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Sin leche de fórmula para los bebés de Gaza: “Mi hija grita de hambre y yo lloro con ella”

Israel bloquea desde hace semanas la entrada de la asistencia necesaria para alimentar a los recién nacidos, según denuncian la OMS y Unicef

Leche de fórmula bebés en Gaza

“Desde las seis de la mañana hasta las 11, intento darle el pecho. Pero no se sacia, llora durante horas de hambre, y yo lloro con él. Lloro porque no tengo nada que darle”. Hadeel Abu Ghali, madre de un recién nacido prematuro de 2,3 kilos, relata la angustia diaria de intentar alimentar a su hijo sin éxito en Gaza. El bloqueo que Israel impuso sobre la Franja el pasado 2 de marzo ha hecho casi imposible desde entonces conseguir suministros humanitarios básicos, que entran a cuentagotas y no cubren las necesidades de los más de dos millones de habitantes, especialmente en el norte de la Franja, donde la situación es aún más desesperada. Pero aunque la escasez de alimentos afecta a toda la población, golpea con especial dureza a los recién nacidos, para los que desde hace semanas se ha vuelto casi imposible encontrar leche de fórmula.

“Siempre me quedo sin leche después del cuarto mes. Me pasó con mis otros hijos, pero antes podía comprar leche de fórmula fácilmente. Hoy no hay leche, no hay dinero, no hay esperanza”, explica Abu Ghali. Una simple lata de dulces, que antes usaba para estimular la lactancia, ha pasado de costar dos dólares a 40, siempre y cuando consiga encontrarla en el mercado.

Organismos como Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han solicitado reiteradamente el acceso de leche infantil a Gaza. Sin embargo, estos productos siguen bloqueados, incluso cuando se almacenan a escasa distancia de los puntos de entrada, según denuncian fuentes médicas y humanitarias. “Nuestros camiones con asistencia humanitaria, incluida leche de fórmula, llegan hasta el paso fronterizo de Egipto [Rafah] y allí descargan la mercancía, pero no pueden conducir hasta nuestros almacenes dentro de la Franja”, cuenta Rosalia Bollen, de Unicef Palestina, en una conversación telefónica con este diario.

El bloqueo de la entrada de leche infantil es un crimen moral y humanitario grave
Abdullah Sharshara, presidente de la Asociación Ajyal para la Creatividad y el Desarrollo

Según datos recientes de la ONG gazatí Asociación Ajyal para la Creatividad y el Desarrollo, 1.360 bebés menores de seis meses enfrentan un peligro inminente por hambre y falta de atención sanitaria básica. “El bloqueo de la entrada de leche infantil es un crimen moral y humanitario grave”, denuncia Abdullah Sharshara, presidente de la organización, para quien “lo que está ocurriendo es un ataque directo contra los grupos más débiles, porque miles de bebés en Gaza dependen de la ayuda humanitaria como su única fuente de nutrición”. Según ha alertado la ONU, toda la población de la Franja pasa hambre y medio millón se encontrará en una situación extrema de aquí a septiembre si Israel sigue sin dejar entrar la ayuda humanitaria que se precisa. Desde el 7 de octubre de 2023, han muerto en la Franja más de 58.500 personas, entre ellas, casi 18.000 niños, según los datos del Ministerio de Sanidad de Gaza, que controla Hamás.

Hadeel Abu Ghali sostiene a su hijo recién nacido en Gaza. El bebé nació prematuro, con tan solo 2,3 kilos de peso.

Fidaa Halles, madre de una bebé de dos meses, también sufre las consecuencias de esta escasez de leche. “Mi hija Amira nació cuando el hambre ya golpeaba con fuerza. Ni siquiera los alimentos más básicos estaban disponibles. Y yo, después del parto, estaba agotada, perdí mucha sangre y mi rostro se volvió pálido y azulado del cansancio y la debilidad”, cuenta. La mujer recibió el alta del hospital Al Awda solo ocho horas después de haber dado a luz. “No había nada para compensar la sangre que perdí. Solo comí sopa de lentejas sencilla y bebí agua de lentejas durante 10 días. Pero mi cuerpo seguía colapsando; los calambres y la fatiga eran insoportables”, recuerda.

Cuando dio a luz, Fidaa recibió dos latas de leche de fórmula. “Fueron un salvavidas”, describe, pero la leche se acabó pronto y no pudo reemplazarla. “He buscado y preguntado a muchas organizaciones, pero no hay nada. Una amiga me dio una lata de leche, pero ya se acabó, y mi hija grita de hambre, y yo lloro con ella. No sé cómo detener este dolor”, se aflige la mujer.

Consecuencias graves e inmediatas

La doctora Rana Abu Zaitar, jefa del Departamento de Nutrición Terapéutica del hospital Al Awda, advierte que esta situación tiene consecuencias médicas graves e inmediatas. “La catástrofe está en que a un niño, en sus primeros meses de vida, no se le puede dar ningún alimento ni bebida que no sea leche materna o leche de fórmula, ni siquiera el agua está recomendada. Pero ahora no hay ni una ni otra”, explica.

La falta de leche de fórmula empuja a las madres a prácticas desesperadas. Según la doctora Abu Zaitar, bajo la presión del hambre y la impotencia, algunas mujeres recurren a soluciones que pueden llegar a amenazar la vida de sus hijos: “Algunas les dan agua de arroz, almidón o hierbas solo para calmar el llanto provocado por el hambre. Otras empiezan a introducir alimentos sólidos muy pronto, lo que contradice totalmente las recomendaciones de la OMS”.

Los bebés son más propensos a infecciones intestinales, estreñimiento, anemia, cólicos severos, infecciones cutáneas por hongos debido a la inmunidad debilitada
Rana Abu Zaitar, jefa del Departamento de Nutrición Terapéutica del hospital Al Awda

Las consecuencias sanitarias de la desnutrición o la introducción de alimentos antes de tiempo son graves. “Los bebés son más propensos a infecciones intestinales, estreñimiento, anemia, cólicos severos, infecciones cutáneas por hongos debido a la inmunidad debilitada”, describe la médica. Y añade: “Peor aún, han empezado a aparecer casos de meningitis entre los lactantes, y hay trastornos proteicos por malnutrición, mientras que los medicamentos específicos para estas afecciones están completamente ausentes en hospitales y centros de salud”. Según coinciden todos los expertos, la desnutrición en niños menores de cinco años puede tener consecuencias en su desarrollo físico y cognitivo el resto de su vida.

Pero la crisis alimentaria va mucho más allá. El bloqueo de suplementos nutricionales, vitaminas prenatales y alimentos adecuados para mujeres embarazadas y lactantes genera un efecto en cascada que termina dañando a los bebés y a sus madres. Abu Zaitar recuerda que “entre el 50% y el 60% de las mujeres lactantes sufren malnutrición en distintos grados, de moderada a severa”, lo que afecta directamente a su capacidad para producir leche. “Muchas padecen anemia, mareos, desmayos, problemas de visión, y algunas dejan de producir leche por completo debido a la presión psicológica y la desnutrición”, apunta.

En consecuencia, aumentan el número de partos prematuros y de bebés de bajo peso. “Muchas mujeres dan a luz antes de tiempo debido a la debilidad física, el estrés constante y la inseguridad alimentaria”, añade.

Abu Ghali lo confirma: “Mi hijo nació antes de término porque no comí lo suficiente durante el embarazo. Desde entonces no he probado una sola comida nutritiva. Pero eso no importa. Lo que importa es que mi hijo no muera de hambre”.

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