El mejor libro del año está en Ferraz
Los jueces ayudan a Leire Díez a escribir su gran obra, un thriller en el que los malos parecían buenos


Desengáñese. El mejor libro del año no es aquel que le ofrecemos hoy en estas páginas después de sesudos análisis y votaciones para ayudarles a elegir. Pero en qué estábamos pensando, panda de iluminados. Déjense de Javier Cercas, de Arundhati Roy o de Samanta Schweblin y tengan un poco de paciencia. El mejor libro del año es el que está por escribir y que nos promete Leire Díez, que ha hecho todo lo que ha hecho porque es una investigadora nata, en acción, que avanza con tesón hacia un best seller que no ha llegado a tiempo esta Navidad a las librerías, pero sí al juzgado. A falta de un escritor de apoyo, los jueces la están ayudando y lo hacen a toda máquina.
Este libro no llega a la altura literaria de un Nobel, claro, pero lo tiene todo. La novela arranca una noche aciaga e invernal en Extremadura, donde un candidato se lame las heridas porque ha perdido las elecciones. Él sabía que estaba condenado porque está procesado por un juez, porque apartó a varios compañeros para obtener aforamiento y cometió otras guarrerías, pero le tocaba interpretar el papel de adalid de la trinchera sanchista ante el fango derechista y ahora tiene que aguantar el tipo.
La intriga ya está servida: ¿Por qué se presentó en realidad, por qué esa resistencia en el territorio del fracaso? ¿Por qué el partido gobernante afronta el ciclo electoral con perdedores, uno tras otro? Mantendremos el suspense.
Y lo mantenemos porque, a partir de ahí, las tramas y subtramas empiezan a sucederse y se hacen trepidantes. Cada una ocurre en escenarios diferentes y parece no trenzarse, pero, de repente, algunos elementos empiezan a hacerlo. Un tal Cerdán que parecía pertenecer solo a una de las primeras tramas aparece de repente en la siguiente a través de su amigo y socio en Navarra. La SEPI también cobra brillo en unas y otras. Y la autora sabe de lo que habla, porque ella misma protagoniza un par de ellas. De momento.
La velocidad del thriller no se queda ahí. Mientras todo eso ocurre, varios hombres del partido gobernante son acusados de acoso sexual. La inacción es tan grave que la trinchera se empieza a anegar. Y la propia Isabel Díaz Ayuso, llamada a ser villana en este libro, comienza a cobrarse victorias porque los protagonistas, los que parecían buenos, están en la lona.
No haremos spoiler, el final está abierto. Pero ya saben ustedes que, en ocasiones, los malos ganan. Y que los zombis eran gente de fiar hasta que llegó el mordisco. O la mordida.
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