fundamentales de la malnutrición en el país. El año pasado, los incendios quemaron 12 millones de hectáreas, muchas de ellas, de suelo productivo. Además, el presidente Luis Arce declaró la emergencia nacional, calificando las inundaciones de final de año como la crisis climática más grave en 40 años. “Todo esto, repercutirá en la cosecha del maíz”, narra. “Las consecuencias de la violencia y el calentamiento global están siendo muy fuertes en la región. Y aunque hay intentos de resistir y agricultores que siguen llevando la comida a los platos, es muy serio”, concluye.

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